Se fue después que Chávez expropiara
la legitima empresa de su esposo
Carmen Josefina León Crespo, su nombre de pila, a lo mejor no diga mucho. Pero si nos referimos a Pilín León, la venezolana que en 1981 conquistó en Londres la primera corona de Miss Mundo para su país, seguramente muchos saben de quién se trata.
Pilín, cariñoso apodo que le puso su abuela desde que era niña, es hoy una exitosa empresaria que desde hace un año vive en Barranquilla con su esposo, Teodoro Pérez, ingeniero civil, y sus tres Andrés: Andrés Ricardo, de 23 años, que cursa el último semestre de ingeniería civil en Caracas; Andrés Ignacio (21), estudiante de relaciones internacionales y comercio internacional en la Tadeo de Bogotá, y Andrés Alfredo (18), ingeniería de sistemas en la Universidad del Norte.
La razón de haberse radicado aquí, después de estudiar posibles ciudades de otros países, es “porque es el lugar ideal para que mi esposo montara su empresa de ingeniería”.
Ella, que abiertamente se ha declarado opositora del Gobierno venezolano, dice que “desde que Hugo Chávez asumió al poder, los empresarios ya no podían trabajar tranquilos. Para nadie es un secreto que Venezuela está pasando por un momento difícil”, dice con desparpajo.
Contó que un consorcio que tenía su esposo junto con otros socios en Venezuela, cerca del lago de Maracaibo, fue objeto de una de esas “expropiaciones a dedo” que ha venido haciendo Chávez. “Por fortuna, ya ellos venían haciendo contactos con empresarios colombianos desde hacía varios años. Y luego de hacer un estudio de varias ciudades colombianas decidieron que Barranquilla era un lugar estratégico. Aquí ya montaron una oficina en la que trabajan 300 empleados, 30 de los cuales son venezolanos”.
Otra de las razones por las que está feliz aquí es porque la calidad de vida es mucho más tranquila que la de Caracas, donde vivía y donde el tráfico es caótico. “Nosotros, los del centro del país, nos parecemos mucho a los costeños en cuanto a temperamento. Además, aquí encuentro cosas que ya en los supermercados venezolanos no los conseguíamos. Y uno puede darse el lujo de comprar la carne que le da la gana, lo que no pasa hoy en mi país”.
“Es que ese señor (Hugo Chávez) nunca me ha parecido una persona idónea para ser presidente de mi país. Yo siempre he sido activista, y como buena ciudadana debo defender a Venezuela y opinar; tengo mis ideas muy particulares acerca de lo que se debe hacer, y me gusta comunicarlas”.
Aunque no han faltado quienes le han propuesto que sea o alcaldesa de Maracay, su ciudad natal, o gobernadora del estado de Aragua, Pilín no ha querido; pero sí ha estado dispuesta a dar la cara y alzar su voz de protesta en defensa de los derechos de sus compatriotas.
De hecho, fue una de las que participó en las protestas que desencadenaron el paro petrolero en 2002, y una de las que lideró un mitin en Miami que contó con el apoyo de ex reinas como Maritza Sayalero, Bárbara Palacio, Irene Sáez, Astrid Herrera y Rudy Rodríguez, entre otras.
Lo que desencadenó el paro fue porque como cuatro de los barcos de las tanqueras venezolanas habían sido bautizados con los nombres de cuatro ex reinas, a Hugo Chávez no le gustó y mandó a quitarle el que llevaba el de Pilín León. “Dije que yo estaba de acuerdo con el paro y que el Presidente debía renunciar. Cuando lo del barco yo no estaba en Venezuela, pero a mi regreso hicimos marchas de protestas”, recuerda Pilín, quien dice que quienes hacen parte de la oposición no usan el color rojo. “Yo por lo menos no me pongo nada con ese color”.
Sobre el encuentro de Chávez y Juan Manuel Santos opina que le pareció positivo, pero pone en tela de duda que entre ambos países las buenas relaciones vayan a durar porque “Chávez es un hombre de arranques”.
Su época de reinado:
A los 16 años y cuando apenas cursaba el cuarto año de secundaria (en el que tuvo como compañero de clases al que hoy es su esposo) la instructora de Maritza Sayalero, quien en 1979 había sido Miss Universo, le sugirió participar en el Concurso Miss Venezuela. Una vez se inscribió, luego de convencer a sus papás, la rubia de 1,78 m. de estatura, a quien le gustaba el modelaje, conquistó la corona con su natural belleza.
“Fue un concurso divino. En ese tiempo no existían las escuelas de glamour, ni de fogueo periodístico, como hay ahora. Cada candidata se defendía como sea con tal de verse bien. Osmel Sousa, hoy presidente de Miss Venezuela, era quien nos orientaba o sugería a los diseñadores y peluqueros”.
“Pese a que el Concurso Miss Venezuela es reconocido como un fabricante de reinas, últimamente ya no se ven cirugías mayores entre las concursantes; porque les está dando miedo. De pronto se hacen retoques de nariz, se aumentan o reducen el busto, pero ya se ven poco los implantes de siliconas en los glúteos, pantorrillas, etc”.
“Lo del reinado fue una experiencia bonita, pero al tiempo muy complicada. Porque hay que tener un carácter muy especial. Yo casi al final, ya siendo Miss Mundo, sufrí mucho. Quería estar en mi casa comiendo arepas y cuanto antojo. Es que llega un momento que a uno lo agobia ese compromiso.”
Las angustias también eran por su novio de toda la vida que años después se convertiría en su esposo. “El amor siempre estuvo vivo. Durante el reinado en Londres lo llamaba todos los días al teléfono de su casa, porque en esa época no existía ni celular ni el Internet. Él se aguantó todo. Porque viajé todo el año”.
“¿Que para qué me sirvió haber ganado el título? En Venezuela, por ejemplo, por cualquier sitio por donde uno pasa lo reconocen, se acuerdan de uno. Mi nombre, como era poco común, abre muchísimas puertas. Por ejemplo, me abrió una ventanita para que dos o tres personas me oyeran lo que siento por mi país. Yo sé que con mi opinión alenté a muchas personas, especialmente las vinculadas a la farándula, les abrí los ojos, para que también se hicieran escuchar”.
Dice que tampoco se ha deslindado de los reinados. Ella ha sido invitada por cuatro veces como jurado del Miss Mundo en Londres, también en concursos como Miss Belleza Latina en Miami, en Nicaragua, México, y en Bogotá del Miss Mundo Colombia.
Como reina mundial de la belleza, Pilín vino varias veces a Colombia, pero nunca a Barranquilla, ciudad en la que, sin jamás imaginárselo, terminaría viviendo. Ella dice que aquí se siente como en su casa porque ha encontrado amigos, muchos de ellos venezolanos que también se radicaron en esta capital en busca de un mejor bienestar y realizar proyectos.
Tiene su propia compañía:
Pilín León Producciones C.A. es la empresa que fundó la ex reina hace 15 años en Venezuela. Su principal actividad es la planificación, organización, realización y conducción de eventos especiales y promocionales.
Entre los eventos de la especialidad están los congresos, foros y convenciones. Desde Barranquilla sigue trabajando a través de Internet con su equipo de colaboradores, que está en Caracas.
Antes, Pilín había hecho pininos en revistas dirigidas a la familia, e hizo presentaciones en la televisión, pero al cabo de un tiempo se dio cuenta que lo que más le gustaba no era estar frente a las cámaras sino en la parte de producción. Dice que su compañía ha sido exitosa.
Por Zoraida Noriega C.