La oposición no acepta dilaciones,
medias tintas ni ambigüedades
Todas las dudas que se nos alimentara desde el poder en torno a una materia de nuestra más directa incumbencia, como el estado de salud del Presidente, parecen haberse aclarado con las detalladas informaciones entregadas por su médico de cabecera y quien formara parte del exclusivo grupo que ha cuidado la salud del primer mandatario
Vuelve la oposición venezolana a encontrarse ante una decisión existencial., que no acepta dilaciones, medias tintas ni ambigüedades. En juego están la soberanía, la legitimidad, la naturaleza democrática y de derecho del sistema político imperante. En juego está la existencia misma de la República. No un simple proceso electoral. Desconocerlo nos conduciría directamente al infierno.
I
El régimen comienza a transitar los neblinosos páramos del absurdo. Señal inequívoca de que babea. El cantante calvo vuelve a La Habana, recayendo con majadera monotonía en su perruna y ya inexorable dependencia de otro par de tiranos que están a medio morir saltando. Un aquelarre de nuestro más recóndito pasado, muestra del fracaso endémico de un continente que, salvo muy honrosas excepciones, brinca de fracaso en fracaso. Avergonzaría si las consecuencias de esta porfiada y tenaz estupidez no acarrearan la desgracia de millones de vidas, entregadas a la voracidad insaciable de los mataderos. Digna materia para una de esas estremecedoras pinturas negras de Goya.
Todas las dudas que se nos alimentara desde el Poder en torno a una materia de nuestra más directa incumbencia, como el estado de salud del presidente de la república, parecen haberse aclarado con las detalladas informaciones entregadas por su médico de cabecera y quien formara parte del exclusivo grupo que ha cuidado de su salud desde que asumiera la presidencia, Salvador Navarrete. Un cirujano altamente calificado y de reconocido prestigio nacional e internacional, pero quien parece además estar familiarizado con los debates políticos que tienen lugar en el entorno presidencial, él mismo militante temprano del MVR.
En las respuestas que le diera al semanario mexicano MILENIO destacan dos grandes ámbitos: el propiamente médico quirúrgico y el político. Del primero se deriva un hecho de extraordinaria importancia y gravedad: las expectativas de vida del presidente de la república no superan los dos años de sobrevivencia. Padece de un sarcoma en la base de la pelvis, colindante con la próstata, de muy mal pronóstico, ya irreversible. Las suposiciones adelantadas por especialistas venezolanos en base a los pocos datos filtrados han resultado científicamente comprobadas. Al que agrega una revelación que confirma los diagnósticos de nuestros más afamados psiquiatras, psicólogos y psicoanalistas desde el comienzo mismo de su presidencia: Hugo Chávez es maníaco-depresivo y su carácter inestable, fabulador y alejado de todo sentido de la realidad lo convierten en una personalidad altamente peligrosa en el ejercicio del mando. Una realidad que le ha costado al país la que es muy probablemente la más grave crisis existencial de su historia. El país que dispone de las principales reservas petrolíferas del mundo lleva 13 años en manos de un oficial de rango medio, psicológicamente bipolar, fantaseador y megalómano. Que para mayor INRI sufre de una enfermedad terminal.
El cuadro clínico revelado por Salvador Navarrete es tan explosivo y de tan incalculables consecuencias en lo inmediato, que la entrevista en que lo hiciera público dio la vuelta al mundo en pocas horas, empujado por la virulenta ubicuidad de la red. Es obvio que debe descansar sobre los despachos de todas las cancillerías de la región. La enfermedad y eventual muerte del presidente venezolano tiene tan severas y peligrosas implicaciones para la estabilidad continental, que el tema debe estar siendo analizado por todos los gobiernos, por lo menos de nuestra región. Incluido, desde luego los de sus principales países: los Estados Unidos, Canadá, Colombia, Argentina, Brasil, México. Venezuela ha vuelto a encender las alarmas rojas. Entramos a una zona de altas turbulencias.
II
La parte política de la entrevista, tan extensa y tan importante como la propiamente médica, se resume en una afirmación aparentemente inocua, pero de incalculables consecuencias. Afirma el doctor Navarrete al pasar y como si no tuviera ninguna importancia, que la muerte de Hugo Chávez o su práctica desaparición del escenario político llevaría a la toma del poder por parte de las fuerzas armadas. Ninguna referencia a los mecanismos constitucionales previstos para un caso semejante, algunos de los cuales ya debieran haber sido activados, como los que se refieren a las ausencias temporales del jefe de Estado, claramente tipificadas en el artículo 234. La absoluta indiferencia con que la alianza cívico militar que detenta el Poder aparenta haber manejado el asunto no deja lugar a dudas respecto de su naturaleza anticonstitucional y antidemocrática. La enfermedad ha sido tratada desde un comienzo en medio del clásico secretismo de las tiranías.
