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    FREDDY LEPAGE: Nicaragua, elecciones y los dólares bolivarianos

    Los Ortega festejan mientras partidarios de la oposición dicen: "El fraude se cometió aquí: la lucha continúa".

    Aquí y ahora

     

    “Esta victoria del pueblo de Nicaragua, es una victoria de la revolución bolivariana, una victoria del Alba”, dijo pomposamente Daniel Ortega, en la Casa de los Pueblos, en cadena nacional; al tiempo que su principal contrincante, Fabio Gadea, del partido Liberal Independiente, dirigía una protesta de sus seguidores que terminó en fuertes enfrentamientos.

    Vale la pena recordar que Ortega fue derrotado en tres ocasiones: en 1990, en 1996 y en 2001. Ahora, festeja su reelección, a pesar de que la Constitución de ese país la prohíbe.

    Así, Ortega se hace merecedor del cuestionado mérito de ser el primer mandatario nicaragüense en reelegirse, de forma consecutiva, después del dictador Anastasio Somoza.

    Eso lo logra gracias a los magistrados oficialistas de la Corte Suprema de Justicia que, sin la presencia de magistrados opositores, declararon ­en una clara y vulgar violación del Estado de Derecho de esa nación centroamericana­, entre gallos y medianoche, en octubre de 2009, inaplicable la norma de la carta magna que prohibía la reelección indefinida y limitaba los mandatos a dos.

    Ortega (“el comandante”, como suelen llamarse este tipo de mandatarios) se perpetúa así en el poder, con más de 62% de los votos, en una jornada plagada de denuncias de irregularidades, hechas los por observadores internacionales y locales. La Organización de Estados Americanos y la Unión Europea señalaron que sus misiones tuvieron grandes problemas para desarrollar su trabajo y que, también, detectaron múltiples “trabas y mañas” durante el proceso.

    Mientras que organizaciones locales denunciaron que en 25% de los colegios electorales no hubo representantes de la oposición. Igualmente, cuestionaron el rol del Consejo Superior Electoral, afín al Gobierno, en la entrega de cédulas de identidad y acreditación de fiscales opositores. También denunciaron falta de transparencia y neutralidad.

    La situación de descaro y ventajismo ha llegado a tal punto que el candidato opositor Fabio Gadea ha demandado nuevas elecciones (ver www.dossier33.com), recordando el gigantesco fraude perpetrado en las pasadas elecciones municipales. En lo personal, creo que, tal como ocurrió antes, estas acusaciones no prosperarán y el señor Daniel Ortega seguirá, con el apoyo de los hermanos Castro y de Chávez, haciendo lo que le venga en gana en Nicaragua.

    Cuando Ortega se atreve a señalar que fue una “victoria de la revolución bolivariana”, se refiere, sin lugar a dudas, a los chorros de petrodólares enviados desde Venezuela para apuntalar el corrupto liderazgo enquistado en Nicaragua. Ortega aprendió la lección cuando fue derrotado por Violeta Chamorro. En esa oportunidad se abrió un breve respiro democrático que se perdió posteriormente con el regreso de los sandinistas beneficiarios de la llamada “piñata”. Los cabecillas “revolucionarios” se apropiaron, mediante acuerdos y apoyados por un silencio cómplice, de los fastuosos bienes e inmuebles de la dinastía de los Somoza.

    Mención aparte merecen las elecciones en Guatemala, donde ganó el general derechista Otto Pérez, en una segunda vuelta. A diferencia de Nicaragua, los resultados fueron entregados la misma noche, una vez finalizados los comicios.

    Aunque también hubo esfuerzos baldíos del presidente Álvaro Colom para nominar a su esposa candidata presidencial, mediante una deleznable triquiñuela, descubierta y frenada a tiempo.


    Por: FREDDY LEPAGE
    @freddyjlepage
    Política | Opinión
    EL NACIONAL

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