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Thursday, November 21, 2024
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PETARE: En Baloa y El Llanito el hampa se hizo cotidiana



El mercal de Baloa tuvo que blindarse luego de los sucesivos robos en días pasados.

“Vecinos deben esperar autobuses
adentro de sus edificios…”

 

“Estamos en una situación de permanente riesgo”, afirmó la presidenta de la asociación de vecinos de El Llanito.

El sábado en la mañana los empleados y clientes de la farmacia Estepa pasaron momentos difíciles. A las 8:30 am siete hombres armados entraron en el establecimiento en el sector Baloa, en Petare, y luego de someter a todos los presentes pidieron que los llevaran al lugar donde supuestamente estaba la caja fuerte, según versiones policiales.

Como no pudieron abrirla, golpearon al encargado y después se llevaron el dinero de las ventas del día anterior, así como las pertenencias de algunos de los clientes.

El hecho era comentado ayer por los comerciantes del sector. ¿Cómo es posible que eso ocurriera a plena luz del día, cuando apenas comenzaba la jornada? La farmacia no prestó servicio ni ayer ni el domingo. Sin abrir las puertas, los empleados dijeron que todavía estaban ordenando el negocio.

En Baloa y El Llanito la gente ha aprendido a convivir con los delincuentes. Entre rejas María Giménez atiende a los clientes de Pinturas Regional, que está a 20 metros de la farmacia. Dijo que anteriormente el negocio abría a las 6:30 am para venderles materiales a los obreros que iban a sus trabajos. Ahora comienzan luego de las 7:00 am, pues hay más gente en la calle y el riesgo es menor.

“Aquí tenemos robos todos los días, pero los jueves y viernes es impresionante”, señaló.

La farmacia Estepa no habré desde el sábado, cuando la asaltaron.

Ahí viene el bus:

La gente que trabaja en la avenida principal de El Llanito relata que allí la situación no es distinta que a del otro lado de puente Baloa.

“Nos asaltaron hace dos meses en pleno día. Nos encerraron, nos quitaron las computadoras y el dinero de lo que habíamos vendido”, recordó Beatriz León, encargada de un taller de reparación de hornos microondas.

Añadió que los arrebatones ocurren a toda hora. Los victimarios generalmente son parejas que se trasladan en motocicleta.

En marzo a dos asaltantes se les apagó la moto luego de robar el celular de un estudiante de bachillerato. Los transeúntes se dieron cuenta y casi linchan al ladrón. La víctima recuperó su teléfono; no obstante, la regla es que los jóvenes y sus representantes son despojados de sus pertenencias.

Trinidad Olivares tiene 30 años de residente en El Llanito. Relató que los vecinos de la avenida Guaicaipuro deben esperar el metrobús metidos en sus edificios, pues corren el riesgo de ser asaltados mientras están en la parada como le pasó a ella.

“Los vecinos ya no van a misa los domingos en la mañana como antes porque los asaltan.

Ya yo no voy al cine ni a fiestas porque ¿cómo hago para llegar a las 11:00 pm? Estamos aterrados”, expresó.

Añadió que la posible instalación de una morgue en la urbanización incrementaría la delincuencia.

La sede de la asociación de vecinos del sector también ha sido pasto de los hampones.

La última vez que robaron fue el 28 de febrero.

En la fachada externa de la organización hay un boquete.

Ingrid Terán, miembro de la asociación, dijo que la pared cayó al ser chocada por un carro recién robado.

La única patrulla que se observó durante el recorrido para este trabajo pertenecía al Cicpc y estaba estacionada frente a la agencia del Banco Provincial de El Llanito, donde hubo un asalto la semana pasada.

Manos atadas:

Mirtha Guédez, presidenta de la Asociación de Vecinos de El Llanito, explicó que el sector está afectado por los hampones entre la redoma de Petare y Maca, La Línea y El Carmen. 

“Estamos en una situación de permanente riesgo. La gente tiene mucho miedo”, afirmó. 

Agregó que los esfuerzos de coordinar acciones con la Policía Municipal son constantes. En ocasiones también cuentan con apoyo de Polimiranda, pero las últimas decisiones del MRI le han restado poder de fuego y autonomía a los cuerpos preventivos. 

“Están con las manos atadas pues no pueden detener a los malandros pues las comisarías no tienen retenes”, añadió. 

Guédez cree que esta situación obligará a los vecinos organizarse aún más, realizarán guardias e identificarán a los delincuentes para facilitar el trabajo policial. 


Por: JAVIER IGNACIO MAYORCA
jmayorca@el-nacional.com
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MARTES 03 DE JULIO DE 2012