“Las infernales colas para
lambucear unas migajas..”
La situación de la escasez y del desabastecimiento ha tomado niveles de altísima peligrosidad social. Este tema toca la fibra de nuestro quehacer cotidiano. Los comerciantes están contra la pared y los consumidores están vilipendiados por el régimen. Los comerciantes venden los productos regulados de la cesta básica, con la certeza de pérdida económica y con la conciencia de la quiebra comercial. Por estar vendiendo –al mejor estilo de Cuba– dos kilos de harina, un pote de margarina y dos rollos de papel tualé, productos a los que les ganan céntimos, pierden de vender los rubros donde pudieran obtener alguna ganancia.
Primero, para evitar robos y saqueos internos tienen que esconder casi todo para poder vender los tres productos regulados. Segundo, los chavistas por aquello que se sienten guapos y apoyados se tragan las galletas, abren enlatados, rompen utensilios, se beben las gaseosas y para el colmo hacen sus necesidades fisiológicas detrás de los estantes, cual baño público cualquiera.
Cada vez que un supermercado tiene que verse obligado a vender algún producto regulado, es exponer su establecimiento al deterioro y poner en riesgo la integridad física de los empleados. Ante esta situación las ventas están por el suelo, los niveles de pérdidas son crecientes y los riesgos de quiebra económica son cada día más latentes. Y no hablemos del tema de las carnicerías, donde tienen que vender por debajo del costo, perdiendo dinero y trabajo.
Maduro con esta abominable situación está asfixiando a los comerciantes y minoristas del país. Chávez en 14 años aniquiló a industriales y empresarios, por su parte Maduro en cuatro meses ya tiene a los comerciantes bajando las santamarías y poniendo carteles de venta de cuanto negocio de víveres y alimentos medio exista en Venezuela.
La línea a seguir es soportar, aguantar y no comprar dentro del esquema “cubano” que impone Maduro. No a las infernales colas para lambucear las migajas que Maduro nos vende. ¡No!
Es triste.
¡Paz y Bien!
Dios siga uniendo a los buenos, amén.
Por: Padre Palmar
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Caracas, Julio 15 del 2013
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