Peor aún: más grave en sus consecuencias inmediatas es la incapacidad mental destacada por Navarrete. ¿Puede y debe un maníaco depresivo al extremo de la bipolaridad apartarse del predicamento constitucional que impone la separación DEFINITIVA del gobierno de quien se demuestre científicamente no estar en la plenitud de sus facultades mentales?
La cuestión es altamente problemática. ¿No es imaginable que el carisma, el poder de seducción y la elocuencia de un desequilibrado logren encubrir con la popularidad de que disfrute, el dinero que despilfarre y la lealtad de las fuerzas que controle – entre ellas nada más y nada menos que las armadas y hasta los dientes – sus graves falencias a la hora de tomar decisiones históricas? Cabe preguntarse entonces si la entrega de nuestra soberanía al gobierno cubano, la traición sistemática de la alta oficialidad de nuestras fuerzas armadas a sus imperativos constitucionales, el regalo de inmensas cantidades de dineros públicos a fondo perdido – salvo la lealtad comprada con dichos fastuosos regalos –, los acuerdos y contratos arreglados con potencias imperiales al precio de la pérdida sistemática y de largo plazo de nuestra soberanía ¿hayan sido planeadas, acordadas y firmadas por un presidente de la república desconectado de sus obligaciones constitucionales y, por lo mismo, carente de toda legitimidad jurídica?
¿Cabe, en último término, al calor de estas graves revelaciones considerar írrito el ejercicio gubernamental de los últimos 13 años y desconocer en consecuencia la totalidad de sus actos, tanto en política interna como externa, propiamente políticos pero también comerciales y económicos?
III
Como se puede colegir de todo lo anterior, las repercusiones políticas de las revelaciones del Dr. Salvador Navarrete, según rumores que circularan a partir de este martes bajo orden de captura o ya detenido en una dependencia de seguridad militar – asunto que a la hora de redactar este artículo no había podido ser confirmado – pueden ser extremadamente explosivas. Vuelven a poner sobre el tapete la insondable gravedad de la crisis existencial que vive Venezuela y a poner de relieve su naturaleza excepcional. Trayendo al primer plano el problema de la legitimidad y soberanía del régimen. Y la apertura de un ciclo de peligrosas turbulencias, con la inminente y no desmentida posibilidad de un golpe de Estado llevado a cabo por las fuerzas armadas al servicio del delirante proyecto político de un psicópata.
El rechazo del Tribunal Supremo de Justicia a acoger la orden de la CIDH de habilitar al ex alcalde de Chacao, presidente de Voluntad Popular y serio aspirante a la presidencia de la república Leopoldo López, contraviniendo acuerdos internacionales expresos y vinculantes, demuestra la decisión de quienes ejercen hoy por hoy el control político y militar del país – en ausencia del presidente de la república – de no detenerse ante nada ni nadie. La pregunta tantas veces formulada y jamás respondida acerca de quién o quienes detentan el mando en ausencia de Hugo Chávez, con la posibilidad de que ni siquiera se trate de venezolanos, vuelve a intrigar a políticos, analistas y sectores de Poder de la oposición democrática del país.
Venezuela se encuentra así ante interrogantes de extrema gravedad e importancia. Las ambigüedades del TSJ al decidir sobre la orden de habilitar a Leopoldo López mediante el ex abrupto jurídico de autorizarle a participar en Primarias pero negándole el derecho a hacer uso de su eventual victoria suponen una flagrante y delictiva decisión de coartar los derechos políticos de la mayoría del país. Sirven exclusivamente a los aviesos fines electoreros del régimen y pretenden dictaminar quién y cómo sería aceptable por la dictadura como contendiente a enfrentar por parte del presidente de la república o quien designe su heredero ante el agravamiento de su mal. ¿Puede aceptar la oposición democrática someterse a los dictados de un Gran Elector auto designado?
Vuelve la oposición venezolana a encontrarse ante una decisión existencial., que no acepta dilaciones, medias tintas ni ambigüedades. En juego están la soberanía, la legitimidad, la naturaleza democrática y de derecho del sistema político imperante. En juego está la existencia misma de la República. No un simple proceso electoral. Desconocerlo nos conduciría directamente al infierno.
Por: Antonio Sánchez García
sanchezgarciacaracas@gmail.com
Miércoles, 19 de octubre de 2011