Diez mujeres y una niña de 11 años
fueron violadas en bus de La Paz
Seis atracadores violaron a 10 mujeres y a una niña de 11 años. Una de las víctimas del bus Concepción-Maracaibo-La Paz cuenta la pesadilla que vivió cuando los delincuentes se llevaron a su esposa
Impotencia es la única sensación que recuerda. Carlos, como llamaremos al testigo, regresaba con su esposa de hacer el mercado cuando unos delincuentes se embarcaron entre el kilómetro 19 y 18 de la vía a La Concepción y sometieron el bus donde viajaban. A las 7.30 de la noche empezó la pesadilla.
En una batea cercana al colegio Silvestre Sánchez una Wagoneer vino tinto se le atravesó a la unidad, el chofer redujo la velocidad y se montaron tres hombres. Uno sometió al conductor, otro a los pasajeros y un tercero desde la puerta trasera le dijo al chofer: “Apagá las luces, cerrá las puertas y pegátele atrás a la camioneta”.
La pareja se dio fortaleza con la mirada y se apretó las manos hasta que uno de los delincuentes llegó a su puesto, le arrebató las bolsas que tenían en las piernas, les quitó las carteras, el dinero y los celulares y prosiguió con los otros 60 pasajeros que viajaban en el autobús.
Hicieron un recorrido de unos 20 minutos. Cruzaron en una trilla detrás del cementerio El Edén. La camioneta la estacionaron delante del bus. Los atracadores levantaron a todos los hombres y empezaron a sacarlos por la puerta trasera. Dispararon al piso para apresurarlos. Carlos se quedó tranquilo. Quien amenazó al chofer durante el viaje lo obligó a levantarse; su esposa quiso seguirlo, pero con un empujón la regresaron a la silla.
Atado:
A Carlos lo tiraron junto a otros 30 hombres en la tierra. La advertencia fue que a quien se moviera lo mataban. Cuatro hombres se quedaron vigilándolos y amedrentándolos, mientras un quinto subía al autobús a bajar al resto de las mujeres.
Uno de los atracadores se enfureció cuando, al revisar a una mujer, le encontró un dinero escondido entre sus pechos. Su compinche, un hombre flaco y con el rostro descubierto, empezó violentamente a levantarlas a todas. En el manoseo decidieron llevársela hasta una mata.
“No quiero. No me toquéis”, decía una mujer a unos 10 metros del resto de los pasajeros. Su atacante, con voz cortante, le repetía con insultos que se desnudara.
Carlos se incomodó cuando levantaron a la segunda dama. La muchacha se resistió, forcejeó con el tipo y éste la retrucó contra el bus, la golpeó delante de todos, le metió la pistola en la boca y la amenazó con matarla si no tenía sexo oral con él. Intentó ver en la oscuridad de quién se trataba, levantó la cabeza y uno de los atracadores lo golpeó con la mano.
“Cada grito que escuchaba pensaba que era ella”. Para calmarse acomodó sus brazos de tal manera que no se notara que estaba mirándolos. Buscó por dos horas la silueta de su esposa. Pero nunca la halló.
Misericordia:
Una pelea entre los atracadores detuvo las violaciones. Un encapuchado que no se separó de la camioneta se opuso a que continuaran. Cuando pararon, ya habían ultrajado a 10 mujeres y a una niña de 11 años.
Antes de huir, le gritaron al chofer: “¡Ahí tienes la adivinanza!”, y le tiraron las llaves en la arena e hicieron un tiro al aire.
Apenas arrancó la Wagoneer, el chofer se levantó y le siguió Carlos. Buscó a su esposa por el lugar. La encontró a un costado del bus llorando.
A nueve días del atraco, la esposa de Carlos sigue nerviosa y se niega a salir de noche, mientras que su pareja le agradece al delincuente la compasión que tuvo con el resto de las muchachas. “Si no los paraba, la próxima hubiese sido ella”.
Investigación:
La Policía presume que los delincuentes pertenezcan a una banda que azota a la parroquia San Isidro. Una semana antes de que atracaran y violaran a las pasajeras del autobús de la Concepción-Maracaibo-La Paz, asaltaron las unidades 15 y 56. Se sospecha que sea la misma banda.
La primera vez se embarcaron de pasajeros en el terminal. Los atracaban en el trayecto del cementerio El Edén hasta la entrada de Palito Blanco. En esta última ocasión usaron una camioneta.
Hasta los momentos sólo han detenido a Víctor José González Suñegas, de 23 años, presunto miembro de la banda Los Paileros.
Por: Jéssika Ferrer Palma
jferrer@laverdad.com
Maracaibo/ 17/07/2011