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Thursday, November 21, 2024
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Urólogos: El cáncer de próstata no avisa

La afección se descubre por valores anormales en la prueba de antígeno prostático y por tacto rectal.

Novedosas técnicas evitan
incontinencia y disfunción

 

A diferencia de otros pacientes, los hombres que tienen cáncer de próstata localizado no pierden peso ni presentan síntomas. La única forma de detectar la enfermedad es a través de pruebas como el antígeno prostático, el tacto rectal y una biopsia por ultrasonido.

De allí la importancia de que la población masculina acuda anualmente a una evaluación preventiva con el urólogo o con el médico internista, para descartar la afección.

El urólogo Ariel Kauffman, quien actualmente se encuentra en el Congreso Mundial de Cirugía Robótica que se realiza en Miami, explicó que cuando el cáncer de próstata es localizado tiene posibilidad de cura a través de tratamiento quirúrgico y radioterapia. Los pacientes con cáncer de próstata avanzado, con metástasis y diseminación en las adyacencias, en los ganglios o huesos, no son candidato a cirugía. El tratamiento de elección consiste en medicamentos que bloquean la acción de la testosterona, terapia que se conoce como castración química.

Durante el foro científico, que reunió a expertos de todo el mundo, Kauffman presentó varios trabajos, entre ellos, novedosas técnicas para evitar incontinencia urinaria y disfunción eréctil en pacientes sometidos a cirugía robótica. Afirma que con esos procedimientos se logra extraer la próstata sin afectar los nervios que provocan la erección, con lo cual los hombres pueden llevar una vida sexual adecuada y satisfactoria.

Destacó que ello ha sido posible gracias al instrumental robótico, que permite al cirujano llegar a un plano de disección con tal fineza y precisión que se logra preservar el esfínter responsable del control urinario y los nervios que provocan la erección.

El experto expuso los procedimientos que disminuyen los efectos colaterales en pacientes no sólo con cáncer de próstata, sino también de riñón y vejiga que han sido sometidos a la cirugía. Habló también sobre tratamientos de cáncer de próstata en pacientes que tienen, adicionalmente, hernia inguinal.

Robot da esperanzas. Kauffman señala que una las formas más novedosas de extirpar la próstata en caso de cáncer localizado es la cirugía robótica, en la que existe menos riesgo intraoperatorio, los pacientes se recuperan de 24 a 48 horas después y pueden incorporarse a sus actividades entre 10 y 20 días luego de realizada la operación. En el caso de la cirugía abierta, en la que el especialista realiza una incisión que va desde el ombligo hasta el pubis, la recuperación oscila entre 3 a 4 semanas.

Destaca que los pacientes con cáncer de próstata localizado y que son sometidos a cirugía tienen una buena probabilidad de curarse y de sobrevida: “El cáncer es el tumor maligno no cutáneo más frecuente en el hombre. En 2010, la Asociación Americana de Cáncer registró 217.230 nuevos casos y 32.050 muertes en Estados Unidos De todos los tipos de cáncer diagnosticados, representó 33%”. Refiere que así como ha evolucionado el diagnóstico temprano, también han avanzado las técnicas para tratar la afección.

“No he visto al Presidente”

Ante la insistente ola de rumores que señalan que, presuntamente, Ariel Kaufman diagnosticó al Presidente de la República, el especialista desmintió categóricamente haber evaluado al mandatario y afirma que no conoce de ninguna manera cuál es la enfermedad que lo afecta.

Considera irresponsable que lo vinculen con una situación tan delicada, y como profesional, añade, no puede emitir ningún diagnóstico a primera vista. Destacó que ha tenido innumerables pacientes con vida pública, que merecen que se respete el secreto profesional.

Es una malignidad vencible”:

Durante los últimos días se han hecho comentarios con fervor sobre la enfermedad cancerígena de la próstata.

La consecuencia ha sido mucha desinformación, confusión y ansiedad para aquellos que la sufren junto con sus familias. La intención de este artículo es educar sobre el curso clínico de esa afección y las implicaciones para quienes la padecen. Millones de sobrevivientes de cáncer de próstata hacen sus vidas normalmente rompiendo el paradigma del paciente canceroso sentenciado a muerte.

