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ELIZABETH ARAUJO: De novela

“Se trata de una
década perdida..”

 

El drama presidencial está llegando a sus últimos capítulos no porque Chávez vaya a pasar a otra vida, sino porque se trata de una década perdida que ciertamente no volverá hacer televisada, porque la caída del socialismo del siglo XXI está en pleno desarrollo

La telenovela de la enfermedad presidencial parece estar llegando a sus capítulos finales. No porque Hugo Chávez vaya a pasar a mejor vida ­tal y como, con su usual paranoia, el mandatario afirma es el deseo de la oposición­, sino porque las revelaciones del doctor Salvador Navarrete ya dieron la vuelta al mundo y, de ese modo, una parte del enigma ha quedado al descubierto.

De alguna manera, el doctor Navarrete, a quien Eva Golinger no podrá acusar de agente de la CIA, ha actuado como esos amigos que se adelantan y narran la parte más emocionante de la película que estamos por ver; con el añadido de que, en esta ocasión, también le resta brillo al tubazo que Chávez había anunciado a su regreso de La Habana.

El tema es que no hay secretos en este mundo dominado por Internet y las redes sociales. Por mucho que las televisoras y portales oficialistas insistan en mostrar imágenes de un Hugo Chávez con su cabello negro y el carácter agresivo, la gente sabe que el líder único de la revolución bolivariana está enfermo, como suele pasarnos a todos los mortales. Punto.

Ahora, lo que está por dilucidarse es quién será el “candidato emergente” del Gobierno, y en esa puja andan detrás de la tarima del Polo Patriótico dirigentes que han disfrutado de los privilegios del poder y desde hace años atrofiaron el músculo revolucionario. Si suben la escalinata de algún barrio, lo hacen en camionetas negras y con escoltas, porque ya sus intereses personales se enredan con las viejas ilusiones de construir un mundo nuevo. De allí el performance del Diosdado ultraizquierdista, o del Nicolás Maduro inaugurando guarderías y discutiendo contratos colectivos, mientras Guyana pule sus cañones diplomáticos para ganarse a los vecinos del Caribe.

O un Aristóbulo Istúriz mordaz y decidido a no dejarse montar la pata por desconocidos cuyos méritos revolucionarios son más que sospechosos, como los de él.

Aferrada a encuestas que, lógicamente, reconocen la popularidad indiscutible del Presidente por encima de cualquier otro político, la dirigencia oficialista intenta recuperar la confianza que se les extravió a lo largo de estos 13 años, con promesas incumplidas y demasiada ostentación de sus lujos, como los de la familia presidencial en Barinas, que quizás irrita al mandatario cuando se entera de las fotos que circulan por la red.

Saben que el país ha cambiado. Los venezolanos que votaron por Hugo Chávez alentados por los anhelos de un cambio hacia adelante, descubren hoy las patrañas de los discursos vacíos y conforman la legión de “indignados” no contra el capitalismo, sino contra los apagones, el mal servicio del Metro, la inseguridad, el desempleo o la inflación.

Se trata de una década perdida que ciertamente no volverá. En otras palabras, la telenovela de la debacle chavista no será televisada porque, como suele decir con esa frase que ha hecho suya el conductor de Dossier, la caída del socialismo del siglo XXI está en pleno desarrollo.


Por: ELIZABETH ARAUJO
Política | Opinión