El dinero que entra se invierte en
armas, droga, alcohol y fiestas
■ Gobierno evita costos políticos y juega al desgaste en el Rodeo.
■ En los penales hay entradas monetarias para los líderes que van desde el pago de la “causa” que hacen los reclusos, hasta la venta de drogas, indican voceros extraoficiales.
■ La organización de los reclusorios en estructuras verticales, que se inició en 2002 cuando los líderes de las diversas bandas de los penales decidieron unirse, ha derivado en un negocio multimillonario que genera diferentes tipos de ingresos.
■ Ayer se entregaron otros 29 reclusos de El Rodeo II, que se encuentra sitiado desde el pasado 17 de junio. Fueron atendidos por funcionarios del Ministerio del Interior y llevados al destacamento 55 de la GNB, donde recibieron atención médica, comida y ropa.
Guatire.- Lo que ocurría en la cárcel de El Rodeo I hasta el 17 de junio, era una muestra de lo que todavía pasa en todas las que no han sido humanizadas. Así los aseguró una fuente que, por su seguridad, prefirió mantener su nombre anónimo. “Es decir, era el espejo de lo que todavía se vive en la mayoría de los reclusorios del país”, dijo.
Hay un “gobierno” que es el grupo que manda. Un líder con sus hombres de confianza que son los que están pendientes de mantener el orden adentro del centro penitenciario, ese que, abandonó el Estado. En el caso de El Rodeo I, había tres “gobiernos”; uno por sector. Eso suele ocurrir en cárceles que están divididas en varios edificios. Son muy pocas, insistió la fuente, las que tienen un solo grupo líder, pero existen.
Aproximadamente desde el año 2002, esos líderes decidieron organizarse más y entre sus funciones incorporaron cobrar una suerte de renta a los internos, para cubrir gastos importantes. La denominaron “causa”. Las excusas fueron varias, pero la que más se repetía era: “es un dinero semanal para comprar implementos de limpieza”. Otras explicaban que era un pago por el derecho a estar en el penal.
En El Rodeo I se cobraba entres 60 y 200 bolívares, eso de acuerdo al estudio socioeconómico que hiciera “el gobierno” a cada recluso. La forma para ese análisis tomaba en cuenta el delito por el cual estaba preso. Si era uno común, como el robo genérico, le permitían cancelar el monto mínimo, si había entrado por delitos como secuestro, extorsión o droga si tenían que cancelar más. La mayoría pagaba solo 60 bolívares. Si los 3.800 internos hubiesen cancelado solo 60 bolívares, en un año, esa sola población movía 2,4 millones de dólares, libres de impuestos. Sin embargo, ese no era el único ingreso que se movía en esa cárcel.
El ex recluso consultado explicó que además entraba dinero por los pagos de protección personalizada, la venta de alcohol, la de droga, la de los alquileres de espacios para puestos de teléfonos y comida y hasta lo que se generaba por los delitos que se planificaban y monitoreaban desde ese penal.
“Hoy varios de los penales, por no decir que todos y vengan ahora a desmentirme, se convirtieron en centro importantes de distribución de droga. Son jíbaros mayores. Eso quiere decir que desde esos centro se distribuye droga al sector donde está enclavado el reclusorio. También son centro de extorsiones importantes y torre de control de secuestros, sobre todo exprés”, dijo el hombre consultado.
En el tema de los secuestros y extorsiones, como en el resto de los delitos, hay cómplices afuera, amigos, esposas, hermanos y hasta madres, explicó una fuente del Cicpc. También hay complicidad de personal que trabajan en esas cárceles.
Según el policía entrevistado, en algunas investigaciones de extorsión y también de secuestro, se determinó que algunas cuentas de bancos dadas por los reclusos a sus víctimas estaban a nombres de sus mujeres. En otros casos se investiga la presunta partición de supuestos militares, pues hay pagos que se han dejado en efectivo en la puerta de algunos penales.
Todo este dinero se invierte. Se usa para comprar armas que solo están en poder del “gobierno”, para sobornar autoridades, para comprar droga que será revendida, para comprar alcohol y para organizar fiestas en las que se llega a despilfarrar hasta 150 mil bolívares.
Desgaste en el Rodeo:
A un mes del motín de los presos de Rodeo I que originó la intervención militar de las dos cárceles que componen el complejo penitenciario localizado en Guatire, el Gobierno no ha podido detener la violencia y recuperar el control de Rodeo II, donde permanecen atrincherados aproximadamente 1.000 reos. Éstos desafiaron el poderío militar de los 5.000 funcionarios de la FAN que fueron comisionados para tomar los penales, junto con 400 paracaidistas y un contingente de 10 tanquetas.
