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    NICOLAS P. DIAZ-ARGÜELLES: Tres países parásitos



    Tres estados parásitos que sobreviven económicamente mediante una manipulación sórdida.

    “Chávez se erigió como
    rey del ALBA…”

     

    Los países pequeños tienen diversas formas de encaminar sus economías. Entre las más curiosas está Suiza con su famoso secreto bancario y sus relojes, el principado de Mónaco con su lucrativo casino de Montecarlo, propiedad de Societé des Bains de Mer, empresa pública donde el gobierno controla la mayoría de sus acciones, y otro ejemplo, es Holanda, con una producción de exquisitos quesos como el Gouda, el Edam y el Leyten, cuya historia se remonta al 800 A.C. Sin olvidar los países parásitos que viven de la limosna e inventan soluciones, algunas muy creativas, para alimentar a su población.

    Está el caso de Ratcha Anachak Thai, donde hay lugares como la Tierra de los Tesoros y la Historia y el País de la Sonrisa Saludable, pero indudablemente, el más visitado y famoso de los enclaves de Tailandia son los prostíbulos de Bangkok. El país apenas genera noticias internacionales sobre arte o política, a nadie le interesa que en las elecciones del 2011 obtuviera la victoria por mayoría absoluta Yingluk Shinanatra, hermana del ex primer ministro Thakshin, pero produjo ríos de tinta y estalló con la fuerza de mil fuegos artificiales una visita que hizo allí el ministro de Cultura de Francia Federic Mitterand, sobre la que escribió un libro autobiográfico. El libro destila sexo, un rubro dentro del cual en el antiguo Siam, con oblicua perversidad, se dispara a discreción en todas direcciones.

    Mitterand, de 62 años, visitó un prostíbulo de Patpong, el barrio rojo de Bangkok, y cuenta: “He cogido la costumbre de pagar chicos… todo ese ritual de feria de efebos, de mercado de esclavos me excita enormemente”. Más adelante señala con extraña ingenuidad sin códigos: “Cometí un error, pero no un crimen, ni siquiera una falta. Quizás una falta contra la dignidad humana. No pienso dimitir ni lo he pensado nunca. El presidente Sarkozy y el primer ministro Francois Fillon me han mostrado su confianza”.

    Triste noticia sobre un país que acepta sin chistar ni perseguir a la columna vertebral de su economía, el turismo sexual, donde bellos jóvenes thai de ambos sexos, algunos menores de edad, entregan su dignidad a la culta, vieja y corrompida Europa. Pero esto, de la muestra, es solo un botón. Otros países con imaginación sin límites han recorrido avenidas no más corruptas pero sí más peligrosas mediante el arte de sobrevivir económicamente.
    Esta el caso de Corea del Norte, donde, según la ONU, seis millones de personas –una cuarta parte de su población– necesita ayuda alimentaria, y donde la carestía de 1995-98 provocó tres millones de muertos por hambre, tras excepcionales inundaciones y el colapso de la Unión Soviética.

    Para enmendar el entuerto Pyonyang ha sacado como mago de un sombrero de copa no un conejo sino el chantaje nuclear. Desde hace tiempo viene administrando a Occidente pequeñas dosis de bravatas de caballo castrado. Pero, recientemente, aceptó suspender el enriquecimiento de uranio y aplicar una moratoria a los ensayos nucleares y a los misiles de largo alcance a cambio de un plan de ayuda de Washington por 240,000 toneladas de alimentos. Es decir, es como si los niños abusadores de las escuelas norteamericanas, los bullies, recibieran buenas notas por abstenerse de generar abusos contra sus compañeritos de aula. En este caso, a Corea del Norte la premian por no ser violenta con sus vecinos. Y se acepta el chantaje con sonrisa hipócrita y de cierta forma con agradecimiento, aunque históricamente está demostrado que Corea del Norte es propensa a las perretas, y en ocasiones muerde la mano que la alimenta.

    El tercer caso que viene a cuento sobre estados parásitos que sobreviven económicamente mediante una manipulación sórdida es la Cuba castrista. Fidel Castro no habrá inventado el antiimperialismo pero lo ha manejado magistralmente. Se lo compró primero la Unión Soviética utilizando a la isla como peón en la guerra fría, y luego Hugo Chávez para erigirse como rey del ALBA.

    En la isla no se habrá cultivado en los últimos 50 años caña ni malanga, pero sí un odio refinado al yanqui en base a uno de los mitos bíblicos más conspicuos, el de David frente a Goliat, que tiene las raíces de su aceptación en el tema de la revolución cubana, entre algunos políticos latinoamericanos e intelectuales europeos, no en la hermosa parábola del triunfo del débil contra el fuerte, sino en la envidia.

    Y me pregunto: si la ley de Dios y de los hombres no admite trampas, ¿cómo sigue perdurando después de medio siglo un régimen cuyo pueblo está hastiado de reformas y contrarreformas inútiles, que si se las aplican grita, y si no se las aplican, llora?


    Por: Nicolás Pérez
    Nicop32000@yahoo.com



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