El Gobierno adeuda a constructora
Brasileña más de u$ 1 millardo
■ Moody’s y Fitch advierten que la empresa concentra sus negocios en el exterior en países inestables.
La Constructora Norberto Odebrecht tiene en el Gobierno venezolano a su principal cliente fuera de Brasil con montos que se calculan en 5,4 millardos de dólares, lo que representa 21% de su portafolio de negocios al cierre de 2010, incluidos los proyectos que ejecuta en Brasil, su mercado natural.
La participación de Venezuela en la cartera de Odebrecht, empresa brasileña de casi 100 años, se eleva a 38% cuando la comparación se hace solo entre los negocios que tiene fuera de su país.
Esta situación, no obstante, se ha convertido en su mayor problema cada vez que requiere de una supervisión de una calificadora internacional de riesgos, sobre todo cuando necesita este tipo de evaluaciones financieras con el fin de obtener recursos, bien sea un préstamo de una entidad bancaria internacional o mediante la emisión de papeles en los mercados de capitales.
La situación se agrava si se toma en cuenta que en varias oportunidades el Gobierno venezolano ha incurrido en retrasos en el pago de las obras que está constructora realiza en el país y que, según cifras que se manejan en el sector de la construcción, está entre 1 millardo y 1,5 millardos de dólares, que deben ser desembolsados por el Fondo de Desarrollo Nacional como organismo financiero de los proyectos.
Ni los efectos de esta evaluaciones ni las deudas atemorizan a Odebrecht. La estrategia de expansión y de ampliación de mercados ha sido la de entrar en países donde Brasil ha enfocado su política exterior principalmente durante la gestión del presidente Luiz Inácio Lula Da Silva y ahora con Dilma Rousseff, como es el caso de América del Sur y el Caribe y los países africanos que fueron colonias de Portugal. Las prioridades también incluyen naciones petroleras, sean o no miembros de la OPEP, dada la figuración que está teniendo Brasil como productor de crudos.
“Observamos que gran parte de la cartera de negocios de Odebrecht se concentra en países con alto riesgo político y con volatilidad económica como Venezuela, Argentina y Angola”, se señala en un informe de la calificadora Moody’s Investors Service correspondiente a marzo de este año.
La agencia Fitch expresó una advertencia similar sobre el hecho de que esta compañía ha expandido sus negocios en países emergentes, pero sobre todo en los más inestables, lo que crea la percepción de que resulta factible el incumplimiento de pagos por los proyectos que ejecuta o la cancelación de contratos debido a cambios políticos. “Estos riesgos han sido parcialmente mitigados por la experiencia y trayectoria positiva de Odebrecht en su operación en estos mercados, donde tiene como estrategia solicitar anticipos de los clientes”, indica Fitch en su reporte.
Estas firmas apenas mencionan detalles como el hecho de que Odebrecht se ganó en 2007 el contrato para la construcción del nuevo aeropuerto de Trípoli en Libia, como parte de un consorcio con constructoras de Francia, Líbano y Turquía. Esta obra se calculó en 1 millardo de dólares, los costos se duplicaron y no se ha podido completar debido a la crisis política que estalló en ese país a principios de año.
También las calificadoras pasaron por alto que a la constructora le fue adjudicado un contrato para la ampliación y modernización del puerto de Mariel en Cuba, un proyecto financiado por el Banco de Desarrollo de Brasil el Bndes previsto en principio por 400 millones de dólares y que ahora estaría valorado en 800 millones de dólares.
Igualmente omiten el impasse diplomático con Ecuador cuando el presidente Rafael Correa ordenó la expulsión de los ejecutivos de la empresa, en 2009, por unas fallas detectadas en la construcción de una represa hidroeléctrica.
La empresa, sin embargo, ha intentado no quedarse sólo en lugares de riesgo y ha participado en licitaciones en Europa, por ejemplo en Portugal y España, países que en este momento afrontan una crisis financiera, o en Estados Unidos donde obtuvo el contrato del Miami Mover, tren aéreo entre el aeropuerto, el centro y la estación de ferrocarriles de esa ciudad.
Presidentes y cobradores:
Los retrasos en los pagos del Gobierno venezolano a Odebrecht han sido reiterativos, prácticamente desde que esa empresa vino al país y, sobre todo, cuando decidió hacer negocios con organismos del Estado. En 1999, apenas el presidente Hugo Chávez asumió el poder, el mandatario de esa nación para ese momento, Fernando Henrique Cardoso, le envió una carta en la cual le insistía en agilizar un financiamiento del Bndes, según se había acordado en el segundo gobierno de Rafael Caldera.
Esos recursos serían utilizados para obras de infraestructura ejecutadas por la constructora brasileña.
La llegada de Lula al poder a principios de 2003 impulsó los acuerdos y los negocios entre ambos países, pero esa cordialidad entre los mandatarios no evitó momentos de tensión cuando se tenía que hablar de dinero entre los equipos técnicos, como ocurre entre Pdvsa y Petrobras, y también ha pasado con Odebrecht.
En 2008 se habló de retrasos y el presidente Hugo Chávez le salió al paso a los rumores en un viaje a ese país, donde dijo: “No se preocupen, que está todo pago”. El comentario causó risas entre los asistentes.
Hace 2 años se reveló que el Gobierno, o específicamente el Fonden, debía 2 millardos de dólares por los metros de Caracas y Los Teques, y el tercer puente sobre el río Orinoco, que se construye entre las poblaciones de Caicara y Cabruta. Se señaló que hubo paralización en las construcciones y despido de obreros, denuncia que la empresa negó.
“Las actividades de todas las obras que adelantamos a escala nacional se desarrollan de acuerdo con el cronograma previsto”, se indicó en el comunicado que la empresa difundió a mediados de marzo de 2009, pero párrafos más adelante se incluye el siguiente comentario: “El ritmo de las obras se adaptará a la disponibilidad de recursos”.
Las autoridades de Odebrecht, tanto en Brasil como en Venezuela, tienen por norma no ventilar en público los temas sobre la morosidad en sus cuentas por cobrar. Insisten en focalizar su información en los programas de desarrollo sustentable o de responsabilidad social, y delegan a sus gerentes casi como un tema de negociación diplomática cualquier reclamo relacionado con las cobranzas.
El detalle ahora está en que aún no se ha logrado que el equipo ministerial de Rousseff tenga la misma fluidez en la relación con las autoridades venezolanas, como sí lo hubo con el equipo de Lula. De allí que se haya pautado una reunión de jefes de Estado para el 10 de mayo pasado, la cual se suspendió debido a la dolencia de Chávez por unos ligamentos cruzados en la rodilla derecha.
En ambos gobiernos hay conciencia de los daños que pueden surgir si no se retoma el tipo de relación que antes se tuvo y de allí que se considere como un avance el encuentro entre los cancilleres Nicolás Maduro y Antonio Patriota, que revisaron los factores que retrasan los proyectos de ambos países, incluidas las facturas de Odebrecht.
Por: ANDRÉS ROJAS JIMÉNEZ
Internacional | Política
EL NACIONAL