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    CRISIS: ¿Por qué China ha desairado a Venezuela?



    El dinero es chino es buscado debido a la corrupción que atraviesa el gobierno sumado a la aguda escasez de divisas, que amenaza con paralizar a la economía.
    El dinero es chino es buscado debido a la corrupción que atraviesa el gobierno sumado a la aguda escasez de divisas, que amenaza con paralizar a la economía.

    La inversión china en el
    país pende de un hilo
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    Los chinos tras haber desembolsado más de $40,000 millones en distintos “proyectos”, los cuales dan señales de no estar avanzando.

    El régimen bolivariano, inmerso en una asfixiante crisis de liquidez, se esfuerza por persuadir a China de que mantenga abierta sus líneas de financiamiento, asegurándole que Nicolás Maduro ya descansa sólidamente en el poder y que protegerá los futuros desembolsos de la corrupción dentro de las filas del chavismo, dijeron analistas.

    El presidente de China, Xi Jinping y el vicepresidente Jorge Arreaza, junto a su esposa Rosa Virginia Chávez.
    El presidente de China, Xi Jinping y el vicepresidente Jorge Arreaza, junto a su esposa Rosa Virginia Chávez.

    Y es que Pekín ha dado señales de que podría reconsiderar su posición en Venezuela, en medio de las quejas del país asiático de que Caracas ha estado incumpliendo con los compromisos obtenidos y la percepción de un mayor riesgo de invertir en la nación sudamericana tras el fallecimiento de su fundador, el presidente Hugo Chávez.

    Pero las dudas sobre Venezuela habían comenzado incluso cuando Chávez estaba con vida, dijo Antonio De La Cruz, director ejecutivo de la firma de asesores Inter American Trends.

    “Los chinos se han desencantado con los venezolanos”, comentó De La Cruz.

    Evan Ellis, profesor de Estudios de Seguridad Nacional en la gubernamental Universidad de Defensa Nacional, coincidió.

    “Estaban ya muy frustrados porque los fondos que ingresaban a las cuentas del Bandes [Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela], no parecían llegar nunca a los distintos proyectos”, comentó Ellis, quien lleva años estudiando las relaciones de China con América Latina.

    “Estaban cada vez más frustrados porque los fondos no llegaban y porque ellos brindaban recomendaciones y no pasaba nada. Sentían que sus recomendaciones no estaban siendo escuchadas” agregó.

    Esas frustraciones y preocupaciones sobre la estabilidad del régimen tras el fallecimiento de Chávez obstaculizaron los esfuerzos del gobierno venezolano de conseguir que los chinos desembolsaran otros $4,000 millones en el denominado fondo pesando, instrumento de préstamos renovables que Venezuela cancela con envíos de petróleo.

    Funcionarios del gobierno venezolano no estuvieron disponibles para conversar con El Nuevo Herald.

    Los problemas con Pekín se hicieron evidentes durante una visita a China del canciller Elías Jaua en febrero, poco antes de que el régimen anunciara que Chávez había fallecido.

    Jaua había viajado a Pekín para destrabar el desembolso. Pero “en ese momento, ellos básicamente le dijeron que no, y de una manera inusualmente pública le expresaron su frustración en la manera como el régimen pretendía disponer de los fondos”, relató Ellis.

    “También se quejaron de que los recursos no estaban siendo destinados a los proyectos correctos y mencionaron temas contractuales muy específicos, particularmente el hecho de que el tipo de petróleo que estaba siendo utilizado para repagar los préstamos no cumplía con las especificaciones”, agregó.

    En el centro de la renuncia china están las preocupaciones de que Pekín podría ya haberse sobreextendido en Venezuela, tras haber desembolsado más de $40,000 millones en distintos proyectos, algunos de los cuales dan señales de no estar avanzando.

    “La percepción es que ellos se metieron mucho más hondo y con mucha más rapidez [en Venezuela] de lo que realmente se quería. Y cuando se dieron cuenta comenzaron a reconsiderar el tema, comenzaron a pisar el freno”, dijo Ellis.

    Y el tema comenzó a cobrar importancia durante los meses de agitación política que siguieron el fallecimiento de Chávez, comentó Erica Downs, experta del Brookings Institution sobre compañías de energía estatales chinas.

    “La gente mira la situación en Venezuela y da la impresión que podría ser un país con un riesgo demasiado alto para amarrar esa cantidad de dinero”, comentó Downs.

