Afirma que los musulmanes moderados
pueden contener el terrorismo
■ El analista compara la actitud intransigente de los republicanos radicales de hoy a la de los extremistas islámicos, y advierte que la pasión de Chávez por Gadafi dice mucho de su propio talante.
Lo ha escrito y lo sostiene: el 11 de Septiembre no cambió al mundo para siempre, como se pensó que sucedería hace diez años. “En esta década el mundo ha cambiado de maneras profundísimas”, asegura Moisés Naím, “pero muy pocas de ellas están relacionadas con el 11S”.
Alérgico a los clichés, el columnista venezolano de mayor proyección mundial, autor de más de diez libros, sostiene que “mucho más transformador del mundo ha sido la crisis financiera de 2009, que cambió más países”. A eso, suma una realidad contrastante y alentadora. “El presidente Chávez tiene una fuerte propensión por desarrollar vinculos afectivos por los más sanguinarios de nuestro tiempo”
Del 11S, destaca, como impacto sociocultural, la exploración intelectual que siguió a los ataques.
“En Estados Unidos hubo tres clases de reacciones: la primera, bélica, que fue la guerra de Afganistán y la guerra muy poco motivada sobre Irak; la segunda, el fortalecimiento de las fronteras de Estados Unidos, lo que llaman homeland security; y la tercera fue una exploración intelectual acerca de por qué pasó eso, conducente a tratar de entender qué es lo que motiva el antiamericanismo asesino”.
Siempre ha habido antiamericanismo, pero nunca al extremo del antiamericano suicida, nihilista, de Al Qaeda y de los extremistas islámicos, señala Naím.
“Una de las conclusiones de esta tercera reacción fue darle una inmensa prioridad a que se reactivaran, o se activaran, los musulmanes moderados. Esta es una gran religión, de más del mil millones de personas, que fue secuestrada por un grupo extremista medieval que dice representar a todo el pueblo musulmán, pero que sólo representa un grupo minoritario”.
Explica que así surgió la idea de que “la única manera de contrarrestar el terrorismo asesino islámico era que se empoderaran los musulmanes moderados, y eso fue un objetivo muy importante”.
Otro objetivo, que considera igualmente importante hoy, es la necesidad de que se activen los moderados del Partido Republicano (PR).
“Los republicanos extremistas han secuestrado el PR, introduciendo una agenda radical, y hemos visto que están poniendo en peligro la estabilidad de Estados Unidos y del mundo. La negociación sobre la extensión del techo de la deuda del Gobierno fue capturada por los senadores del Tea Party, que estaban dispuestos a `hacer estallar el avión’; no les importaba que entraran en cesación de pagos y que se produjera una crisis financiera mundial, a menos que fuesen aceptadas sus condiciones”.
El analista califica esa actitud de terrorismo político. “Los republicanos radicales no se llegan a suicidar ni a matar a otros, pero su estilo medieval es parecido al de los extremistas musulmanes. Diez años después, le doy una inmensa importancia a que los moderados y la gran mayoría silenciosa del PR retomen el control de su partido y disminuya la influencia de los extremistas”.
— Osama Bin Laden está bajo tierra, ¿qué tanto puede inhibir o estimular su muerte a otros terroristas?
– Una de las lecciones de estos diez años es que no hay tal cosa como la guerra al terrorismo. El terrorismo es una técnica y uno no le declara la guerra a una técnica, sino a enemigos muy concretos. En este sentido, lo que está claro es que Al Qaeda está muy disminuida. Como organización, ha perdido influencia; como idea, sigue siendo un polo atractivo para una cantidad de personas.
La verdadera amenaza para Al Qaeda y los extremistas islámicos no son Estados Unidos ni los países de Occidente; la verdadera amenaza son los luchadores por la libertad de la primavera árabe, que le han dado a esos jóvenes desesperanzados del norte de África y del Medio Oriente muchos de los cuales no tenían otra alternativa que pasar el día en la mezquita orando o unirse a Al Qaeda otra posibilidad de vida: luchar por la libertad de sus países y por desembarazarse de unos tiranos que los venían oprimiendo. Al Qaeda se ve ahora amenazada en dos frentes: un frente militar y de inteligencia de Estados Unidos, y un frente ideológico, que le han dado los luchadores democráticos por la libertad.
— Chávez pidió a los países del grupo BRIC y del Alba iniciar una contraofensiva diplomática a favor de Gadafi. ¿No es sincero de su parte, y revelador al mismo tiempo, su defensa de personajes como éste y otros del mismo corte?
– El presidente Chávez tiene una fuerte propensión por desarrollar vínculos afectivos por los más sanguinarios tiranos de nuestro tiempo.
Hay pocos tiranos a los cuales no les ha demostrado una alianza fraternal. No hay que olvidar que fue a visitar al mandatario sirio y era realmente histórico ver a Chávez felicitando al presidente Bashar al Assad por su conducta democrática. Ese es un Presidente que está masacrando a su pueblo. Lo mismo son las expresiones de admiración con Lukashenko, universalmente reconocido como el último tirano de Europa; los abrazos a Mugabe, la idolatría por Fidel Castro, la cercanía con Daniel Ortega, la pasión por Gadafi. Es ridículo que un jefe de Estado, a estas alturas, con la información que se tiene, esté dispuesto a salir a defender a alguien como Muamar Gadafi, a quien hasta sus propios hijos y sus más cercanos aliados retratan como un personaje nefasto. Chávez va a hacer el ridículo a escala mundial. Va a desprestigiarse él y al país sólo por una solidaridad con un líder sangriento. Eso dice mucho sobre su disposición y su estado mental, sobre lo que siente, realmente, con respecto a la democracia y los derechos humanos. Al presidente Chávez le tiene sin cuidado que Gadafi haya estado dispuesto a asesinar a mansalva a inocentes libios con tal de retener el poder.
— Usted aseguró recientemente que la furia callejera se ha vuelto contagiosa.
¿Cómo se explica que los cubanos hayan aguantado tanto? ¿Llegará alguna vez la primavera a Cuba?
– Los analistas siempre dicen que esos gobiernos son inamovibles y que su caída es imposible, hasta que caen y tienen que explicar por qué esa caída era inevitable. En todos los análisis las predicciones decían que esos regímenes eran de una fortaleza que los hacía inmutables y permanentes.
En estos momentos, desde fuera, el régimen de Cuba que tiene medio siglo aprendiendo cómo manejar el país de manera policial, utilizando censos y listas, e información, para aplicar selectivamente la represión de forma brutal se ve como inexpugnable.
Hasta que caiga. Cuando caiga, al día siguiente una serie de analistas va a explicar por qué era inevitable esa caída.
Ficha personal: * SENIOR ASSOCIATE EN EL CARNEGIE ENDOWMENT FOR INTERNACIONAL PEACE EX MINISTRO DE INDUSTRIA Y COMERCIO.
Por: CRISTINA MARCANO
crismarcano@gmail.com
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