Benjamín Scharifker integra el grupo de
académicos que estudia el sistema electoral
■ El rector de la Unimet señala que sufragio electrónico no hace más confiables los comicios y que el CNE debe hacer un esfuerzo por ser más transparente ante la ciudadanía.
La Universidad Metropolitana tiene un nuevo rector: Benjamín Scharifker será juramentado mañana para dirigir las riendas de la casa de estudios a la que asisten 5.000 estudiantes. Llega con un proyecto que no sólo incluye a la comunidad académica: se propone fortalecer los vínculos de la universidad con la sociedad.
En 2006, cuando estaba al frente de la USB, formó parte del grupo de rectores y académicos que elaboró una investigación sobre el sistema electoral venezolano ante las evidencias de irregularidades en el registro de votantes. Desde entonces le ha hecho seguimiento al tema. Integra el equipo de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Mesa de la Unidad Democrática.
— Las elecciones presidenciales se realizarán en octubre de 2012. ¿Cree que eso obedece a criterios técnicos o políticos?
– Creo que privó la idea de que no era conveniente una megaelección, desde el punto de vista técnico, práctico ni político, porque la experiencia del año 2000 no resultó, eran demasiadas decisiones que tomar para elegir tantos cargos a la vez. Creo que ese fue un factor que prevaleció.
— ¿Por qué no diciembre?
– Al separar los comicios alguno tenía que fijarse para antes de manera que quedara uno en diciembre. Sin embargo, hay que destacar que con esta decisión pareciera que hay un movimiento hacia la institucionalización del CNE, algo que hemos reclamado varios sectores, un comportamiento institucional, aunque sigue integrado de esa forma tan desproporcionada hacia una sola dirección.
– ¿La separación de elecciones a quién beneficia y a quién perjudica?
– No pareciera traslucirse, a primera vista, que favorezca a ninguno de los factores. Dos meses de adelanto de la fecha a la que estamos acostumbrados no parece que afecte las estrategias. Aún queda un año para la campaña, la MUD pensaba que iban a ser en febrero, hay varios meses para aprovechar.
— La Foundation for Democracy Advance ha señalado que el sistema electoral venezolano es el segundo más confiable del mundo, después del de Francia. ¿Qué opinión le merece?
– No estoy de acuerdo, hay muchos elementos que deben ser mejorados. Yo, que soy un científico, que maneja las tecnologías de la información con soltura, no soy de los que opinan que las tecnologías son el paradigma de la transparencia, todo lo contrario: pueden ser algo muy oscuro, no basta con confiar en ellas, los sistemas electorales deben ser transparentes, y el sistema venezolano no es lo suficiente.
— En la práctica, ¿cuáles son las debilidades que tiene el sistema electoral venezolano?
– Hay problemas en el Registro Electoral que aun cuando no parezcan ser significativos para comicios presidenciales sí lo son para elegir alcaldes o concejos municipales. Aunque hay esfuerzos por mejorar, como el vínculo con el registro civil para la depuración constante del RE, es un tema que debe trabajarse porque el éxito depende de tres factores: que el sistema electoral funcione, que el secreto del voto esté garantizado y que haya un registro electoral confiable.
— ¿Cuál es la ventaja y la desventaja del voto electrónico?
– Una gran ventaja: es eficiente, pero eso no lo hace más confiable, eso lo logra la transparencia, que cualquier persona pueda verificar la información que se maneja en el sistema, pero mientras más tecnológicos sean los procesos menos personas van a tener las competencias para hacer la verificación. O sea, el aumento en la tecnología va contra la confiabilidad del sistema electoral.
– ¿Observa algún aspecto negativo en el proceso tecnológico de la próxima jornada?
– Aparentemente en las elecciones de octubre 2012 la máquina electoral se activará con la huella digital del elector. Los votantes deben estar convencidos de que esa huella no va a estar vinculada con el voto, que no se sepa cuál es el sufragio, pues a nadie le interesa que terceras personas conozcan su preferencia.
– Con ello se estaría vulnerando el secreto del voto.
– Técnicamente deben existir garantías de que no habrá vínculo entre las huellas digitales y el sufragio. Un ciudadano corriente que no conoce de tecnologías tendrá que confiar en los expertos para tener esa garantía. Ese es un elemento de opacidad que requiere de amplísima confianza en quienes operan el sistema. Tenemos un déficit de confianza que es importante superar para que todos nos sintamos conformes con la democracia venezolana.
