¡Puede iniciar el desfile cmnte!
Déle duro que va en bajada..
■ La independencia, según el chavismo, se mide en pedazos de carne, papel tualet y harina.
Arranca la cadena. Caballito correlón, la bandera convertida en serpentina y la última melodía de moda: Patria, patria, patria querida… El eterno locutor con la voz más engolada de toda la industria también comienza a leer el escrito que rellena las cuatro horas de transmisión. “En esta magna fecha cuando los próceres del socialismo del Siglo XIX iniciaron la gran guerra de independencia tanto en el ámbito político como en el mundo de las armas, celebramos una vez más la primera gran derrota a las fuerzas imperiales originada en estas tierras de patriotas salvadores del mundo. Viva el comandante supremo. Chávez vive, la lucha sigue”.
Ahora el mayorísimo generalísimo Lenín Ilich Guevara, héroe de la batalla del Mercal Justiciero y triunfador en la Guerra del Tualet Desesperado, montado en su caballo blanco y vestido como si se tratara del propio Libertador, con aquel chapero pegado en todo el pecho, se dirige al Primer Mandatario Nacional para solicitar permiso e iniciar el magistral desfile: Micomandantepresidente sobrevenido, solicito su autorización para que las fuerzas antiimperialistas se muestren con todo su esplendor ante los pueblos revolucionarios del mundo. Somos una revolución pacífica, pero armada con armas rusas de buena presencia y con moto propia.
¡Puede iniciar el desfile! Déle duro que va en bajada. Esta expresión fue aplaudida de pie por los presentes. Algunas mujeres se quitaron la ropa y expusieron sus banderas íntimas.
Inicia esta espectacular exhibición de independencia, la representación de Uruguay con sus toros y vacas muertos, pero traídos especialmente para darnos de comer aunque sea un mes. Aplausos. Ahora desfila frente a la tribuna la gente de China, socia de esta revolución bonita, con miles de neveras, carros, peroles, cachivaches, yuanes y dólares también. ¿Qué sería del proceso sin estos chinos? Aplausos. De inmediato, con sus manos izquierdas arriba, pasan al trote mostrando los fusiles, pistolas, cuchillos, triquitraquis, helicópteros, tumbarranchos, aviones. Todo ese perolero que le ha comprado la revolución para beneficio del pueblo y por la independencia nacional. Aplausos.
Tres generales interrumpen, le van en alabanzas sobre el jefe de Estado y su cúpula cubana, mientras los tanques sueltan más humo que Amuay. El locutor engolado retoma su letanía. Ahora de Colombia pasan hileras de camiones cargados de camisas, pantalones, frijoles, carne, medicamentos, carros, verduras, gatos, perros, cachicamos. De todo. Una maravilla de socio comercial y aliado de la revolución. Aplausos. Perú no vino, pero mandó el papel tualet. Aplausos.
Es, por largo, la revolución más loca de la historia.
Por: ELIDES J. ROJAS L.
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EL UNIVERSAL
miércoles 10 de julio de 2013
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