Cáncer de lengua
■ Es una muestra de cómo voceros oficiales aplicaron la política de desinformación sobre la salud del mandatario.
Antonia Muñoz, ex gobernadora de Portuguesa, habló después de que sus compañeros de la dirección nacional del PSUV soltaron la risotada. Maru Morales, periodista de El Nacional, había preguntado a los voceros de la organización si el presidente Hugo Chávez padecía cáncer prostático. “En la lengua te va a dar a ti”, replicó la dirigente con palabras que fueron más allá de una negativa y expresaron un deseo: que la enfermedad se presentara en la boca que pronunció la interrogante que los venezolanos repetían con incertidumbre.
Muñoz pudo guardar silencio o escoger otras palabras, pero decidió que la ocurrencia era la mejor respuesta en esa rueda de prensa del 27 de junio en el PSUV en Caracas, en la que se informó sobre una llamada telefónica que el mandatario había hecho al partido. Apenas tres días después, un adelgazado Chávez leyó no improvisó, como de costumbre un discurso desde La Habana, Cuba, en el que confirmó que había sido operado de una afección cancerígena. En la cadena nacional dijo que quería acabar con la zozobra, usó metáforas sombrías y expresó que había aguardado dos condiciones para hablar: la confirmación científica de su enfermedad y el momento en el que podía afirmar que empezaba el camino de la recuperación. La firmeza de su mensaje de optimismo, para muchos, parecía más sólida en el papel que en los gestos de un rostro y un cuerpo acostumbrados a exhibir máxima intensidad en el fuero público.
Las palabras del Presidente ratificaron que la política de silencio oficial no impidió que la información sobre su condición de salud se filtrara de cualquier manera. No lo evitaron tampoco las risas forzadas de la plana mayor del PSUV; los malos augurios en los labios de Antonia Muñoz; ni los comentarios de la diputada Cilia Flores, quien le dijo a Morales y a otra reportera una frase para el recuerdo: “A ustedes se les está poniendo la cara de vampiras”. Cuando comenzaba a ser insuficiente la explicación de que el jefe del Estado sólo había sido intervenido por un absceso pélvico, la dirigencia del partido y voceros de los poderes públicos optaron por negar lo que después se confirmó. A cada quien le tocará evaluar la credibilidad de quienes lidian con un país donde la ausencia del Presidente desconcierta por igual a sus seguidores y a sus adversarios.
De Fernando Soto Rojas, presidente de la Asamblea Nacional y veterano diputado de la Liga Socialista, se recordarán palabras que sirvieron a algunos periódicos para alimentar sus primeras páginas: “Si Chávez tuviera cáncer, yo sería el primero en decirlo”. De los parlamentarios Carlos Escarrá y Saúl Ortega se tendrá presente el anuncio del 20 de junio: “Chávez viene en las próximas horas”.
De Andrés Izarra, ministro de Comunicación, habrá que mencionar el desmentido por Twitter a los anteriores (“Es falso, Chávez no regresa pronto”) y a los medios que señalaban que el mandatario tenía algo más que un absceso pélvico: “No se hagan eco de la canalla. El Presidente se está recuperando bien de su operación”. Nicolás Maduro, canciller, fue más allá pero nunca habló de cáncer: “La batalla que está dando el presidente Chávez por su salud es la batalla de todos”. La hora demanda ponderación y no desear a otros cáncer ni en la lengua, ni en ninguna otra parte del cuerpo.
Expectativas en el hospital militar:
Desde que el canciller Nicolás Maduro anunció desde La Habana el 10 de junio que el presidente Chávez tuvo que ser intervenido de urgencia por padecer un “absceso pélvico”, el tema ha sido de mucho interés de la opinión pública.
Un video en La Habana muestra al presidente Hugo Chávez caminando lentamente pese a la agilidad que lo caracteriza cuando saludaba a Fidel en un acto público en el que causaba un suspenso en la película que despojó del primer lugar a los acontecimientos de Rodeo I y II, entre otras noticias de interés nacional. El 30 de junio en la noche, después de tanto desconcierto sobre la salud del Presidente, la cual se había convertido casi en secreto de Estado, un Chávez más delgado apareció en cámara develando definitivamente el misterio bien guardado o “La verdad sospechosa”, diría Juan Ruiz de Alarcón al referirse en perfecto español que le habían extraído un tumor de próstata con células cancerígenas. Aclarado el parte de la enfermedad del primer mandatario, otra incógnita recorre al país: el retorno y sitio de reposo del paciente.
