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EDUARDO SEMTEI: Sueños de un encuestador de verano



“En La Florida funciona una encuestadora
que es visitada por Mario Silva..”

 

Soy un empleado jubilado de la Facultad de Ciencias de la UCV. Mi jubilación es precaria.

Todavía me adeudan el llamado pasivo laboral que, según la China Hung, directora de la OPSU, sobrepasa los 350.000 bolívares. Dicen que me iban a pagar con unos bonos llamados orinoquios, pero hasta la fecha, nada.

Conocí a Merentes por allá en el año 1975 cuando él era estudiante de matemáticas en la UCV. Del MIR. Yo era del MAS.

Creo que llegó a presidente del Centro de Estudiantes. Le pedí una audiencia a Nelson por intermedio de la hermana de Darío que trabaja también en el Banco Central. Me la concedió casi de inmediato. Bueno, una que otra vez socorrí a Nelson en apuros económicos, nada importante. Le pedí trabajo.

Me dijo que en el BCV no podía emplearme. Tengo 67 años de edad. No pude graduarme de nada. También me dijo que tenía una oficina en La Florida donde funcionaba una encuestadora, que más tarde supe que se llamaba GIS XXI. Fundación de Investigación Social XXI. Me contrató. La paga era bastante buena: 5.000 bolívares más cestaticket.

La oficina la dirige Jesse Chacón. El mismo que tomó el canal 8 cuando el intento de golpe de Chávez. Por cierto, uno de los guardias nacionales que murió en el canal era primo mío. No le digo eso a Chacón pero ni de broma. Ironías de la vida. Somos cuatro empleados. El director, que es Jesse; la secretaria, Matilde Travieso; el motorizado, Gabriel Rodríguez, y yo. Yo, el supervisor nacional de campo. Así se llama mi cargo. Suena bien. Tengo tarjetas de presentación con las cuales me ufano o me ufanaba.

Las cosas han cambiado. Están cambiando. Nunca he conocido a los encuestadores propiamente dichos. No tengo idea de dónde están. Cómo les pagan.

En la sede de GIS XXI se realizan numerosas reuniones políticas. Siempre viene Héctor Dávila. Compañero de Merentes de la Facultad de Ciencias.

Es licenciado en computación.

Viene con dos de sus colegas.

La sede de GIS XXI es pequeña. Tiene cuatro oficinas. Una de ellas, celosamente cerrada, tiene computadoras e impresoras hasta el techo. Allí llega Dávila con sus amigos, Antonio Farfán y Amalio Rivas, cada cierto tiempo y se encierran a procesar las encuestas que llegan vía Internet. Llegan de los supervisores regionales, que yo tampoco he visto. Ni se cuántos son, ni cómo ni cuánto le pagan.

En los archivos de la empresa hay una colección de otras encuestas. Están todas las conocidas. Hinterlaces, IVAD y Datanálisis ocupan un lugar preferencial. Las usan constantemente. Yo aparezco como director técnico en el CNE con el número CNE-NRE 2012062900006.

Antes, digamos desde enero cuando yo entré a trabajar, hasta junio, había un ánimo positivo. La oficina marchaba tranquila. Ninguna cara de preocupación. El asunto comenzó a cambiar a comienzos de julio. En una de esas crisis Jesse despidió a la secretaria.

Andan como amargados. Furiosos. Tienen una pantalla gigantesca, TV Sony 55 pulgadas, encendida todo el santo día viendo Globovisión. Casi nunca tienen el canal 8.

Recientemente vino Mario Silva como con ocho motorizados. Se encerró con Jesse más de dos horas. Salió con unas cuantas carpetas. Por curiosidad vi el programa La Hojilla y allí estaba el señor Silva, habla que habla de encuestas, tendencias, curvas. Cuando esto se publique ya habré renunciado. Agradezco a Merentes que me haya tendido la mano en un momento de apuro. Espero que Tibisay Hung me pague mis pasivos laborales. Pero, amigos todos, esa oficina huele a muerto. A derrota. Yo mejor cojo mi camino. Siempre Hay Un Camino.

PD: Yo de encuestas no se un cipote. Ni la “O” por lo redondo.


Por: EDUARDO SEMTEI
@ssemtei
POLÍTICA | OPINIÓN
EL NACIONAL
LUNES 20 DE AGOSTO DE 2012