Pasan el día en literas
sin privacidad..
■ El nuevo hogar de A. A., de 20 años de edad, es una litera en el centro comercial Sambil de Candelaria. Su vivienda en el barrio Macayapa de Catia desapareció hace tres semanas bajo los fuertes aguaceros.
“Ahora paso el día con mis hijos acostada en el refugio. Los más grandes, de 4 y 2 años de edad, duermen conmigo. Y a la bebé, de 2 meses, la tenemos en este corralito donado”, cuenta.
La mujer no está sola. Alrededor se aglomeran decenas de vecinos en literas que impiden la privacidad. “Casi todos son conocidos, pues son de Macayapa. Ellos también perdieron sus casas cuando las lluvias arrastraron varias piedras, que cayeron sobre los techos”, recuerda.
En total, más de 300 personas conviven en el primer piso del estacionamiento del centro comercial, cuya expropiación se concretó el pasado 2 de noviembre en la Gaceta Oficial 39543. “Al menos en este nivel no hay problema, todos somos de la misma zona y nos conocemos. Hay confianza”, dijo.
En el albergue hay una distribución organizada del espacio.
Cada piso tiene entre 15 y 18 áreas de 6 metros cuadrados cada una. Cada cuadrante tiene por lo menos 10 literas, colocadas una al lado de la otra.
En un lugar tan pequeño y con tantas personas, el orden y la limpieza son los principales aliados para facilitar la convivencia. Por eso, C. C. pidió prestado un tobo con agua y se puso a pasar coleto en lo que denomina “su pasillo”. Esto es, la división entre su litera y la de sus vecinos, que es de apenas 60 centímetros.
C. C. tiene 17 años de edad y una bebé de 2 meses de nacida. Llegó al refugio con su esposo la semana pasada porque perdieron su casa en Macayapa. “Mi rancho se cayó hace casi un mes, pero me fui a casa de mi mamá. El problema es que ella también perdió su vivienda. Ahora todos somos damnificados. Ella está aquí con nosotros en este refugio”, precisó, mientras aseaba a su hija en una bañera plástica dispuesta sobre la cama.
Para G. M., la situación es igual de difícil. Llegó junto a su familia el 3 de diciembre, con el primer grupo de damnificados.
“Las primeras noches dormimos en el suelo porque no había nada. Una de las pocas cosas que pudimos rescatar en mi casa fue una carpa. Como las literas no alcanzaban, nos la trajimos. Así nos compartimos mis padres, mi hermano y yo: entre dos camas y una carpa”, dijo la mujer, que cursa cuarto semestre de Geografía en la UCV.
Peligros a la vista. Todos los consultados reportaron la existencia de un brote de gripe que afecta principalmente a los niños. “Los tres míos están con gripe, fiebre, tos y flema constante. Aquí todo el mundo se está enfermando así”, dijo A. A.. Aseguró que tienen asistencia médica permanente en el lugar: “Aquí hay varios médicos cubanos que siempre nos prestan ayuda. Si alguien se complica, tenemos una ambulancia en la entrada para que pueda ser llevado a un hospital”.
Los virus y las enfermedades no son las únicas preocupaciones de los damnificados del Sambil Candelaria; también los afecta la inseguridad.
“El domingo pasado, una niña de 8 años de edad fue abusada sexualmente por uno de los damnificados en los baños de la planta baja. Todos los hombres del albergue fueron llamados a lugar despejado para que la niña pudiera reconocer al agresor, pero logró escapar”, relató un hombre que prefirió no dar su nombre por temor a represalias.
“Desde entonces hay nuevas reglas. Nuestros hijos no pueden ir solos al baño y si los ven sin la compañía de un adulto, toda la familia podría ser expulsada del albergue”, señalaron.
Cartas al Niño Jesús:
La visita de dirigentes políticos no sobresalta a los damnificados del Sambil de Candelaria. Ayer, Freddy Bernal, diputado electo del PSUV, se acercó, escoltado, a las instalaciones del albergue sin que lo siguieran los refugiados. “Dicen que Chávez vendrá, pero para qué pedirle. Sabemos que estaremos más tiempo del deseado acá. Hace una semana, un viceministro nos dijo que podríamos estar seis meses o un año acá”, dijeron en el segundo nivel.
Aunque todos los refugiados coinciden en pedir una vivienda para 2011, las próximas dos semanas se concentrarán en decorar sus pequeños espacios con adornos navideños. “Ya el Niño Jesús traerá lo demás.”, confesó una chica.
Por: ANDREA SMALL CARMONA
MAOLIS CASTRO
asmall@el-nacional.com
macastro@el-nacional.com
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