Rocío San Miguel, de la ONG Control Ciudadano, asegura que la Guardia Nacional y otros cuerpos de seguridad tienen la capacidad para hacer una intervención inteligente sin causar una matanza, pero no hay quien tome las decisiones y el presidente Hugo Chávez no se ha ocupado del asunto. “Pareciera que sin Chávez no se puede hacer nada y el costo político de una matanza ha paralizado a las autoridades civiles y militares”, expresa.
El jueves pasado, el ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Tareck el Aissami ratificado en su cargo por el jefe del Estado, anunció que no entrarían por la fuerza a Rodeo II.
San Miguel afirma que por más armados que estén los reclusos, la GN tiene el entrenamiento y los recursos para realizar una intervención fundamentada en una labor de inteligencia, que debió emprenderse de inmediato: “A esta fecha, en las cárceles del Rodeo deberían estar instalados dispositivos de monitoreo (electrónicos si fuera necesario) para conocer hasta el más mínimo detalle de lo que hacen los presos y, en particular, los líderes: las autoridades deberían analizar la dinámica dentro de la prisión y aprovechar el momento más oportuno para intervenir, siempre con uso proporcional y progresivo de la fuerza”.
Sin embargo, Marienela Sánchez, del Observatorio Venezolano de Prisiones, duda que la Guardia Nacional esté capacitada para irrumpir en el Rodeo sin causar una masacre y, en respaldo de su convicción, recuerda el desenlace trágico de la intervención de Rodeo I.
Tiempo perdido:
El sacerdote Alejandro Moreno, investigador en materia de violencia, destaca lo que los mismos reclusos han informado constantemente sobre la supuesta brutalidad militar: “El tiempo, por sí solo, no resolverá la situación, porque además estos hombres han demostrado una capacidad de resistencia numantina”.
“¿Ganar tiempo para qué?”, pregunta San Miguel y especula: “¿Para realizar transacciones ilegales, como la cooptación de delatores a cambio de beneficios o libertades que no les corresponden?”.
Moreno es lapidario: “El Gobierno demuestra que está perdido, si sólo se le ocurre quebrar a los presos, manteniéndolos a pan y agua”.
Recordó que los mismos reclusos dijeron que tenían comida para un mes. “A mí me cuesta creerlo. Quizás sea más probable que hayan recibido algún tipo de insumo, a pesar de que el Rodeo está cercado militarmente, para la manutención de más de 1.000 hombres”. Del mismo modo piensa San Miguel: “Ha tenido que haber complicidad interna”.
El jueves, la GN autorizó el ingreso de agua y comida para los reos y, a cambio, éstos dejaron salir a 148 internos heridos.
“Una dificultad adicional para solucionar la crisis del Rodeo afirma el sacerdote Moreno es que pareciera que los llamados pranes prefieren morir antes que perder el poder que han acumulado por la ausencia del Estado en las prisiones venezolanas”.
Regar la crisis:
Marienela Sánchez advierte que el paso del tiempo sólo ha servido para que se diluyan las responsabilidades: ¿por qué la Defensoría del Pueblo no ha insistido en un diálogo que concluya con garantías suficientes de que no habrá más muertos. Y, a la par, se niega la mediación de organismos como la Cruz Roja o Amnistía Internacional”, lamenta la activista del Observatorio Venezolano de Prisiones.
Las salidas intermedias, como los traslados de presos a otras cárceles, pueden tener efectos contraproducentes. Sánchez opina que ello equivale a regar la crisis del Rodeo por otros penales. Una primera expresión de este hecho se dio el jueves, cuando los reos de Rodeo I trasladados a la cárcel de Puente Ayala, en Anzoátegui, protagonizaron un motín y un intento de fuga.
María Gracia Morais, penitenciarista e investigadora de la Universidad Católica Andrés Bello, precisa que 80% de los que fueron evacuados de Rodeo I son procesados en tribunales de Caracas y en algún momento tendrán que estar de vuelta cerca de la capital.
El Gobierno anunció que estos reos regresarían en 15 días al recinto carcelario de Guatire, luego de que éste fuera reconstruido. Sin embargo, ya han transcurrido 3 semana y no sólo no han vuelto, sino que además tampoco les han permitido recibir la visita de sus familiares.
Están aislados en sus nuevos sitios de reclusión.
Por: MARÍA ISOLIETT IGLESIAS
EDGAR LÓPEZ
elopez@el-nacional.com
PENALES|JUDICIAL
EL NACIONAL | EL UNIVERSAL
domingo 10 de julio de 2011