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José Guerra: Ley de costos y precios justos

 

En la citada ley no se habla
del salario justo. ¿Por qué?

 

Porque tendría entonces el gobierno que aumentarlos de forma considerable para reponer la perdida de su capacidad de compra.

¿Qué es un precio justo? Nadie lo sabe pero algunos han intentado definirlo. Quien primero trató de determinarlo fue San Agustín y no pudo porque el monje no tenía en su momento los conceptos técnicos con los cuales cuenta hoy la ciencia económica. Procuró San Agustín un acercamiento al concepto de precio justo desde el dogma del cristianismo contra la usura. Aún con todo el arsenal metodológico ningún economista en estos tiempos se ha ocupado del tema por lo irrelevante del mismo. ¿Cuál es el precio justo del petróleo, por ejemplo, que cuesta producirlo 15 dólares y se vende a 105 dólares? ¿Cuál es el precio justo de una arepa de reina pepeada vendida en Los Magallanes de Catia y otra en Sabana Grande? ¿Cuál es el precio justo de un kilo de carne de primera, lomito? Y ¿porqué ese mismo kilo es diferente para la carne de segunda, chocozuela? Esas preguntas no tienen respuesta sino se toma en cuenta tres elementos. Primero, que el precio guarda relación con los costos de producción, segundo, que el precio refleja lo que los consumidores estén dispuestos a pagar por el bien y tercero que los precios obedecen al contexto macroeconómico del país que trata de fijar los precios. Cuando la gente pierde la confianza en la moneda y anticipa una devaluación o tasas de inflaciones mayores, los precios se divorcian de los costos y se produce una espiral alcista porque quien no compra hoy indefectiblemente pagará más caro mañana. Eso ya está suficientemente estudiado y quienes lo ignoran son los ministros venezolanos.

Pero más allá de los aspectos técnicos de la determinación de los precios, en la ley en referencia subyace un absurdo con el cual este gobierno ha venido insistiendo: la planificación central de la economía, doctrina heredera de los regímenes comunistas que fracasaron. Esta consiste en que un grupo de hombres bien intencionados, con voluntad de hierro pueden establecer metas de producción e insumos a ser utilizados para lograr cuotas de producción. En el papel ello luce muy bonito pero su realización es imposible por la simple razón de que unos burócratas desde una oficina con aires acondicionados no conocen las necesidades de millones de consumidores ni pueden coordinar las decisiones de miles de productores. Y cada vez que desde el Estado se quiere imponer la centralización de la economía, ello ha acabado en un desastre para los países. Pero quienes duden de esto, revisen el manejo del Estado en las empresas del acero, aluminio, hierro, cemento y decenas de otras que hoy languidecen pegadas de la bombona del ingreso petrolero.

Lo que ocurre es que cuando los gobiernos pierden la lucha contra la inflación, como es el caso de Venezuela, empiezan a desempolvar doctrinas absurdas que ya nadie toma en cuenta y cuyo propósito es culpar a otros de sus propios errores. Ciertamente la inflación en Venezuela es un problema, que afecta a toda la sociedad pero fundamentalmente a los más pobres. ¿Por qué hay alta inflación en Venezuela? Por lo menos en los últimos cinco años, el alza de precios obedece a la devaluación del bolívar en más de 100% y al hecho de que el Directorio del BCV está destruyendo la capacidad adquisitiva del bolívar al convertir al ente emisor en una caja chica del gobierno, financiando los déficits fiscales del gobierno. Las autoridades del BCV están matando a su propio hijo: el bolívar fuerte al entregarle al gobierno las reservas internacionales del país y con ello debilitando el signo monetario.

Adicionalmente, como consecuencia de las expropiaciones y confiscaciones de tierras en el sector agrícola, la producción ha disminuido al punto tal que Venezuela hoy debe importar rubros que antes exportaba como azúcar y café. La producción de leche y carne ha disminuido en más de 20% en los últimos cinco años y ello explica la escasez y los elevados precios. Debemos recordar que insumos fundamentales como el acero, cemento, cabillas y aluminio son monopolios estatales, y las empresas que los producen están quebradas y esto explica que esos productos no se consigan y que exista un mercado negro con precios exorbitantes.

En una economía se estima que existen más de 10.000 bienes y el criterio para calificar a unos bienes de esenciales es totalmente arbitrario. Un piano puede ser un lujo para alguien que no sea músico, pero un objeto muy valioso para quien lo es. Ahora el tema del gobierno es que quiere conocer y revisar la estructura de costos y en ello se le va a ir todo el tiempo y no van a poder bajar la inflación sin que discipline su gasto. Cuando hay estabilidad monetaria en un país, seriedad en quienes dirigen la economía y un banco central enfocado en su misión de velar por la estabilidad de precios, los controles de precios son innecesarios. En la citada ley no se habla del salario justo. ¿Por qué? Porque tendría entonces el gobierno que aumentarlos de forma considerable para reponer la perdida de su capacidad de compra.


Por: José Guerra
joguerra@gmail.com
@JoseAGuerra
Jueves, 21 de julio de 2011