Reclusos continúan exigiendo
el ingreso de las visitas
■ Un grupo de penitenciaristas del despacho desaprueba el “arreglo”.
■ En las residencias Las Palmitas un adolescente de 17 años de edad también recibió un tiro en el abdomen.
■ “No puede ser que 10% de quienes quedan en el penal tenga sometido a 90%”, relató el funcionario y admitió que pactan con “líderes negativos”.
■ Todos los vecinos afectados en las zonas de de Santa Teresa coinciden en señalar que el pandemonium del martes en la cárcel de La Planta comenzó antes de las 11:00 am. Minutos después de que se escucharon las primeras detonaciones, comenzaron a estallar las ventanas por lo menos de una docena de apartamentos a los que llegaron los proyectiles.
En las Residencias Las Piedras, donde falleció Henry Molina, varios apartamentos del piso 5 hacia arriba resultaron perjudicados. Rejas, ventanas, puertas, floreros y estantes quedaron perforados luego del enfrentamiento entre funcionarios de la Guardia Nacional y los reclusos.
“Yo tengo 40 años viviendo aquí y siempre se escuchan los tiros, los viernes o los domingos después de la visita, pero jamás había ocurrido algo de esta magnitud”, comentó Cruz de Blondell, habitante de un apartamento del piso 11. En su casa entraron por lo menos 2 proyectiles: uno quebró una ventana, destrozó un control de un videojuego y se incrustó en un estante, mientras que el otro le tumbó la persiana de la ventana y se incrustó en la columna del techo del inmueble.
“La semana pasada, cuando el primer tiroteo, también llegaron las balas hasta aquí, pero ayer (el martes) fue peor”, dijo.
Otra de las residentes del piso 13 del edificio agregó que sus vecinos de al lado decidieron marcharse del inmueble ayer, después de que se percataron que una bala desde La Planta entró por una ventana y reventó hasta un florero de la sala.
Henry Molina, de 48 años de edad, estaba jubilado de Ministerio de Finanzas. Cuando la bala que entró por la ventana lo alcanzó en la frente estaba sentado en su cuarto leyendo las noticias. Su hermana Lourdes Molina y su cuñado José Suárez relataron lo sucedido. El hombre cayó al piso y su mamá, una mujer de 80 años de edad, fue quien le quitó de la frente de su hijo el proyectil. Luego pidió ayuda a los vecinos.
La Palmita. El disparo que recibió en el abdomen, Marco Antonio Pinto, de 17 años de edad, el martes pasadas las 11:00 am, ocasionó que en el Hospital Universitario de Caracas le quitaran un metro de intestino y parte del colon. El proyectil provino de La Planta.
El adolescente llegaba a su casa, apartamento 23D de la torre B del centro residencial La Palmita, cuando un proyectil entró por la ventana panorámica.
Pinto, estudiante de bachillerato en el liceo Antonio Arráiz, es uno de los cuatrillizos, hijos de María Delgado y Luis Pinto, comerciante. El adolescente está estable y en recuperación.
La madre del herido relató los momentos de angustia que vivió, cuando una cuñada la llamó para avisarle que Marco Antonio estaba herido. Dijo que en la torre B una vecina resultó herida de un tiro en una pierna.
En el apartamento 23C de la misma torre una bala entró en el apartamento de Doris Polanco. El proyectil partió el vidrio, pegó en la pared y se incrustó en el ventilador del cuarto de las dos hijas de Polanco. “Es la primera vez que vivimos esto.
Eso parecía una guerra”, dijo.
Investigación. 10 fiscales apoyan el trabajo del Cicpc relacionado con los hechos de La Planta. El martes y ayer una comisión de la policía judicial y el jefe de Homicidios, Luis Ollarves, hicieron inspecciones en el Palacio de Justicia, edificio de Pajaritos, pisos 11 y 12 e inmediaciones del CNE, donde recolectaron proyectiles, muchos de estos calibre 9 milímetros. La mayoría de los disparos fueron hechos desde el penal.
El ministerio público tiene registrados un fallecido, tres heridos de bala y dos lesionados con esquirlas de vidrio.
Una de las heridas es Oneisi Pérez, de 21 años de edad, empleada de la tienda Comercial Suma, cerca del Palacio de Justicia. Estaba parada en la entrada del comercio y una bala la impactó en la rodilla. Dos locales más adelante, en el la tienda Togoflash, uno de los proyectiles entró por la vidriera y la estalló. María Eugenia León, encargada del negocio, señaló que cuando se escuchó la detonación había varios clientes en el local.
Tensa calma:
En los alrededores del penal se mantenían ayer los familiares en tensa calma, a la espera de información oficial. La vocera, Maryoleth de Santiago, les pidió que anotaran en un papel los datos de cada uno de los reclusos para hacérselos llegar a las autoridades del Ministerio que se comprometieron a revisar los expedientes para verificar a cuántos reos les corresponden beneficios.
Sin embargo, extraoficialmente se conoció que los detenidos que están al frente del conflicto se niegan a ceder a las presiones de las autoridades, hasta que no les permitan la entrada a la visita.
La ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela, estuvo ayer en las adyacencias del penal y reiteró que no cederán ante las presiones de los reclusos que no permiten la salida de más de 1.600 presos que aún quedan en La Planta.
El peligro está latente:
Los vecinos en zozobra, escucharon tiros durante dos horas. Las personas debieron resguardarse en los baños para evitar que las balas los alcanzaran.
