Los musulmanes ayunan
en la fecha..
■ La abstinencia sexual es parte vital en la celebración del periodo en el que se revelaron los primeros versos del Corán a Mahoma.
A los 35 años de edad, Abraham Rahman Khan es un rompecorazones. Es soltero y dueño de tres mueblerías en Caracas. Para las empleadas y algunas visitantes, entre clientas y amigas, hay que andarse con cuidado porque este libanés jovial no pierde ocasión para piropear sin llegar a propasarse. Pero, llegado el mes sagrado del Islam, Abraham se transforma y se exime incluso de mirar a las damas. Mucho menos de zambullirse en los opíparos almuerzos, encerrado con su hermano menor en la oficina. “Nada de comida, nada de cigarro, nada de sexo”, resume, solemne y domesticado, el próspero comerciante que, al igual que los 1.200 millones de musulmanes repartidos en todo el mundo, cumple religiosamente por un mes los preceptos del ramadán.
“Se trata de una fecha de enorme contenido religioso y personal, que los seguidores de Alá deben cumplir al pie de la letra, y cuyo mayor agravio consiste en romper el ayuno alimenticio durante el día, y más importante, el ayuno sexual”, explica Jorge Sayegh, psicólogo venezolano, de padres sirios, quien advierte que no sigue ninguna religión, pero comparte el profundo respeto con que los musulmanes, incluyendo sus progenitores, celebran esa fecha que consideran santa.
Se trata del mes sagrado, que toma su nombre del periodo en el que los primeros versos del Corán fueron revelados al profeta Mahoma hace más de 1.400 años, y que para conmemorarlo se practica el ayuno obligatorio y total -salvo para niños, ancianos, enfermos y embarazadas- desde el amanecer hasta el ocaso, así como también las plegarias y las buenas acciones. Los fieles que siguen el ramadán están obligados a la abstinencia sexual desde el alba hasta la puesta de sol.
“El objetivo de la privación es purificar el cuerpo, así como la autodisciplina”, explicó Sayegh.
Para aguantar todo el día sin probar bocado o líquido, las familias celebran antes del amanecer el suhur, la última comida previa a la salida del sol, y al final del día se reúnen para el iftar, la ruptura del ayuno.
De la mirada al pecado:
Sayegh explica que para las culturas árabes, sociedades en las que el sexo todavía permanece envuelto en el manto de lo prohibido, se trata de una condición normal, a la cual se han adaptado hasta los adolescentes más fogosos. Pero ese periodo de abstinencia -que este año comenzó el 9 de julio y terminará el 8 de agosto- genera tanta confusión que en muchos de los países del Medio Oriente se aconseja, a través de programas de televisión, lo qué está permitido y lo qué no debe hacerse.
Es el caso de la especialista Heba Kotb quien, desde Egipto, ofrece consejos sexuales a todo el mundo árabe desde su programa de consulta médica y su consultorio en línea, basándose en la religión islámica. La sexóloga, de 45 años de edad, establece lo que es haram (pecado) y lo que es ha- lal (permitido) de entre todas las prácticas sexuales, legítimas sólo en el marco del matrimonio según la tradición islámica.
Hay quienes le preguntan, por ejemplo, si el sexo oral es aceptable desde el punto de vista del Islam, tanto para el hombre como para la mujer, y ella le contesta que el sexo anal es “absolutamente haram “, así como la homosexualidad.
Respecto a la masturbación, la especialista explica que no es haram , pero tiene límites durante el ramadán, ya que esa práctica no puede sustituir las relaciones sexuales de pareja, al igual que no puede hacerlo la pornografía, que la sexóloga desaconseja enérgicamente.
Kotb advierte que sus consejos no son arbitrariedades sino que están inspirados en el libro sagrado de los musulmanes, el Corán, y los hechos y dichos del profeta Mahoma, los hadices . Es el Corán el que explica que la satisfacción sexual de la mujer es fundamental y debe ser una prioridad en el matrimonio.
Asimismo, las caricias preliminares tienen lugar destacado en la sexualidad islámica, ya que las relaciones deben incluir cariño y mimos.