Con fervor adeco militantes
despiden a Carlos Andrés Pérez

■ El cuerpo del ex presidente fue velado ayer en capilla ardiente en la Casa Sindical de AD

■ Nueve meses después de su muerte, militantes y dirigentes adecos rindieron honores al hombre de la democracia con energía, en lo que pareció revitalizar la organización

El profesor Franklin Echarri, de 44 años de edad, se desplazó ayer en muletas desde San Juan hasta El Paraíso. Se fracturó el fémur izquierdo hace tres meses y no puede caminar mucho. Por el tipo de lesión tampoco debe adentrarse en multitudes. Pero eso no le impidió acudir ayer a rendirle honores al ex presidente Carlos Andrés Pérez, velado en la Casa Sindical de Acción Democrática.

Con la consigna “adeco es adeco” estampada en la parte posterior de la franela, y combatiendo el inclemente sol con una gorra alusiva al partido, Echarri se abrió paso entre cientos de personas que hicieron fila para acercarse al féretro. La sede partidista y sus alrededores recibieron todo el día la afluencia de personas que querían despedir al ex presidente que hace 18 años fue separado del cargo por un proceso judicial en su contra, pero que ayer regresó como si el tiempo lo hubiera rozado.

“Carlos Andrés Pérez era mi amigo; nunca dudé en venir a homenajearlo. Sentí tanta alegría al saber que regresaría a descansar en esta su tierra, que lloré”, dijo Echarri.

Como él, muchos lloraron en la procesión hacia el lugar del velatorio. Otros cantaron el himno de AD, que no dejó de sonar junto con el jingle “Democracia con energía”, que marcó la campaña presidencial de Pérez en 1973: “Ese hombre sí camina, mi presidente sí caminó, gracias a Dios que ya llegó a su casa”, expresó una mujer mientras era arrastrada por la masa hacia donde estaba el ataúd, dispuesto entre rosas blancas y cubierto con la bandera nacional y la de AD.

Una romería. La casa y las calles de El Paraíso fueron un hervidero de consignas a favor de Pérez y su partido. Pancartas y fotos gigantes del ex presidente adornaban la Casa Sindical. A ratos la conmemoración se parecía a la romería de los aniversario del partido.

Más de uno exhibía con orgullo el carnet de militante. Nancy Chirinos, identificación en mano, recordó su apoyo al ex presidente: “Yo trabajé en campaña por el hombre que sí camina y da la cara”.

Mujeres besaban el ataúd y hombres se persignaban. Unos se acercaban consternados, algunos murmuraban oraciones y otros reclamaban porque la urna estaba cerrada: querían ver el rostro de CAP.

Nadie parecía recordar que en algún momento AD y Pérez marcharon por caminos políticos distintos y que esa fue una de las razones que contribuyó a la interrupción de su mandato en 1993.

Pérez era ayer en la memoria de los presentes una especie de deidad que, como el ave fénix, resurgió de sus cenizas para inyectar vitalidad al partido que fundó hace 70 años. “Hoy AD está reviviendo. Chávez nos tiene miedo”, dijo Franklin Echarri. La emoción en el ambiente parecía darle la razón.

El féretro estuvo permanentemente custodiado por guardias de honor: militantes del partido y personalidades políticas de gobiernos anteriores hacían turnos de cinco minutos. Por petición de la familia, el ataúd fue rodeado por barreras para contener a la gente, pero después de los discursos de Henry Ramos Allup, secretario general de la organización, y Antonio Ledezma, alcalde metropolitano, el orden desapareció y la masa se volcó hacia donde estaban los restos del líder coreando el Gloria al Bravo Pueblo. Aun después de su muerte, Carlos Andrés Pérez demostró mantener el poder de convocatoria para inyectarle energía y vitalidad a Acción Democrática.

Por: LILIA MALAVÉ GÓMEZ
lmalave@el-nacional.com
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