Una vez que entregue el poder,
sería el juicio de la historia
Ante la inminente entrega de la banda presidencial, la residencia de la Casona, el Palacio de Miraflores y los generosos privilegios, el teniente-coronel socialista-comunista venezolano, debe vivir crisis de angustia al ver que se le esfuman las esperanzas de continuar el poder omnímodo por seis años más. Como el primer rojo-rojito de la nación, ya debe estar enterado que la mayoría de las empresas encuestadoras conocidas y reconocidas lo colocan en el segundo lugar de la preferencia electoral.
Tal vez le es difícil aceptar que sus cadenas televisivas y radiales a través de la hegemonía comunicacional del gobierno y su campaña Corazón de la Patria no ha logrado convencer a los potenciales electores de que el PSUV debe conservar la Presidencia de VENEZUELA y él continuar perpetuándose en el poder. Con el afán de impedir lo irremediable, el teniente-coronel comparte la máxima responsabilidad política del país, con hacer campaña a favor de su partido y de su candidatura; no cesa en emitir declaraciones descalificadoras contra el candidato Capriles Radonski, -no obstante la “PROHIBICIÓN”, impuesta por el CNE- a los candidatos de cara a los próximos comicios.
En lo que resta de su “gobierno socialista-comunista” seguramente continuará ocupándose en denostar, agraviar, calumniar, zaherir, satirizar a su adversario y a promover y magnificar los escasos “logros” de su “administración” para impulsar su agonizante candidatura, sin importarle las críticas, los comentarios negativos y las violaciones a los ordenamientos legales.
La primera transgresión la realizó durante una cadena en consejo de Ministros, donde con burlas y descalificaciones, afirmó que, de acuerdo con “su propia encuesta y la de sus funcionarios gubernamentales encuestadores”, que el candidato opositor: burgués y majunche estaba colocado por debajo de su candidatura a muchísimos puntos.
Con esa “noticia” especuló que podría continuar incrementando su imagen en la simpatía de los amigos y amigas de la clase media y de los ricos. La angustia del teniente-coronel de entregar el poder ha sido motivo para no atender ninguna de las “recomendaciones” que le haga el CNE, en virtud de que no puede ser sancionado porque sus rectores son incondicionales a su tolda política. Además está acostumbrado a ejercer sin restricciones, haciendo lo que le viene en gana el gran poder presidencial.
Otro motivo de su desasosiego una vez que entregue el poder, sería el juicio de la historia o la serie de arremetidas que tendrá que enfrentar por sus malas decisiones, en especial por la “indolencia” en contra del crimen organizado, que ha enlutado a miles de hogares venezolanos, además del deterioro irreversible que ha ocasionado ideologizando y poniendo de rodillas a las Fuerzas Armadas de nuestro país, por haberlas involucrado en su fallida “estrategia”, que indudablemente ha sido un fracaso.
Por lo pronto, en su condición de “presidente” del PSUV, presume en sus giras nacionales y en el extranjero de “los múltiples resultados que ha tenido su gobierno revolucionario socialista-comunista” y repite diariamente en sus largas cadenas, sus discursos cargados de datos y cifras llenas de optimismo. Insiste en que Venezuela está en mejores condiciones que hace catorce años, en un intento más de tratar de convencer a los amigos y amigas que “vivimos mejor que en los gobiernos de la llamada IV República”.
El teniente-coronel entró sin mesura a la contienda electoral para reelegirse por cuarta vez, y es partícipe de la “guerra sucia”, de las artimañas de sus acólitos y de los golpes bajos, que organizan los “estrategas de campaña” encabezados por el “distinguido psiquiatra” Jorge Rodríguez, “el eminente canciller autobusero Nicolás Maduro”, “el muy cortés” de Diosdado Cabello, “el insigne profesor” Aristóbulo Isturiz y “el intelectual televisivo” Mario Silva En sus frecuentes caravanas en una carrosa multicolor de “promoción turística”, el teniente-coronel promueve su imagen bajo el tramposo argumento que ese renglón no tiene aspectos de propaganda electoral y por lo tanto no existe impedimento legal para llevarlas a cabo.
Existe la impresión que el “primer comunista de la nación” olvidó los principios que dieron origen a su partido. Ahora tiene como únicas doctrinas, el rencor, que le infundió Fidel Castro en la Habana, quien le aleccionó a odiar a los partidos de la IV República el cálculo y el golpe oportuno, factores inseparables en la búsqueda del poder por el poder.
Otra táctica de campaña en pro de su candidatura, ha sido la de instruir a su gabinete para que hagan declaraciones en contra de la oposición escuálida. El primero en acatar la instrucción fue el Ministro Giordanni, quien afirmó que el incremento en el pago de intereses de la deuda pública, es consecuencia de los “malos políticos ladrones del pasado”. Como declaración oficial del chavismo, esta aseveración tiene algunas alteraciones, porque el manejo de la deuda pública no le corresponde a la dependencia a su cargo.
Además parece estar contagiado por el optimismo presidencial, Diosdado Cabello afirmó que Venezuela está mejor que nunca, “pese a quien le pese”. El teniente-coronel no ha considerado que el rechazo de los “amigos y las amigas” por refrendar un cuarto periodo presidencial, se debe a los altos índices de desempleo y pobreza; a la persistente corrupción en los altos funcionarios, protegidos por la impunidad.
A lo anterior, habría que añadir el dramático aumento de la violencia, las ejecuciones masivas, los abusos y la incapacidad de las autoridades responsables para combatir a la delincuencia organizada en los últimos catorce años. Además, se debe sumar el éxodo de gobernadores chavistas como El Gato Briceño y Henry Falcón en Monagas y Lara, las frecuentes derrotas en elecciones locales y las prácticas tramposas antidemocráticas de los chavistas, como la compra de votos, padrones inflados, acarreo de votantes, uso electoral de las misiones sociales y presión para los electores
Todo mezclado ha dado como resultado un verdadero “cochinero rojo-rojito”. Qué necedad la del comandante de hacer tareas de proselitismo y alterar el equilibrio electoral. ¿Ayuda o perjudica la intervención presidencial en su propia campaña? ¿El comandante seguirá violando la Constitución, gracias a la inmunidad de su alto cargo? La arrogancia del comandante, ¿será factor para ignorar las recomendaciones del CNE? ¿Alguien le hará caso al árbitro?
Amanecerá y veremos.
¡Hay un camino..! Henrique Capriles Radonski para las próximas elecciones de Venezuela 2012.
Por: Zenair Brito Caballero
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