En el Hospital Militar Carlos Arvelo la jornada transcurrió ayer con excesiva normalidad como diría un antiguo ministro de defensa de este gobierno. Entre tanto, el piso 9 fue desalojado en su totalidad; oficiales que permanecían recluidos fueron cambiados a otros pisos y en el área citada quedó absolutamente prohibido el paso inclusive hasta al personal de mantenimiento y seguridad. Se comenta que también pondrán un circuito cerrado de televisión en los ascensores.
En el cafetín del recinto hospitalario la vocinglería de pacientes y visitantes prevalece como de costumbre, no hay novedad. Entre batas blancas y uniformes verde oliva los saludos vienen y van sin dar la impresión de que se espera con impaciencia al enfermo que será recluido en el piso 9.
Un funcionario de seguridad en la entrada del hospital comentó que tiene seis años trabajando allí y nunca había recibido tantos guiños de precaución sobre quién entra y sale del ascensor y, sobre todo, quién sube al piso 9.
“¡Pero el Presidente está bien! Sólo le pido a Dios que esa quimioterapia no lo tumbe”, manifestó el de seguridad, entre sentimientos de orgullo y confusión.
El hecho de haber aparecido ante las cámaras después de casi un mes de un insólito mutis, los comentarios y especulaciones acabaron.
Lo que nadie sabe, según el señor de la seguridad, es la fecha y hora en que el Presidente llegará al hospital, si es que será allí definitivamente dónde se alojara.
“Sólo Casa Militar lo sabe”, dijo el funcionario.
“La muerte desapareció del lema del Gobierno”
El politólogo Federico Welsh aseguró que el presidente Chávez intentó dar una imagen de estadista en su discurso del jueves. La cadena del jueves mostró al presidente Hugo Chávez leyendo un discurso, algo más que inusual en las alocuciones del primer mandatario.
El jefe del Estado no hizo sus acostumbrados chistes y su discurso apenas duró menos de 15 minutos.
El politólogo Federico Welsh recalca esos aspectos sobre el discurso presidencial, en el que el primer mandatario informó al país que tiene cáncer.
“El Presidente no se salió del libreto; no estamos acostumbrados a eso, y nos trasmitió la impresión de que está afectado por la enfermedad, que no está en plenas facultades”.
Welsh considera que lo más relevante de las palabras de Chávez es que la palabra muerte haya desaparecido de su lema de Gobierno. El Presidente terminó su discurso diciendo “¡Viviremos!” y no “Patria, socialismo o muerte”. “El propio mandatario reconoce la importancia de la vida. Eso me impactó positivamente, el tono se humanizó”.
A su juicio esto podría implicar un cambio de tono tratando de acercarse más al estilo de un estadista. “No va haber un gran cambio en el entorno político. Un gobierno incompetente no se vuelve competente de la noche a la mañana”.
El analista considera que la noticia va a tener implicaciones importantes dentro del PSUV y el Polo Patriótico. Indicó que el anuncio dejó en evidencia que existe un círculo de privilegiados a los que Chávez informó sobre su enfermedad. “Los que no sabían y adelantaron opinión quedaron muy mal. Se preguntarán por qué no sabían e intentarán volver a recibir los cariños del Presidente”.
Welsh considera que lo más conveniente para el primer mandatario es que el vicepresidente asuma temporalmente las funciones de jefe de Estado.
“Seguimos en el mismo limbo.
Sabemos que el Presidente está bajo un tratamiento exigente y riguroso que consume tiempo y esfuerzo. A primera vista, y sin ser médico, no concuerda bien con las exigencias de un jefe de Estado, que debe estar en plena facultades para ejercer su cargo. Lo sano sería delegar al vicepresidente mientras dure su tratamiento”.
Por: DAVID GONZÁLEZ
CARLOS CRESPO
Política | Opinión
EL NACIONAL
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