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Thursday, November 21, 2024
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Barquisimeto: Tiros y lluvia de piedras en tranca de la Circunvalación Norte

Tiros al aire y lluvia de piedras acompañó las cinco horas de tranca en la Circunvalación Norte.

Tranca con plomo

 

Tiros al aire y piedras fue lo que hubo en el segundo día de protesta de los habitantes del sector El Vidrio. La tranca en la Circunvalación Norte a la altura del Distribuidor Veragacha, creó un clima tenso entre los protestantes ardidos y choferes que venían de distintas partes del país.

A quienes viven en El Vidrio se les agotó la paciencia, pues el gobierno no le solucionó el problema del agua después de que el jueves protestaran por 12 horas continuas en la autopista Cimarrón Andresote. Un solo acceso cerrado no generaba presión.

Fue entonces cuando trancaron la Circunvalación. El cierre generó una descomunal y kilométrica cola de carros y camiones, lo que hizo que muchos conductores se pusieran agresivos y transgredieran, a la fuerza, la barricada de piedras y corotos que la comunidad colocó.

No les importó los cauchos prendidos en llamas y pasaron. Los pobladores sedientos, respondieron ante el irrespeto a la protesta y atacaron con piedras a los cinco vehículos que pasaron a la fuerza. El conflicto fue de tal magnitud, que hasta cuatro detonaciones al aire se escucharon para aplacar un poco la furia de cada bando. No se precisó de dónde salió el plomo.

Alrededor de 30 protestantes eran los que estaban al mando del poder en ese momento. Sometieron a los cientos de individuos que se encontraban en la cola, a su antojo. El diálogo parecía no existir en ese momento. Con quejas y gritos intentaban decirle a los manifestantes que los dejaran pasar.

Algunos de los choferes corrieron con suerte y lograron salir del atolladero, pero para eso les tocó bajarse de la mula con 100 bolívares y hasta
más. Ca­da ban­do re­cla­ma Con­duc­to­res que que­da­ron ayer atra­pa­dos en la tran­ca ma­ni­fes­ta­ron su re­cha­zo por el mé­to­do usa­do pa­ra pro­tes­tar, pues con­si­de­ra­ron que vio­la tam­bién su de­re­cho al li­bre trán­si­to.

Ce­le­do­nio Ge­nes ve­nía des­de Pa­na­má. En sus 3 dí­as de via­je de re­gre­so, cru­zó Co­lom­bia e iba rum­bo a Ca­ra­cas. Ayer le to­có es­pe­rar a que se abrie­ra el pa­so pa­ra po­der con­ti­nuar la mar­cha. “Es in­jus­to que ten­ga­mos que aguan­tar es­to. Ellos tie­nen su re­cla­mo, pe­ro no pue­den ce­rrar el pa­so y de­jar­nos aquí atra­pa­dos”, co­men­tó lle­no de im­po­ten­cia.

Una mul­ti­tud se can­só de es­pe­rar y ba­jó de los ve­hí­cu­los pa­ra ne­go­ciar, pe­ro la in­tran­si­gen­cia de los pro­tes­tan­tes dio po­co es­pa­cio pa­ra el diá­lo­go. Los afec­ta­dos pe­dí­an a los pro­tes­tan­tes que fue­ran has­ta la go­ber­na­ción e in­clu­so que se­cues­tra­ran al je­fe del Eje­cu­ti­vo, Hen­ri Fal­cón.

Ale­ga­ban que na­da te­ní­an que ver ellos con sus pe­nu­rias. Per­so­nas ve­ni­das des­de muy le­jos, fa­mi­lias en­te­ras con ni­ños y en­fer­mos se vie­ron atra­pa­dos en un em­bo­te­lla­mien­to que du­ró más de cin­co ho­ras. “Es­ta­mos can­sa­dos ya. No aguan­ta­mos la fal­ta de agua. No nos atien­den ni so­mos im­por­tan­tes. Es la úni­ca al­ter­na­ti­va”, jus­ti­fi­có Jo­sé Guz­mán, uno de los lí­de­res de la pro­tes­ta.

De­cí­an que las tu­be­rí­as se da­ña­ron por el óxi­do tras ocho me­ses sin ver el lí­qui­do.


Por: Redacción
Política | Opinión