“Si vamos a votar en masa, no
nos ganan ni con trampa”
■ Llaman la atención las disparidades estadísticas entre una encuestadora y otra…
El título original era “Acciones urgentes: Capriles y el CNE”, pero que a 3 días de iniciarse formalmente la campaña presidencial el TSJ ordene una medida de embargo ejecutivo contra Globovisión por casi 25 millones de bolívares, nos obliga a incluir esa muestra del terrorismo judicial que chapotea en la abyección política oficial.
Para un canal acosado con enormes multas impuestas por el Gobierno por informar con la verdad, y con clientes amenazados para que no sigan contratando mensajes publicitarios en ese medio, el embargo de 25 millones supone, en la práctica, su cierre en plena campaña electoral. Globovisión es el único canal independiente al que tiene acceso la disidencia, el candidato Capriles y los funcionarios, damnificados y familiares de las miles de víctimas de la criminalidad, que denuncian la negligencia y los incumplimientos oficiales. Reclamos que jamás aparecen en los medios públicos, como exige el derecho ciudadano a la información.
El acto desesperado del TSJ bajo las órdenes de Chávez se origina, sin duda, en el cambio que las encuestas serias del país comienzan a registrar en las tendencias electorales de cara a la elección presidencial. Con las multitudinarias concentraciones logradas por Capriles en todo el país (a veces dos y tres por día), incluidos estados que Chávez consideraba “suyos”, murió la conseja de que a la campaña opositora “le faltaba fuerza” y que “el candidato no cuajaba”. A las encuestas infladas con millones del dinero público y no con intención de voto de los electores, comienza a pasarles algo parecido. El encuestador Alfredo Keller afirma que “la calle mata a las encuestas como arma de propaganda” y recuerda que cuando Ortega era presidente por primera vez en Nicaragua, todos los sondeos le daban como favorito para la reelección, pero al final ganó Violeta Chamorro. Solo una encuestadora “la pegó” porque detectó que el electorado sentía miedo de responder a quien podía ser un espía del gobierno.
Llaman la atención las disparidades estadísticas entre una encuestadora y otra: (“Eso no había pasado nunca”) y las enormes diferencias en las cifras de los “indecisos”. Una que da ganador a Chávez, por ejemplo, registra un enorme 33% de “indecisos”, es decir, uno de cada tres electores, cosa difícil de aceptar en un país polarizado (fenómeno similar al de la elección ganada por Chamorro en Nicaragua). Un funcionario o un inscrito en la Misión Vivienda (cuyo nombre, teléfono y dirección están en manos del Gobierno), que piensa votar por Capriles, ¿se lo va a decir a un desconocido que le entrevista en su hogar, en medio del terror creado por oficialismo? La encuestadora Doxa hizo una medición sobre los “ni-ni” y encuentra que tienden mayoritariamente hacia Capriles. La última encuesta de Consultores 21, de principios de junio, registra un “empate técnico”, con Chávez bajando y Capriles subiendo cuando aún faltan 100 días para el 7-O. Varios periódicos titularon “Capriles alcanzó a Chávez”.
Hoy ya ningún experto en campañas electorales duda de las enormes posibilidades que Capriles tiene de ganar la elección y de que obtendrá más votos que Chávez. Las dudas están en si con el hamponato oficial, la MUD y el equipo de Capriles podrán probar que obtuvieron muchos más votos. Para ello desde ahora mismo deben extremar sus exigencias a un CNE desequilibrado (4 a 1) que rechaza las denuncias sobre migraciones masivas inconsultas; que nos presenta un REP no auditado desde 2003 que ha crecido el 58% mientras que la población, según el reciente censo, solo se ha incrementado en 14%. Un CNE que se niega a entregar la data a la oposición para que verifique la información. Allí están miles de chinos, iraníes, bielorrusos y cubanos, con cédula venezolana e inscritos para votar, y otras anomalías. Cierto que la trampa más grave está “donde nosotros no estemos” y que el voto es secreto. Pero en los 9 mil nuevos centros electorales, tal como están constituidos, puede que no haya testigos de la oposición, como ya ha ocurrido. En el municipio Mara del Zulia hay centros en los que Chávez obtiene el 100% de los votos, porque activistas armados no dan acceso a testigos opositores y el CNE lo consiente. La historia se repite en otros lugares.
Hay que emprender acciones urgentes ahora que todavía hay tiempo, porque tan graves problemas no van a solucionarse con el tímido e inefectivo reclamo de los delegados opositores en el CNE parcializado. Continuaremos la próxima semana, pero eso sí, que no haya uno solo de quienes queremos el cambio que, al enterarnos de tanto fraude continuado, diga: “Yo no voy a votar porque me van a robar el voto”. Al contrario, pensemos que si vamos a votar en masa, no nos ganan ni con trampa.
Por: MARTA COLOMINA
mcolomina@gmail.com
@colominaM
domingo 1 de julio de 2012