“no hubo fuegos artificiales,
pero si disparos al aire..”
■ “Vivir frente a la cárcel de Sabaneta no es fácil”
■ Al “Niño Guerrero” lo recibieron como todo un pran en Guanare.
■ La prisión de Sabaneta iba a ser trasladada, pero el gobernador del Zulia negó el procedimiento.
■ El líder de los reclusos de la referida carcel sopló las 30 velitas y botó el penal por la ventana.
■ De acuerdo con los vecinos, tuvieron que encerrarse en sus casas desde las 5:00 de la tarde al ver camionetas Tahoe, 4Runner y Explorer que ingresaron como “invitados especiales”.
“¡Ron pa’ to’ el mundo!” fue la consigna de la fiesta organizada en el penal de Sabaneta, en Maracaibo, por el cumpleaños del líder de la prisión, Edwin Ramón Soto, conocido como el “Mocho Edwin”, donde el reguetón y las parrandas vallenatas retumbaron las ventanas de los barrios San Pedro, Libertad, Los Estanques hasta altas horas de la madrugada.
De acuerdo con los vecinos, tuvieron que encerrarse en sus casas desde las 5:00 de la tarde al ver camionetas Tahoe, 4Runner y Explorer rondar Sabaneta que se estacionaron en la puerta de la cárcel. Sus conductores ingresaron a Sabaneta como “invitados especiales” del criminal, donde “brindaron con Old Parr, fumaron hierba y aspiraron sustancia blanca”.
Los vecinos de la zona informaron que no hubo fuegos artificiales, pero si disparos al aire, cuando a las 9:00 de la noche reos del ejército personal de Edwin Ramón Soto Nava se montaron en el techo de la cárcel para homenajear a su “jefe”.
Desde hace día estaba previsto que la prisión de Sabaneta fuera trasladada, pero el gobernador del Zulia, Francisco Javier Arias Cárdenas, señaló en rueda de prensa desde el Palacio de Justicia de Maracaibo que la cárcel no se mudará.
Los vecinos de la zona dicen tener miedo porque el “Mocho Edwin” controla los alrededores de Sabaneta desde su celda y se ha vuelto, incluso, un referente para los niños del barrio que quieren ser “pranes” cuando crezcan. O, al menos, quieren tener lo que ellos tienen: dinero, poder y libertad.
El “Niño Guerrero”:
Héctor Rustherford Guerrero Flores, alias “El Niño Guerrero”, fue recibido en el Centro Penitenciario de los Llanos (Cepella, Guanare), como todo un pran según información precisada por el diario regional El Carabobeño.
El ex pran de Tocorón no causó ninguna molestia en el recinto gracias a su popularidad según la publicación.
Los reclusos lo ven como un “ídolo” por su trayectoria criminal. Incluso hay quienes quieren imitarlo.
“Niño Guerrero” fue capturado en Barquisimeto por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).
“Vivir frente a la cárcel de Sabaneta no es fácil”:
El diario La Verdad reseñó la historia de una familia que residía en el sector la Libertad y como consecuencia de los tiroteos que provienen de la cárcel de Sabaneta, tuvo que mudarse hasta la urbanización El Soler, donde dice sentirse muy tranquila. Sin embargo, manifiesta preocupación por la construcción de una cárcel en el kilómetro 10 de La Cañada.
Con frecuencia, en ese sector se escuchan casos de familias que han sido víctimas de balaceras que se registran en el recinto penitenciario. Los habitantes del barrio la Libertad manifiestan su preocupación y hacen un llamado a las autoridades.
El 25 de octubre de 2008 estaba con mi esposo y mi hija de dos años en el frente de mi casa. Eran las 2 de la tarde. Había sombra y conversábamos un rato cuando comenzó el tiroteo en la cárcel de Sabaneta. Ya tenía tres años viviendo alquilado en esa casa del barrio Libertad, justo al frente de la entrada de Máxima, muy cerca de la garita de vigilancia.
Cuando comenzó la balacera, le pedí a mi esposo que entrara. Tomé a mi hija y me metí primero. La niña lloraba por los tiros y porque me veía nerviosa. Mi esposo se detuvo a cerrar la puerta y cuando le daba vueltas a la llave, vio cuando un plomo tocó la reja, a escasos centímetros de su cara y luego cayó en la mesa de la sala. Corrimos a ver que era y confirmamos que se trató de una bala.
No lo pensé dos veces: al día siguiente salí a buscar para dónde mudarme. Ya lo teníamos planificado, pero como vivíamos ahí nos tomamos tiempo para buscar la mejor zona para criar a nuestros hijos. Pero ya el 26 recorrí toda la ciudad. El 27 de noviembre de ese mismo año me mudé a esta casa, aquí en El Soler. No estábamos acostumbrados a vivir tan lejos de la familia, pero ahora estamos bien.
Vivir frente a la cárcel de Sabaneta no es fácil. Recién mudada y sin saber cómo era la situación, llamé a unos militares porque las mujeres de los presos de Máxima se arecostaban todos los días a la cerca, dejaban basura, decían improperios, hablaban de homicidios, fumaban y daban mal ejemplo a mi hija. El militar las retiró y al día siguiente me balearon la casa.
Zozobra:
Perdí la cuenta de las veces que tuve que someterme al espectáculo de un velorio. Cuando matan a algún delincuente que tiene conexión con la cárcel llevan la urna hasta allá. En medio de la calle la abren y los presos suben al techo con grandes cornetas y pistolas cargadas. Entonces lloran, gritan, disparan, ponen música, bailan, se emborrachan y nadie les dice nada por miedo.
En el techo de Máxima no solo me tocó ver los borrachos con las armas. Casi todos los días subía un preso enfermo a masturbarse.
Tuve que enseñar a mi hija a tirarse al piso cuando escuchara un disparo y a arrastrarse hasta mi cuarto. Allí debía quedarse hasta que dejaran de sonar. En diciembre era terrible, no podía distinguir entre un tiroteo y un cohete.
Una vez la llevé al médico y me lo dijo muy claro: mi niña tenía un soplo en el corazón por tantos sustos. No soy adivina, pero creo que los presos son los culpables.
Todo eso quedó atrás. Desde noviembre de 2008 estoy tranquila. En diciembre del año pasado, cuando nos enteramos de que la cárcel que construyen en el kilómetro 10 de La Cañada en realidad está a dos cuadras de mi casa, volvió la preocupación. No confío en militares, porque yo los vi metiendo armas. No confío en directores, porque yo vi cómo los presos eran quienes mandaban. No confío en nueva estructura ni en nada. Se repetirá lo mismo de Sabaneta.
Yo le tengo mucho amor a mi casa porque es propia. Mi esposo la compró para nosotros. No es justo que ahora deba mudarme de aquí. No quiero verle la cara de terror a mi hija otra vez cuando comience otro tiroteo.
Dueños de todo:
A una vecina, los presos le prohibieron limpiar el monte que crece en el frente de su casa, porque ellos lanzaban allí la droga y el dinero para sus compinches. Una vez, se le ocurrió limpiarlo y unas horas después recibió la visita de dos muchachitos en bicicleta. Le advirtieron que si lo volvía a hacer la mataban.
5 años tiene González que huyó de la pesadilla de Sabaneta.
Por: Juan José Faría/Redacción
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Maracaibo, 11 de Junio de 2013