Coletta y su Abogado terminaran
en una celda del retén El Marite
■ Este viernes sentenciarán a José Miguel Coletta y demás implicados en el asesinato de la odontóloga en 2010.
■ Para este viernes se tiene previsto conocer la sentencia que dictará el Tribunal Séptimo de Juicio, a cargo de Ana María Petit, a los tres detenidos por el homicidio de la odontóloga y abogada Keily Carbonó Sierra, de 24 años, asesinada el 29 de junio de 2010.
Una fuente judicial informó a este rotativo que este jueves se escucharon los discursos de cierre, tanto de la Fiscalía, como de los abogados defensores y acusadores, y se tiene previsto para hoy conocer la “dispositiva del fallo”. En un traslado especial, de una patrulla del Cpbez, llegó, a las 10:40 de la mañana, el ingeniero y expiloto de autos José Miguel Coletta Blendowski. En el carro venían otros presos.
También asistieron a la audiencia los otros dos imputados: el abogado José Jiménez Ramírez y Kenny Peña.
“Ayer terminaron los discursos de cierre y mañana (hoy) darán las réplicas a esos discursos. El juicio arrancó a las 12:00 del mediodía y se prolongó por más de dos horas”, dijo la fuente.
El ex piloto, el abogado y Keny Jonathan Peña Paz son señalados por los delitos de asociación y homicidio en la modalidad de sicariato.
La abogada fue ultimada a tiros por un pistolero que iba en moto, en el corredor vial Amparo, cuando se desplazaba en su vehículo Toyota Corolla.
El Cicpc había señalado a Coletta como “autor intelectual”.
Más temprano:
El 29 de junio de 2010 dos hombres en una moto asesinaron a la odontóloga-abogada Keily Yimara Carbono Sierra (26), cuando conducía su vehículo Toyota Corolla, color gris, placas VCY-77H. El hecho de sangre ocurrió en el corredor vial de Amparo, cuando la infortunada se dirigía desde el gimnasio hacia su casa en el sector Cumbres de Maracaibo.
La víctima fue trasladada con seis disparos en su humanidad a la Clínica La Sagrada Familia, donde finalmente falleció, a partir de ese momento se comenzó a tejer la trama de un asunto pasional. La actual pareja sentimental de la occisa, José Miguel Coletta Blendowski, encargó la muerte de su chica a Keny Jonathan Peña Paz, allegado criminal de Jean Carlos, jefe del área de máxima seguridad de la Cárcel Nacional de Maracaibo.
Coletta el mismo día del asesinato de Keily juró a la madre de la misma, Inirida Sierra de Carbono, la cabeza de los responsables. Caradurismo y sangre fría observaron en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) en el semblante de Coletta, los investigadores siguieron cada uno de sus pasos y determinaron su responsabilidad directa con el hecho de sangre.
Esa misma noche, y una vez los sabuesos detectaron la participación de Coletta en la muerte de Keily, el funcionario del Departamento de Investigaciones Militares (DIM), sobornó a los cicpc con una suma de 750 mil Bs. F. para que facilitaran su huída. A ese monto se suma los 20 mil Bs. F. pagados al sicario del supuesto amor de su vida.
Eran novios:
El escándalo fue mayor cuando la familia de Keily Carbono decidió romper el silencio y manifestar todo el repudio contra Coletta, pues éste, el mismo día del homicidio, le habría jurado a la madre de Keily, entregarle la cabeza de los asesinos de la bella, joven odontóloga.
El 7 de julio del año 2010, Inirida Sierra, madre de Keily, implorba justicia entre lágrimas y afirmó con fotografías en mano que José Miguel tuvo una relación sentimental con Keily, pero que nunca sospecharon que sería capaz de asesinarla, a pesar de haber manifestado celos hacia ella.
“La relación era seria. Siempre se mostró preocupado por todo. Ya formaba parte de la familia, hasta parrilla hacía en la casa”, declaró Inirida Sierra.
La pareja se conoció en un concesionario de la empresa General Motors, donde Keily trabajaba.
Coletta la conoció allí, pues fue su empresa la encargada de construir el local. Se las ingenió para hallar su número telefónico y la conquistó. Fue a comienzos de agosto de 2009 cuando se inició a la relación sentimental entre ambos.
A prisión:
A los siguientes días del horrendo suceso, el entonces jefe del Cicpc en Maracaibo, comisario Jairo Araujo, informó a los medios de comunicación sobre el esclarecimiento del caso.
Araujo dijo que el autor intelectual, José Miguel Coletta, confesó detalladamente su crimen y puso nombre a sus tres cómplices: su abogado, José Jorge Jiménez (53), fue quien buscó al “Jean Carlos”, un preso del área de Máxima Seguridad en la Cárcel Nacional de Maracaibo en Sabaneta; éste, a su vez, contrató a Keny Jonathan Peña Paz (26) y a otro joven para que cometieran el homicidio.
El jefe policial dijo que el detenido, al verse descubierto, ofreció 750 mil bolívares para que los directivos del cuerpo detectivesco lo dejaran libre, pero éstos no aceptaron y no le quedó otra opción que dar detalles de lo ocurrido.
Los tres implicados pasaron entonces al retén El Marite a la espera de una sentencia. Ya el MP dio un primer paso para hacer justicia: anunció juicio contra el sicario, pero faltan Coletta y Jiménez.
Keily Yamira Carbono Sierra. 25. Era odontóloga y abogada. Había dejado a su novio por una oferta de trabajo en Caracas. Su pareja no lo aceptó y la mató.