“Los viernes y los fines de semana nosotros siempre escuchamos después de las fiestas que hay tiros, pero son ráfagas por un rato y ya. Ayer los disparos duraron como dos horas. Todos corrimos a las zonas más seguras de los apartamentos, pero después, en la tarde, cada vecino tenía un cuento porque fueron muchas las balas que alcanzaron esta zona”, relató un vecino del piso 9 de Las Palmitas.
Iris Rodríguez, residente del apartamento 74 de Las Piedras, señaló que en 24 años que tiene viviendo en ese edificio, es la primera vez que una situación ocurrida en La Planta los afecta de esa manera. “Nosotros nos refugiamos en el baño de la casa y cuando salimos fue cuando nos percatamos de que el estante de la cocina y la puerta tenían los huecos”, contó la mujer.
Otra vecina de Las Piedras, que prefirió no revelar su nombre, aseguró que en 25 años que tiene viviendo en ese edificio, nunca antes había padecido por las revueltas de la cárcel. “Tuvimos además que oler vinagre porque el olor de las bombas también llegó al sector. Todos los comercios de aquí hasta Quinta Crespo tuvieron que cerrar y la Guardia Nacional pasaba como buscando a alguien porque también habían dicho que se le fugaron seis presos que llevaban en un autobús para los tribunales”, dijo.
Los comerciantes de los alrededores del Palacio de Justicia manifestaron que aún no pueden creer que las balas que impactaron en sus negocios provinieran de La Planta.
“Es mucha la distancia que hay de aquí hasta allá y hay edificios altos. No nos explicamos cómo llegaron esos proyectiles hasta esta zona, que afortunadamente no mataron a más personas”, expresó una vendedora de una tienda de pantalones en la que también consiguieron una de las balas que dispararon desde el penal de El Paraíso.
El problema no es la cárcel:
Dos expertos en urbanismo y penitenciarismo coincidieron en que el problema con el Centro de Reeducación y Trabajo Artesanal de El Paraíso, conocido como La Planta, no es la instalación en sí ni su ubicación en el medio de la ciudad sino la ausencia de control.
El arquitecto Marco Negrón, asesor del Instituto Metropolitano de Urbanismo, señaló que en el centro de la ciudad de Roma hay una importante prisión que no le genera a la población los riesgos que hay alrededor de La Planta. Carlos Nieto de Una Ventana para la Libertad indicó que en ciudades como Lima, Quito, París y Bogotá también hay instalaciones penitenciarias.
Tanto Negrón como Nieto dijeron que los riesgos surgen cuando se permite que la población penitenciaria posea armas de fuego en medio de una crisis generalizada de gobernabilidad.
“El problema se nos invirtió desde el punto de vista urbanístico. No es el entorno.
Si los presos tienen las armas que se han reportado, nadie estará seguro allí”, dijo Negrón.
Ambos indicaron que con el actual déficit de plazas carcelarias, la clausura de la instalación de El Paraíso y el traslado de los reclusos a cárceles en los Valles del Tuy y Guatire incrementará el hacinamiento y los conflictos en esos lugares.
Nieto señaló que el cierre del retén de Catia no ocasionó problemas entre los presos pues para ese momento estaban listos los internados de Rodeo II y Yare II.
Dijo que cuando no puedan meter a más reclusos en las cárceles del Tuy intentarán llevarlos a El Dorado en el estado Bolívar, sin tomar en cuenta que 80% de la población de La Planta aún no ha sido sentenciada.
Un parque:
Negrón indicó que el espacio donde se encuentra La Planta no debería ser utilizado para nuevos urbanismos, como lo anunció la ministra para el Servicio Penitenciario Iris Varela. Piensa que allí debe construirse un parque o un centro educativo.
Señaló que cuando se tumbó el retén de Catia se prometió incorporar ese espacio al Parque del Oeste. Sin embargo, dejaron edificaciones que ahora albergan a la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad.
“Eso es lo que hace falta en Caracas. No más viviendas construidas mediante planes improvisados en una ciudad saturada”, dijo.
Advierten sobre riesgo de impunidad:
La directora de Control Ciudadano, Rocío San Miguel, cree difícil que se llegue a identificar a los responsables del homicidio de un vecino del retén La Planta así como de las personas que resultaron heridas durante el enfrentamiento entre reos de ese penal y funcionarios de la GN.
Recordó que durante la crisis en Rodeo II, en julio de 2011, falleció un habitante de los alrededores de ese penal, José Margarito Navas, de 57 años de edad, luego de ser herido en la cabeza con un tiro de fusil AK 103, y el crimen está impune. Señaló que el Ejecutivo no aprendió nada de la crisis en ese internado judicial. Sin embargo, San Miguel aprecia una marcada diferencia entre la actitud de los militares y la negociación que plantea la ministra Iris Varela. Dijo que el conflicto del martes pudo evitarse si desde un principio se hubiesen utilizado dispositivos tecnológicos para vigilar lo que ocurre en el penal.
Recuperar proyectiles:
El profesor de balística y ex funcionario del Cicpc, Mario del Giúdice, señaló que si la policía judicial actúa con celeridad será posible identificar a los responsables de la muerte de Henry Molina. Indicó que los funcionarios deben colectar todos los proyectiles para hacer experticias de comparación balística y simultáneamente realizar levantamientos planimétricos para determinar los puntos de origen de los disparos.
Dijo que no debe descartarse la posibilidad de que hubiese tiros hechos por hampones o francotiradores desde planos superiores, cercanos a la Cota 905.
Por: THABATA MOLINA
SANDRA GUERRERO
JAVIER IGNACIO MAYORCA
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JUEVES 10 DE MAYO DE 2012