En el país hay 161.500
personas con el VIH
■ Un informe del Observatorio de Derechos Humanos y Sida señala que personal de salud y familiares ejercen violencia contra seropositivos.
José Antonio Becerra tiene un rostro recio. Moreno, de bigotes poblados y mirada de llano venezolano, lo último que parece es que viviera con alguna enfermedad. Más inimaginable aún resulta que esa enfermedad sea el virus de inmunodeficiencia adquirida.
No tiene prurito en admitirlo, entre otras cosas, porque formó parte del estudio que presentó ayer el Observatorio de Derechos Humanos en VIH y Sida en el que se revela la discriminación y falta de información sobre la epidemia entre los grupos más vulnerables.
El análisis de los resultados obtenidos a través de entrevistas realizadas los últimos 6 meses a 1.228 personas que viven con el virus en 8 estados, evidencia los altos niveles de intolerancia entre la población venezolana, especialmente de parte de familiares y centros de salud, y la poca información disponible sobre el asunto.
“La organización a la que pertenezco, Proyecto de Vida, está ubicada en Acarigua, estado Portuguesa. Hemos conocido casos en los que, al saber de su condición, los patronos despiden a los afectados, alegando reducción de personal.
Igual ocurre con los niños, los intentan expulsar del colegio si es que saben que tienen el virus”, señaló Becerra, quien además destacó que es especialmente complicado cuando se trata de una mujer, sobre todo si está embarazada.
El informe arroja que el grupo con menos acceso a la información sobre el VIH son las jóvenes menores de 25 años de edad, estudiantes de educación superior y personas que no terminaron la educación básica. A Ruth Matos, representante de la organización con sede en Nueva Esparta, Stop VIH, le correspondió exigir una campaña de información nacional, que permita tratar los temas de sexualidad y solidaridad familiar.
Vivir con miedo:
Uno de los problemas más graves es el de la autodiscriminación. El estudio deja en evidencia que más de 70% de las personas entrevistadas no le había dicho a nadie sobre su enfermedad; la única excepción era el médico tratante. Hanays Montaner, de la Fundación Reflejos, de Maracay, señala que es preocupante el tema de la endofobia que genera este silencio y que para 53,3% de la muestra se originaba, precisamente, en el temor a ser discriminados. “¿Qué calidad de vida puede tener alguien que se levanta con miedo; sueña, come, duerme, y respira con miedo?”, se pregunta Mauricio Gutiérrez, coordinador del informe y vocero de Acción Solidaria. La respuesta no es demasiado optimista.
82% de los entrevistados dijo que sufrió algún tipo de trato desigual en el país por su condición; 22,4% de esas personas especificó que habían sido objeto de discriminación y violencia y que estas provenían de personas de su misma familia y de trabajadores de centros de salud.
En Nueva Esparta se dio el caso de una joven que no le había informado a su madre de la enfermedad con la que vivía. Estaba embarazada, llegó el día del parto. La orgullosa abuela fue a buscar a su nieta al retén y allí, de sopetón, le dijeron: “Esta señora viene a buscar a la sidosa”. Las enfermeras se negaban a cambiarle el pañal a la bebé, y a la muchacha no le hacían la cama ni la atendían apropiadamente.
Al Poder Legislativo. Ante esta situación, el colectivo integrante del observatorio propone la elaboración de una ley especial de no discriminación por VIH o por condición de salud, en la que están empezando a trabajar. Hasta el momento, la única norma que establece taxativamente la prohibición de hacer diferencias entre individuos por enfermedades es la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente, indicó la abogada Sabrina Velandia. Destacó que están trabajando en protocolos para distribuirlos en colegios y liceos, que protejan a grupos vulnerables, como son los menores de edad.
Uno de los problemas más complicados que afrontan quienes hacen activismo es la dificultad en el acceso a la información y la imprecisión de los datos obtenidos. Fueron necesarias 11 peticiones a las autoridades de salud para obtener algunas pistas sobre la situación. Del total, sólo fue respondida una, y de manera extemporánea e incompleta.
De acuerdo con los datos oficiales, en el país hay 161.500 personas con VIH, de las cuales sólo 38.000 reciben tratamiento. “La discriminación es una falla muy grave, en la que el Estado tiene responsabilidad ya que entre las principales causas de muerte están la omisión y el silencio”, subrayó Gutiérrez.
Por: LAURA WEFFER CIFUENTES
lweffer@el-nacional.com
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