José Miguel Coletta. 39. Era casado. Empresario respetado en la ciudad por tener franquicias de tiendas de teléfonos.
Jorge Jiménez. Abogado de Coletta. Contrató al sicario y se le acusa de autor intelectual del homicidio.
“Kenny” Peña. 27. Es el sicario. Le pagaron 700 mil bolívares para que matara a la odontóloga.
El Marite y sus inquilinos:
El retén El Marite huele a mierda y a perfume de mujer. Se respira miedo desde las 8.00 de la mañana del domingo en la cola de hombres. En sus alrededores hay pobreza, carros por puesto, alquileres de pantalones deportivos de tela y faldas largas. Arrendar una prenta cuesta 20 bolívares y se entregan a las 2.00 de la tarde, cuando termina la visita. También cobran por guardar carteras, teléfonos móviles y pistolas cargadas. Todo un negocio.
Hay tiempo de lluvia. En la cola de entrada los visitantes tienen aspecto de humildad. La mayoría de ellos, cerca de 50, lleva la cédula en la mano. Un grupo de hombres con franelas blancas ignora la fila y trata de entrar primero. El policía los mira como quien no quiere, y les pide que se alejen unos centímetros, que lo van a regañar. Luego pasan y caminan a la derecha, donde los espera otro oficial. El funcionario ríe porque un anciano, senil, enfermo y con arrugas hasta en la ropa, tiembla como machorro cuando le pide que se baje los pantalones hasta las rodillas. El viejo ve que a su alrededor hay al menos 11 hombres mostrando sus interiores sin pudor y solo alcanza a mostrar su cédula de identidad, a la vez que deja caer al suelo una bolsa de pan francés.
-Tranquilo viejo, pase- le dice el oficial, con rostro burlón. Uno de los hombres presentes se acerca y le ofrece 10 bolívares “pa meter la gorra”. El funcionario balbucea, recibe el dinero sin ganas y pide que muera callado, que no lo deje morir, que lo matan si lo delata. Queda con la muerte en la boca.
Ya entregada la cédula en la entrada y con cinco sellos de visitante en los dos brazos, los hombres de blanco entran al recinto. En el área principal hay dos funcionarios y un hombre rubio y piel blanca que conversa afable y viste una bermuda de cuadros. Se llama José Miguel Coletta y es procesado por el homicidio de su novia.
-Él mismo, con su dinero, amobló lo que era la peluquería y el depósito. Una vez se perdieron 400 millones de bolívares de su cuarto. Se puede fugar, pero no es bobo-, asegura un funcionario.
Desde la rampa, una caminata en picada hasta la cancha, se escuchan las voces de los detenidos. Unos metros más adelante está el área de usos múltiples. El oficial, que sigue su monólogo ininterrumpido como guía turística en museo de antigüedades, explica que en el área de conferencia están los 12 funcionarios de la Policía científica involucrados en el caso Berendique, la hija del cónsul chileno en Maracaibo.
-Coletta mandó a poner las antenas de DirecTV, por eso todo el mundo lo quiere. Él ayuda a todos y no tiene problemas con nadie- En la parte superior, explica el oficial, está Eddy Ramírez, el exdirector de Seguridad Ciudadana de la alcaldía de Maracaibo, involucrado en un caso de extorsión.
-Todos los fines de semana hay fiesta en su cuarto. Esa era una oficina, pero se la acondicionaron a él. Tiene de todo. Nunca le falta el whisky. Ahí siempre hay fiesta-
El funcionario señala hacia arriba, como contando los metros que hay entre el suelo de la cancha y el techo. -¿Viste? ¿Quién se monta y luego se tira de ese techo tan alto? Tiene como seis metros. Es mentira que los presos se saltan; los presos salen por la puerta-
Inspección:
Poco saben de la última inspección. Asegura que las comisiones llegaron un día a contar presos. No fue una requisa de armas ni para amedrentar a los detenidos; querían saber cuántos se habían fugado. Después de eso, dice el funcionario, le pidieron a Romero que no regresara por un tiempo.
A un lado de la cancha está la entrada al pabellón C. “Los Vergatarios” se lee en el marco de la puerta. –Ahí hay discoteca y billar. Nada como Sabaneta, claro. Los del B (Pabellón) tienen peos con él y a los del A no les piden porque ahí están los grandes-
Pero tiene otros trucos. Los funcionarios, presos y trabajadores del retén aseguran que los hombres pagan con dinero su libertad, pero las mujeres tienen opciones. Tal es el caso de Laiza, una presa que supuestamente fue pareja de Romero.
Al director lo acusan, sin pruebas, de todo: de cobrar millones de bolívares por fuga, de utilizar a los policías y luego echarlos a las autoridades, de suspender los traslados y de cobrar por la “causa”, una cuota semanal como derecho a la vida.
-Lo de la balacera del jueves 16 de agosto lo inventó él. Tiene los puntos bajos. El pram del B no lo mata porque no quiere. El jefe del B tiene 30 hombres adentro y 70 afuera, así que lo del director es una payasada-.
Cambio:
Lucía Mavárez, nueva jefe de seguridad del retén El Marite, estuvo solo unos días en su cargo. Tres días después de su nombramiento, la vieron caminar por los pabellones. Presos aseguraron que pedía dinero, y cuando la sacaron del cargo, dijeron que su hijo estaba detenido en la cárcel de Sabaneta.
Por: Areanny Bastidas
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viernes 19 de julio de 2013
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