Proyecciones que, rebatibles e imperfectas,
son probables en nuestra opinión
La cantidad de teorías, hipótesis y chismes que han circulado sobre la profundidad de la enfermedad de Chávez ha incrementado la incertidumbre sobre la campaña presidencial. Si partimos de que la información disponible sobre este tema viene: 1) del lado oficial, sesgada por la necesidad política y racional de minimizar la enfermedad y enviar mensajes de recuperación y esperanza de futuro, o 2) de sus adversarios, llena de rumores que no podemos verificar y que son el intento de respuesta (real o ficticio) al vacío de información médica seria, creíble y transparente, podemos concluir que ponerse a hablar o analizar esto resulta poco menos que inútil.
Partiendo del hecho concreto de que no sabemos cómo se desarrollará la enfermedad del Presidente en los próximos meses (como tampoco lo saben los dirigentes chavistas y opositores y probablemente incluso su propia familia) sólo podemos plantearnos para el análisis los posibles escenarios futuros por los que puede desembocar esta situación, que son tres: 1) Chávez recuperado en campaña, 2) Chávez enfermo en campaña y 3) un sustituto cercano al Presidente intentando sostener la revolución.
Sabemos que la política es volátil y lo que hoy parece obvio, puede cambiar. Es lo que un amigo llama los imponderables. Pero no podemos seguir analizando el entorno sin comprometernos con algunas proyecciones que, rebatibles e imperfectas, son sin embargo probables en nuestra opinión.
En el escenario supuesto de que Chávez regrese recuperado a la arena político electoral, arranca la batalla en condiciones favorables para él, lleno de una mística y magia que podría fortalecer su conexión con el pueblo. Cualquier cosa puede pasar al final y dependerá también de la estrategia seguida por la oposición y su campaña, así como por el desenvolvimiento de la economía, pero en este cuadro, Chávez arranca favorito a la elección presidencial y el reto para el candidato opositor será más fuerte en una campaña corta.
En el segundo escenario, un Chávez que va a la campaña enfermo, sus posibilidades se reducen sustancialmente debido al posible impacto negativo de su “ausencia” física en una campaña exigente donde el adversario se mostrará enérgico, joven y dispuesto a prometer un futuro que difícilmente “pega” con un candidato enfermo. Esto no elimina totalmente las posibilidades de Chávez. Si bien la campaña mediática y virtual puede no compensar su “vacío” en la calle, no es menos importante el hecho de que el ambiente económico podría ser mejor en términos de dinero.
Chávez acompañará su campaña con gasto público directo e intenso. Ahorró y se endeudó para esto y se lo gastará, aunque después nos toque pagarlo por generaciones. Su problema, sin embargo, es la evidente incapacidad del Gobierno para convertir esa plata en oferta de bienes y servicios y en soluciones específicas a los problemas de la gente. Más dinero podría ser también más demanda insatisfecha. Su capacidad para llenar ese vacío con su presencia personal carismática y sus promesas populistas se compromete por la enfermedad, y el filón para el candidato opositor crece de manera relevante.
Finalmente está el escenario en el que la enfermedad obliga a Chávez a buscar un sustituto para sostener su revolución.
¿Existe alguien que pueda capitalizar al chavismo si su líder no va a la campaña? ¿Será un líder para ganar una elección o para defenderla por la vía armada? ¿Quiénes son los actores de los que hay que estar pendientes? ¿Puede alguno ganar una elección? Respóndanme ustedes estas preguntas y la próxima semana les cuento lo que piensan los lectores… y lo que creo yo. Hasta entonces.
Por: LUIS VICENTE LEÓN
Luisvicenteleon@gmail.com
@luisvicenteleon
EL UNIVERSAL
domingo 2 de octubre de 2011