– ¿Cuál es el problema con las auditorías?
– El mayor inconveniente es que el CNE no es lo suficientemente abierto para que se hagan. ¿Qué auditoría se puede hacer si no hay acceso a todos los datos? Eso es parte de la opacidad de los sistemas electorales. Insisto, el CNE debe hacer un esfuerzo para que toda la población lo perciba como un cuerpo confiable, y ese esfuerzo no lo ha hecho.
– ¿Cuáles son las actividades del CNE de las que deben estar pendientes los factores políticos?
– El ventajismo oficial, que se usen los recursos para hacer propaganda mientras los demás no cuentan con eso. Allí tenemos los diversos formatos de cadenas de televisión, es un ventajismo tremendo. Se deben establecer reglas claras que hagan equitativo el proceso para todos los que están en pugna.
— ¿Cree que hay posibilidades de fraude?
– No parece ser posible que se falseen los números de manera descarada. Pero, nuevamente, tenemos que confiar en lo que dicen los expertos del CNE. Sin embargo, mi opinión a partir de los informes de los técnicos es que el sistema electoral venezolano en ese aspecto es confiable. Aunque es algo sobre lo que hay que estar permanentemente alerta.
— Universidad de vanguardia La universidad venezolana ¿es progresista o retrógrada?
– Las dos cosas. La universidad venezolana autónoma es progresista porque está alineada con las tendencias mundiales en educación superior, pero también hay inconvenientes que la retrasan, como el acoso presupuestario. Eso le impide ser tan buena como aspiraría, pero aún así el profesional formado en el país es apreciado en el mundo, incluso se convierte en líder en su especialidad.
Eso es un reconocimiento a la calidad de nuestra educación.
Por lo tanto, es una universidad de vanguardia que tiene que afrontar dificultades para mantener esa posición.
– ¿Cuál debería ser el papel de la universidad venezolana?
– Hemos cumplido un papel fundamental en la formación profesional. Pero debe ser mucho más que ofrecer títulos universitarios. Una función importante es la vinculación con la sociedad y la procura de soluciones a los problemas del país: políticos, económicos, de vialidad, de servicios, de pobreza, de educación.
— La Universidad Simón Bolívar, de la cual usted fue rector, y la Metropolitana, son señaladas de ser elitescas.
¿Qué responde?
– Son universidades que persiguen la excelencia y tenemos la obligación de buscarla. La excelencia no está reservada para las élites, es un asunto de aspirar una mejor calidad de vida. Una universidad que no persiga la excelencia no es una verdadera universidad.
– ¿En qué consiste su plan de estrechar vínculos entre la Unimet y la sociedad?
– En dos líneas: por un lado, hacer más visible la oferta de la universidad: pregrado, posgrado, cursos cortos, largos, diplomados, generación de conocimientos básicos, conocimientos aplicados, asesorías a empresas o a organizaciones, servicios técnicos. Además, tenemos que ser percibidos por la sociedad como una institución capaz de proveer no sólo los profesionales de calidad, sino soluciones a los problemas. Hay que buscar los mecanismos idóneos para lograrlo, crear estímulos en todos los miembros de la comunidad universitaria.
– ¿Cómo se explica que esta revolución no tenga el apoyo mayoritario de los universitarios?
– Si fuese una revolución que prometiera progreso no habría un joven o universitario que no estuviese entusiasmado.
Lo que pasa es que esta revolución hace promesas que no resuenan. El universitario es un joven que se siente capaz de cambiar el mundo y reinterpretarlo, y la revolución bolivariana no le ofrece eso. Entonces, no es una revolución, por más que lo anuncien con bombos y platillos.
*FICHA PERSONAL: LICENCIADO EN QUÍMICA DE LA USB Y PH.D. EN FISICOQUÍMICA DE LA UNIVERSIDAD DE SOUTHAMPTON (REINO UNIDO) EX RECTOR DE LA USB PRESIDENTE DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS FÍSICAS, MATEMÁTICAS Y NATURALES
Por: INGRID ORJUELA
IORJUELA@EL-NACIONAL.COM
EDGAR LÓPEZ
ELOPEZ@EL-NACIONAL.COM