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    FERNANDO OCHOA ANTICH: Las amenazas de Hugo Chávez



    “La prédica y las arbitrariedades han empezado…”

     

    Por absurdas que parezcan las amenazas de Chávez, su perfil sicológico indica que nada se puede descartar.

    El acto conmemorativo del 191 aniversario de la Batalla de Carabobo y Día del Ejército pasará a la historia como un doloroso ejemplo del abuso de poder de un presidente de la República que se atrevió a ofender y amenazar, de manera inaceptable, a sus compatriotas. Varios columnistas ya han tratado sobre este tema, en particular sobre las ofensas, pero creo necesario analizar con detenimiento las amenazas realizadas contra la oposición democrática. Antes de profundizar en dicho análisis quiero detenerme a comentar y relacionar los artículos de opinión de Teodoro Petkoff y de Guillermo Cochez titulados: “La última locura” y “Narcisismo y paranoia en los líderes políticos”. La actuación de Hugo Chávez es tan desproporcionada y fuera de la realidad que obliga a reflexionar sobre el contenido de estos artículos.

    El propio título del editorial de Teodoro Petkoff señala el grave problema que enfrenta Venezuela: “La última locura”. No se puede justificar de otra manera el contenido del discurso de Hugo Chávez. Mantener públicamente que sólo “los chavistas son venezolanos” es una afirmación que no puede hacerse sin que haya motivos para dudar del equilibrio mental de quien lo hace. El narcisismo y la paranoia, lo sostiene Guillermo Cochez, son dos enfermedades psicológicas que se desarrollan con mucha frecuencia en los líderes políticos, más aun cuando están enfermos. Ejemplos resaltantes en la historia son: Hitler, Stalin, Mao, Kim Il-Sung, Saddam Hussein e Idi Amin Dadá. Todos valoraron en exceso sus condiciones personales, perdiendo totalmente el sentido de la realidad, hasta creerse imprescindibles y temer permanentemente por sus vidas.

    Hablemos ahora de las amenazas: Hugo Chávez insistió en su discurso, de una manera repetitiva, que la oposición democrática estaba organizando un proceso de desestabilización nacional, dirigido y respaldado por Estados Unidos, con la finalidad de desconocer el resultado electoral. Señaló como prueba de esa conspiración la negativa de la oposición democrática de reconocer de antemano el resultado de las elecciones. Esta grave e infundada acusación tuvo por finalidad incitar a la Fuerza Armada a la violencia contra la oposición democrática al señalar: “que juntas al pueblo harán respetar el resultado de las elecciones que haga público ese día el Consejo Nacional Electoral e impedirán cualquier tipo de protesta que pueda ocurrir”, negando de antemano el derecho de nuestro pueblo a protestar si el resultado es ilegítimo.

    Esta arenga debe relacionarse con otros aspectos de su discurso que incrementan la peligrosidad de lo allí expresado y obliga a vincularlo con el delicado desequilibrio que, desde algún tiempo, viene observándose en la personalidad de Hugo Chávez. Teodoro Petkoff resume a la perfección este asunto: “Hugo Chávez le ha establecido a la Fuerza Armada el objetivo militar: la mayoría del país, que aspira a sacarlo de Miraflores a punta de votos. Pero resulta que esa mayoría no es venezolana, y por lo tanto la Fuerza Armada estaría obligada a desconocer el resultado electoral si es favorable a la oposición”. Pero eso no es todo: si esa mayoría protesta ese día en las calles por considerar írrito el resultado hecho público por el Consejo Nacional Electoral, la Fuerza Armada tiene, según Hugo Chávez, la obligación de reprimirla porque son traidores a la Patria.

    Esta prédica muestra de manera descarnada el inmenso reto que tiene la mayoría institucional de la Fuerza Armada. Estoy seguro que en muchos de ellos deben surgir profundas inquietudes. No es fácil definir la conducta personal en medio de tantas contradicciones. Lo normal sería obedecer las órdenes de sus superiores, pero ¿sería justo cumplir la orden de reprimir una protesta popular de miles de venezolanos surgida para defender el resultado electoral de Henrique Capriles, ante la certeza que todos tenemos de que el abuso de poder y las triquiñuelas del gobierno pueden configurar un fraude electoral el 7 de octubre? ¿Va a permitir la Fuerza Armada que los grupos armados organizados por el gobierno ataquen a ciudadanos indefensos que se lancen a la calle? Estoy plenamente convencido de que no…

    La campaña electoral comienza este domingo. Las amenazas de Hugo Chávez van a exigir de una permanente movilización de la oposición democrática. Henrique Capriles ya le respondió, con admirable entereza, durante su última rueda de prensa al sostener: “que él sólo respetará la voluntad popular y no lo que afirme el gobierno”, pero es necesario entender que Venezuela enfrentará muy difíciles circunstancias durante estos cuatro meses y en particular el día de las elecciones. La prédica de Hugo Chávez y las arbitrariedades que han empezado a cometerse deben verse como una muestra de desesperación ante una realidad que empieza a conformarse de una manera indetenible: el triunfo electoral de la oposición democrática. La sorpresiva multa a Globovisión es apenas una de las primeras muestras de lo que nos tocará.


    Por: FERNANDO OCHOA ANTICH
    CÁRCELES | EL UNIVERSAL
    fochoaantich@gmail.com
    domingo 1 de julio de 2012


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