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Thursday, November 21, 2024
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LUIS ALFREDO RAPOZO: Las aventuras de Hugo Mata Hari



Un James Bond en Miraflores

 

Hugo Mata Hari, es un sujeto que no tiene nada que envidiarle a los personajes del celuloide, que le dieron vida a películas súper taquilleras en medio de la guerra fría, al calor de la década de los cincuenta y sucesivas; donde las potencias mundiales, vivían en un interminable espionaje y contraespionaje por el poder del mundo y de los recursos naturales…

Huguito-como le decían en su pueblo donde no se pelaba una película mexicana de “Tin Tan, Cantinflas, Capulina y Mantequilla” entre otros célebres y exitosos entretenedores del publico-, le daba rienda suelta a su imaginación de niño vendedor de dulces caseros; oficio que le permitía, por una módica suma de dinero, viajar por entre los entuertos de una trama de suspicacias y picardías escenificadas en un barrio mexicano, donde la pobreza y el amor extraían lagrimas y risas a la gente, en una tarde calurosa, al sabor del masticado de maní pelado. Hasta allí todo era normal.

Pero, luego su mente comenzó a disfrutar de las películas que hablaban de intrincados asuntos que ponían en evidencia el conocimiento de las intimidades de la guerra como en “Casablanca” con Humprey Bogart, “El fuerte de Argelia” con Ivonne de Carlo y otras producciones donde el espionaje se erigió como un entretenedor cada vez mas espectacular, con súper escenas y súper efectos especiales y súper talento del personaje para escapar de las cosas mas insólitas e increíbles: así creció Huguito, extrañando ese mundo que le hizo vivir muchas vidas al mismo tiempo.

Con las vueltas que da la vida, su astucia indiscutible y todo ese bagaje cultural lo lleva a vivir una aventura digna de holliwood, en cada oportunidad que puede poner a prueba su imaginación -de allí sus relaciones con productores cinematográficos, con quienes intenta allanar el camino para producir algo interesante sobre su vida-, como su travesía por el desierto iraquí para entrevistarse con Hussein acosado por los radares americanos y supervisado por los rusos; como su aventura en el derrocamiento sangriento de un jefe de Estado; como su espionaje a militares americanos adjuntos a la Embajada de USA comiendo arepas de reina pepeada en las mercedes; como francotiradores lanzando misiles contra el avión presidencial en Maiquetía, toda una gama de posibilidades para hacer muchas películas, sin duda.

Por ello, vive cada acontecimiento con intensidad haciendo suyo las cosas que le pasan a otro y sintiendo en carne propia la adrenalina de un James Bond transportando valijas repletas de dólares por un aeropuerto a la Argentina, intercambiando negocios con la guerrilla colombiana en la confluencia de ríos zigzagueantes entre el verdor de una selva tropical donde un Robert Mitchun, probaba su coraje y cobraba vida de la nada; atrapando mercenarios en la frontera con Colombia que vienen a asesinarlo; aniquilando terroristas que le montaban cacería con un rifle de alto alcance o luchando él solo como si fuera un capitán América o hasta Thor con un traje tricolor combatiendo al capitalismo y sus adulares en Venezuela. Todo es posible en su mente formada en una sala de cine, incluso su propia muerte ante un escuadrón de fusilamiento como Mata Hari.


Por: Luis Alfredo Rapozo
luisrapozo@yahoo.es
@luisrapozo

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