HomeMundo & America LatinaSEXO SIN TABÚ: Cuando el sexo es un césped sin pisar

SEXO SIN TABÚ: Cuando el sexo es un césped sin pisar

El mito de que la virginidad debe perderse antes de los 30 años de edades un problema para muchos adultos prudentes con sus relaciones.

Darle peso a la presión social
se convierte en un problema

 

Profesional, inteligente y atractiva. Mayra no tiene de qué quejarse. Pero arrastra una suerte de karma social que cada vez le preocupa más: el 11 de julio cumplirá 30 años de edad y todavía no ha experimentado su primera relación sexual, pese a la extensa colección de conquistas.

Integrante del “club de vírgenes”, esta gerente de una empresa de cosméticos marcará con una “x” la fecha del calendario, viendo pasar a adolescentes que se enamoran, se acuestan, se pelean y reanudan su vida sentimental con otra pareja, bajo la premisa del tagline de la película Virgen a los 40: “Cuanto más esperes, más duro se pone”.

“En bachillerato y la universidad practicaba deportes, hacía teatro e incursionaba en toda causa social. Tuve muchos amigos y conquistas, pero los novios desaparecían cuando les advertí mi deseo de llegar virgen al matrimonio”, explica ahora, a punto de pasar la franja de los 30 con un currículum amatorio en blanco.

Sagrado y obsceno:

La virginidad designa el estado de un hombre o de una mujer que no ha tenido relación sexual con penetración. Muchas personas identifican la integridad del himen como el testigo de la virginidad femenina, mientras que no consideran la ruptura del frenillo del pene como el testigo de la virginidad del hombre.

“Hasta hace un siglo, eso constituía el acta infalible de la castidad de la mujer. La Iglesia imponía en gran parte del mundo occidental sus preceptos morales regidos por lo sagrado y la herejía”, explica el psicólogo Armando Luis Fernández, que aclara que no hay nada malo en ser virgen a los 30 o a los 40 años de edad.

“La opción de una vida casta es válida”.

La alarma se enciende cuando la persona es virgen y no desea seguir siéndolo por razones de inseguridad, excesiva timidez o algún trauma de la infancia. En el caso de Mayra parece haber ambos ingredientes: “No sé si en el fondo nunca estuve segura de querer ir a la cama y tener sexo con los hombres, porque tenía miedo de fracasar”.

Iniciación tardía:

Cualquiera que sea la razón, la virginidad tardía se convierte en “problema” si se le presta demasiada atención al hecho de que en su entorno la gente mantiene relaciones sexuales a temprana edad.

“Es cierto que acostarse por primera vez con el noviecito de la adolescencia tiene su encanto, pero a veces responde a una presión social. Que alguien decida cómo tener su primera relación me parece formidable porque está enviando un mensaje: yo tomo decisiones con respecto a mi vida”, agregó Fernández.

De hecho, si hay algo en lo que más se miente es en el tema de la primera vez. En Venezuela, datos recabados por sexólogos coinciden en que, si bien el promedio de la primera relación sexual frisa los 14 años de edad, el porcentaje de virginidad prolongada en mayores de 25 años es superior a 14%.

Por suerte, para que esos vírgenes “integrales” de más de 20 años no se sientan acomplejados, en Alemania existe Absolute Beginners, un grupo de autoayuda que toma su nombre de la canción de David Bowie, cuya letra define muy bien la situación: “No tengo mucho que ofrecer, no hay mucho para coger, soy un principiante absoluto”.

De modo que, al estilo de AA, la persona acorralada por ser virgen a los 30 acude a una sesión y sin pudor se presenta: “Hola, me llamo Roberto, tengo 34 años y no sé todavía qué se siente acostarse con una mujer”, mientras que el resto aplaude su gesto sincero y con la franqueza de que no todo en este mundo se ha perdido.


ELIZABETH ARAUJO
Opinión | Salud
EL NACIONAL