“Memorias compartidas…”

El barrio de Catia acogió a la familia Koncki Rózga, cuya historia es contada a través de la imagen y la palabra por la fotógrafa Irama Gómez en la muestra Memorias compartidas.

La primera escala del viaje a Polonia que emprendió la fotógrafa Irama Gómez fue Altavista, un sector de Catia que alberga a varias generaciones de inmigrantes. La artista quería registrar la vida del lugar como parte del proyecto comunitario Cartas del barrio, el despertar de la memoria, organizado por el Museo Jacobo Borges. Allí conoció a Irene Rózga, una polaca de 85 años de edad que llegó al país durante la posguerra, y a su hija Isabel Koncki Rózga, que aunque habla polaco como una nativa jamás ha visitado la tierra de sus padres.

Una aproximación a lo que sería la vida de ambas si la madre no se hubiera visto forzada a abandonar su hogar a causa de la guerra es lo que presenta Gómez en la muestra Memorias compartidas/Wspólne wspomnienia. La exposición reúne una serie de imágenes en blanco y negro tomadas entre los años 2007 y 2009. La artista visitó Cracovia y Varsovia.

En estas ciudades, su lente recreó los pasos de dos mujeres que caminaban por la calle, la serenidad de una anciana anónima, la presencia de un abuelo. “A través de la fotografía intento construir una especie de línea paralela en el tiempo que muestra la continuidad de unas vidas que fueron arrebatadas”, señala.

La serie tomada en Polonia es presentada junto a las fotografías analógicas que Gómez captó en Altavista, en las que aparecen madre e hija en su casa, mostrando los documentos de identidad del esposo y padre ya fallecido, o con una imagen religiosa en la mano. Junto a ellas se exhibe un collage de reproducciones de los documentos de identidad y fotografías de la familia.

Tanto las imágenes como los textos de Sagrario Berti articulan una historia. El matrimonio Koncki Rózga partió de Múnich en 1948, con sus dos hijos, rumbo a Venezuela. La pareja de polacos se había conocido durante la guerra en Alemania, en la fábrica de armamento en la que se vieron forzados a trabajar, a consecuencia de la invasión de su país. Se casaron y tuvieron dos varones.

Cuando llegaron al país se residenciaron en Altavista. Él trabajó como obrero en el sector de la construcción y como técnico en refrigeración; ella fue contratada en una panadería y también se desempeñó como doméstica. Tuvieron dos hijas más. Sólo Isabel vive actualmente con su madre.

El ejercicio de Gómez resulta interesante, pues integra la Polonia que existe en el recuerdo de la madre y la que habita en la imaginación de la hija, destaca el texto curatorial. Para la artista, el momento más emotivo de la muestra fue la inauguración previa que la galería MAD y la Embajada de Polonia organizaron exclusivamente para los miembros de la familia Koncki Rózga. “Isabel vino en su silla de ruedas.

Intentaba leer los textos en polaco ­es una exposición bilingüe­ pero le costaba. Tenía mucho tiempo sin leer en su lengua materna, a pesar de que la habla habitualmente con su hija. La exhibición fue una oportunidad no sólo para reencontrarse con su historia y su identidad, sino también con una parte de su idioma”, dice Gómez.

Tertulias:

Como parte de la programación de la exposición se realizará una tertulia titulada “El rescate de los archivos fotográficos familiares como fuente documental”. La ponente será la investigadora de archivos fotográficos Vilena Figueira, que destacará la importancia que tienen los álbumes familiares en la construcción de la memoria colectiva. Esta actividad se llevará a cabo el domingo 31 julio, a las 11:00 am.

Gómez participará en la tertulia “En torno a Memorias compartidas”, junto con Carlos Ancheta, productor de la muestra, y la curadora Berti, autora de los textos del catálogo. La cita es el domingo 7 de agosto, a las 11:00 am. La clausura de la exposición está fijada para el domingo 14 de agosto.

Por: CARMEN VICTORIA MÉNDEZ
cvmendez@el-nacional.com
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