    En particular, al Banco de Desarrollo Chino (CDB) expresó preocupación por dudas de que el dinero no estaba siendo usado en los proyectos para los que debían ser destinados en vez de “terminar cayendo en los bolsillos de ciertas personas”, dijo Downs.

    “También estaba la preocupación sobre si Venezuela tiene suficiente producción de petróleo para garantizar los préstamos”, expresó.

    De La Cruz agregó que los chinos también venían quejándose que los despachos de crudos que la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) debía realizar para pagar los desembolsos anteriores no estaban cumpliendo con los términos y especificaciones que habían sido establecidos.

    “A partir del 2011, PDVSA comenzó a cambiar el acuerdo, entregando menos cantidad de crudo y de productos a su contraparte china, aprovechando que un precio más alto de crudo le permitía cumplir con el pago de la deuda, intereses mas capital, con menos volúmenes, pero cambiando arbitrariamente los términos acordados”, dijo De La Cruz.

    Bajo los términos negociados, todo excedente generado por altos precios del petróleo debía ir a un fondo en un banco chino para ser usado en futuros proyectos, pero Venezuela simplemente comenzó a enviar menos crudos, explicó el experto.

    “Esa acción de PDVSA generó desconfianza entre los administradores del Banco de Desarrollo Chino, que en cinco años ya había otorgado $40,000 millones, al Bandes $36,000 millones y a PDVSA $4,000 millones”, comentó.

    Además de los incumplimientos en los pagos, el uso de los fondos, y en especial el riesgos de que estén siendo malversados, también parece ser factor de importancia en las conversaciones, que esta semana continuaron bajo la dirección del vicepresidente Jorge Arreaza, quien se encontraba esta semana en Pekín.

    Esas conversaciones, que se producen tras una visita similar semanas antes del presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello, fueron precedidas por el inicio en Venezuela de una cruzada contra la corrupción, que condujo a la detención de cinco funcionarios por su presunta responsabilidad en un desfalco de $84 millones del Fondo Chino-Venezolano y del Bandes.

    “Tuvimos la oportunidad de decir a todos los miembros de la directiva del Banco de Desarrollo de China cuál fue la situación”, señaló Arreaza desde Pekín, luego que el presidente de la mesa directiva de la institución financiera dijera que el caso había “llamado mucho la atención de nuestro banco y del Gobierno chino”.

    “La lucha contra la corrupción que emprendió en primer lugar Hugo Chávez y ahora Maduro es permanente”, dijo Arreaza.

    El dinero es chino es buscado en momentos en que Venezuela atraviesa por una aguda escasez de moneda dura que amenaza con paralizar a la economía y disparar aún más una de las más altas tasas de inflación del planeta.

    Aún cuando los chinos ahora exigen que Venezuela introduzca mayores garantías para garantizar la inversión y que los fondos no sean desviados de los proyectos originales, el dinero fresco sí brindaría algún alivio a las grandes presiones que se ciernen sobre el régimen y en especial sobre PDVSA, explicó De La Cruz.

    “Los préstamos le permitiría a la empresa petrolera venezolana mejorar actualmente los flujos en dólares, así como atender actividades que hoy tiene que realizar –no petroleras– como la construcción de viviendas y los programas sociales del gobierno de Maduro”, comentó De La Cruz.

    Los recursos también son necesitados para realizar las labores de mantenimiento y de exploración de nuevos pozos necesarios para poder mantener el actual nivel de producción de la nación sudamericana.

    De no hacerlo, Venezuela tendría menos crudo que vender, lo cual se traduciría en menos ingresos para las arcas, e incluso generaría dudas sobre la viabilidad de que el régimen siga subsidiando con crudo a sus aliados, dijo Ellis.

    “Aún está por verse si los chinos están dispuestos a seguir extendiendo el financiamiento, lo cual constituiría un voto de confianza en la estabilidad política [del régimen de Maduro], o sí optaran por seguir distanciándose”, señaló Ellis.

    Y la decisión tiene que ser tomada en este momento, dijo

    “Hace unos meses ellos podían congelar los desembolsos argumentando que el país se encontraba inmerso en un período de transición. Pero ya ha pasado el tiempo y ahora si ellos dicen que ‘No’, estarían tomando una decisión política muy concreta, expresando que no están dispuestos a seguir financiando a este régimen”, explicó.


    Por: Antonio Maria Delgado
    adelgado@elnuevoherald.com
    @DelgadoAntonioM
    Politica | Opinión
    El Nuevo Herald





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