HomeActualidadANÁLISIS: Chávez manipula la fe para expiar su ineficiencia

ANÁLISIS: Chávez manipula la fe para expiar su ineficiencia

"El pueblo caraqueño" que por tercer día consecutivo continúa en vigilia por su recuperación absoluta en las afueras del Hospital Militar.

Las ceremonias por el bienestar y la
recuperación del primer mandatario

 

El sociólogo Trino Márquez señala que el jefe del Estado se cree predestinado por los dioses. El politólogo Ángel Álvarez destaca que un líder religioso genera adoración

Desde finales de junio de 2011, la enfermedad del presidente Hugo Chávez ha motivado la celebración de ritos religiosos en procura de su pronta recuperación. Las imágenes de esas actividades son difundidas constantemente por los medios de comunicación del Estado, acompañadas de mensajes de aliento de seguidores del mandatario.

En ese contexto, surge la inquietud sobre el desarrollo de un perfil religioso del mandatario, que terminó la tercera etapa del tratamiento de quimioterapia en el Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo.

El politólogo Ángel Álvarez sostiene desde 2010 que Chávez funge como líder religioso, en vista de que la legitimidad del Gobierno se sustenta en las características personales del mandatario y no en las instituciones.

“Todo liderazgo carismático es un liderazgo religioso.

La base de la legitimidad del carisma está en una entidad metafísica a la que se le atribuyen poderes especiales que producen una vestimenta que cubre al líder y lo convierte en un objeto de adoración”, explica Álvarez.

Señala que de 35% de la población que está con Chávez, un tercio es religiosa y eso no puede ser descuidado por el mandatario. Para el analista, la imagen religiosa del jefe del Estado se relaciona directamente con el culto a la personalidad.

“Cuando Chávez dice que Cristo fue el primer socialista, trata de vincular la fe política con la fe cristiana. Entonces él se presenta como el heredero de la auténtica fe cristiana.

Aunque adopta varios vestuarios religiosos, lo que importa es la santidad de su mandato.

Por eso está con los católicos, los evangélicos, el Corán, lo que sea”, dice.

Añade que las expresiones religiosas de Chávez le permiten evadir responsabilidades “porque la fe se mantiene mucho más tiempo en la mente de la gente que las acciones”.

Exculpado:

El director de Hinterlaces, Oscar Schemell, destaca que los estudios de opinión ratifican el liderazgo “religioso-emocional” del Presidente, acentuado desde las elecciones parlamentarias de 2010.

“Se aprecia el fortalecimiento de los rasgos del líder con la imagen de la gente mirando hacia arriba, él hacia abajo. Se busca la construcción de una iglesia, la gente respalda al líder religioso, no al ideológico.

El líder religioso no se equivoca, otro tiene la culpa. Se está construyendo el mito. Chávez es un semidios, lo que le falta es ser inmortal y hasta allí no llega”, expresa.

Schemell agrega que al otro extremo de la imagen divinizada de Chávez, debe existir un demonio y que es allí cuando entra en el juego la oposición, que ha sido atacada con más fuerza y desde el Gobierno se etiqueta como una amenaza al pueblo, en la medida en que su ascenso al poder implicaría el retorno a la exclusión.

El sociólogo Trino Márquez dice que “la percepción que tiene Chávez de sí mismo es que es un caudillo autocrático, personalista, que se cree predestinado por los dioses y eso es diferente de la solidaridad que han manifestado los cultos religiosos; se manipula el sentimiento, pero eso no significa que Chávez sea un líder religioso”.

Márquez agrega que un líder religioso cuenta con una formación teológica, filosofía y convicción profunda. “Religión no es pragmatismo. Los líderes religiosos no buscan perpetuarse en el poder”.

El politólogo Nicmer Evans cree que “las manifestaciones de solidaridad hacia Chávez son espontáneas y han sido ordenadas para canalizar estos cultos de manera que el Presidente pueda atenderlos”.

Descarta la idea de Chávez como líder religioso, pero asegura que se incentiva la imagen del Presidente como promotor de la diversidad cultural y la pluralidad en el país.

Evans encuentra fallas en la política comunicacional que exacerba el culto a la personalidad. “Esta política es ordenada, diseñada y asumida por alguien, pero no creo que sea el presidente Chávez. Esto se evidenció en la celebración de su cumpleaños”.

Evans descarta que Chávez busque ser un mesías. “Él mismo se ha presentado como un ser humano vulnerable, como todos nosotros. Se trata de rehumanizar un mito”, asevera.

El Lázaro del siglo XXI:

Las expresiones religiosas de Chávez son “un medicamento de amplio espectro” que puede emplearse si es o no candidato para 2012, puesto que se ofrece la idea de que en la revolución liderada por él está el cambio, afirma el politólogo Ricardo Sucre. Añade que se pone de manifiesto la obvia intención de reforzar el liderazgo carismático y darle un carácter trascendental.

“Se busca presentar a Chávez con capacidades sobrenaturales, que está venciendo el cáncer, reforzar la imagen de que es invulnerable, que es el Lázaro del siglo XXI”, señala.

Sucre considera que también se plantea la polarización con la Iglesia Católica, por cuanto la mayoría de las oraciones a favor de Chávez han sido hechas por las religiones populares, que el Gobierno contrapone a lo que llama una religión de élite.

La procesión:

Este minicronista, que ha sido respetuoso con la condición de salud del Presidente, no puede dejar de pasar la abusiva utilización que el mismo Hugo Chávez está haciendo de su enfermedad, de una manera que, si José Ignacio Cabrujas estuviera entre nosotros no habría dudado en escribir una pieza teatral para describir a esos personajes que se autodefinen como imprescindibles.

Lo del pasado viernes, cuando Chacu abandonó el Hospital Militar y se dirigió en procesión hacia el Palacio de Miraflores, constituyó el colmo del uso personalista de los medios de comunicación del Estado. Desde la puesta en escena de su despedida del cuerpo médico, incluyendo su recuento de cómo fue que se enfermó, hasta el paseo triunfal por la avenida San Martín y la entrada gloriosa al despacho donde “trabaja”, Chávez demostró su alta dosis de histrionismo, en un intento, según dicen siempre los analistas, por recuperar el vinculo emocional que le une con sus seguidores incondicionales.

Pero hay otra lectura de este sainete: el abuso presidencial de los medios, porque minutos más tarde confiscó la radio y televisión para un acto protocolar sin sentido en el Salón Ayacucho con el alto mando militar, en una transmisión en cadena nacional que probablemente tuvo el propósito de reiterar que “su” Fuerza Armada está con su proyecto político y con su revolución.

Ciertamente, muy malas noticias deben aportarle los números que le ponen sobre el escritorio (desde luego hablo de encuestas serias; no de esos estudios chimbos que se inventa Jesse Chacón) para que Chacu, como una suerte de Quijote malhadado, haga caso omiso a los consejos médicos y salga de las sesiones de quimioterapia, no a descansar sino a patear las calles, invocando como en una suerte de delirio su “caballería”, con la cual piensa aplastar a la oposición. Es verdad, nada está escrito, pero cada vez que veo a Chávez en estos aguajes, leo con claridad en su frente la marca de la derrota. (SIMÓN BOCCANEGRA)


Por: SOFÍA NEDERR
snederr@el-nacional.com
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