Yo no soy un hombre de “por ahoras”
Esta semana los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia publicaron una decisión que, aunque no es tan clara como la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el fondo plantea una misma realidad: la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela garantiza plenamente mis derechos políticos. No hay dudas: puedo ser, y seré, candidato a la Presidencia de la República.
Hace tres años comenzamos un largo camino, convencidos de que los derechos no se mendigan: se conquistan. Dimos una dura pelea en instancias nacionales e internaciones, y alcanzamos una victoria histórica con una sentencia que me habilitó plenamente, en derecho y en justicia. Pero yo no les pedí a los magistrados de la Corte-IDH que me designaran Presidente de Venezuela. Esa decisión no les corresponde a ellos ni tampoco a los magistrados de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Les corresponde a los millones de venezolanos que se expresarán libremente el 7 de octubre del año que viene. Es el pueblo el dueño de su soberanía. Es la voluntad popular la que habilita, la que pone y quita gobernantes.
A todos los burócratas que pretenden robarles a los venezolanos su derecho de construir una nueva mayoría, les advierto: se equivocan. Están de espaldas a la historia. No nos arrodillaremos ante su pretensión de abandonar la lucha por nuestros derechos. Nos vemos en las calles, porque seguiremos recorriendo el país, sembrando la esperanza del cambio.
A todos los venezolanos que sueñan con un mejor futuro, les pido: reforcemos la ilusión y la esperanza. Estamos aquí, ahora, para consolidar esa nueva mayoría y transformar a Venezuela.
En los últimos años he sentido en carne propia todo el poder de un gobierno temeroso, que busca sacarme del juego electoral. Es el mismo poder abusivo que se despliega contra los estudiantes que buscan una mejor educación, contra los profesionales y trabajadores que pelean por reivindicaciones laborales, contra los agricultores que sufren la expropiación de sus tierras, contra los periodistas y medios de comunicación que defienden la libertad de expresión. Esta lucha no es personal; es una batalla para transformar a Venezuela en un país donde todos los derechos sean para todas las personas.
Esta lucha me ha fortalecido y refuerza mi compromiso de seguir avanzando decididamente en la construcción de la unidad superior, que se cristalizará en la jornada histórica del Día de la Juventud, el año del cambio. Agradezco a todos los precandidatos que participarán en ese proceso de primarias su palabra de apoyo, de aliento y de confianza para seguir en esta lucha, junto con ellos. Hoy estamos más unidos que nunca, y nuestra candidatura refuerza mucho más el compromiso unitario para abrir las compuertas del cambio en Venezuela. No vamos a pedirle permiso a nadie para consolidar la nueva mayoría, y el abanderado de la unidad nacional que salga de las primarias del 12 de febrero del próximo año recuperará la banda presidencial para convertirá en la banda de la dignidad y de la unidad de todos los venezolanos.
Quienes han trabajado conmigo lo saben: yo no soy un hombre de “por ahoras”. Yo soy un hombre del ahora, de presente y de futuro. Es el momento de ser valientes y comenzar a construir, sin miedo, el porvenir de paz, bienestar y progreso que todos soñamos. Llegó la hora del cambio. Fuerza y fe, Venezuela.
Por: LEOPOLDO LÓPEZ
leopoldo.lopez@voluntadpopular.com
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