La próstata es uno de los órganos genitourinarios del varón. Se encuentra en la pelvis, entre la vejiga y la uretra. Es responsable de la eyaculación y contribuye con 40% del líquido seminal. El antígeno prostático específico representa una de las múltiples proteínas que sintetiza esta glándula. La función fisiológica de esta enzima ­comúnmente llamada APE­ es la de licuar el semen. Su principal valor clínico es el pronóstico.

El cáncer de próstata es el tumor sólido más frecuente encontrado en las sociedades occidentales y latinoamericanas. De hecho, en Estados Unidos se calcula que uno de cada seis hombres recibirá el diagnóstico clínico de cáncer de próstata. Pero la prevalencia de células malignas en la próstata es aún mayor. Los estudios de autopsia por muertes no relacionadas con el cáncer de próstata son definitivos: 50% de los cincuentones tienen en la próstata células malignas, y esa prevalencia aumenta a 80% en los octogenarios. Lo crítico aquí es que esos cánceres histológicos no matan a nadie. Los hombres se mueren con y no a causa de los tumores prostáticos.

En 1979 se descubrió el APE. Hasta entonces, el cáncer de próstata se diagnosticaba comúnmente en fase avanzada, extendido a órganos anexos en la pelvis o diseminado a los huesos. La implementación del despistaje con APE y el examen rectal ha conllevado a que en la actualidad 97% de los casos de cáncer de próstata se diagnostique en fase localizada ­confinados a la próstata y sus adyacencias­.

Actualmente, entre 70% y 75% de hombres con cáncer de próstata presentan ese órgano normal al examen rectal, pero la afección es detectada por la elevación del APE. Los principales factores de riesgo son pertenecer a la etnia afroamericana, historia de familiares ­padre, hermanos, tíos, abuelos­ con cáncer de próstata y la edad.

Así como hemos avanzado mucho en el descubrimiento de los tumores antes de que se conviertan en amenazas definitivas para la vida, hemos progresado en el manejo de estos cánceres.

La Urología tiene un premio Nobel de medicina. Se le otorgó a Charles Huggins por sus investigaciones entre las décadas de los treinta y los cincuenta, en las que caracterizaba la dependencia hormonal del cáncer de próstata y el impacto que tiene la privación de la hormona testosterona en la sobrevida de la enfermedad. Así que desde esa época se estableció claramente la sobrevida media de dos años para los pacientes con cáncer de próstata que tenían metástasis ­enfermedad sembrada a los huesos­ al momento del diagnóstico. Hoy en día, la sobrevida es mayor.

Mi principal función como urólogo oncólogo es dar paz al paciente lleno de angustia por un diagnóstico de cáncer. En el caso de la próstata, con los años, para la gran mayoría de pacientes la experiencia con el cáncer representa un obstáculo vencido 15 a 20 años atrás. Los cánceres de próstata se manejan con cirugía ­hoy en día con técnica robótica­ radioterapia, semillas radiactivas, crioterapia, y muchos se vigilan activamente sin requerir mayor intervención.

Cuando hablamos de cáncer de próstata hacemos énfasis en calidad de vida, porque la cantidad se ve afectada raramente.

Nuestras investigaciones en el Memorial SloanKettering de Nueva York lo determinaron rotundamente. En el registro de 7.000 pacientes operados entre 1985 y 2005, con un seguimiento medio de 10 años, sólo 68 (1%) sucumbieron al cáncer de próstata La principal pregunta clínica es si el cáncer amerita tratamiento o vigilancia activa. Con tratamiento, tres de cada cuatro pacientes se curan y para el 25% que recurre, el cáncer de próstata se transforma en una enfermedad crónica, como diabetes o insuficiencia renal. Afortunadamente, una pequeña minoría de esos cánceres avanzan después de la castración química o quirúrgica. Sin embargo, los últimos seis años han traído consigo avances fascinantes para los pacientes: quimioterapia, inmunoterapia y la nueva generación de antiandrógenos aprobada semanas atrás.

En resumen, el cáncer de próstata es una malignidad vencible, se despista con el APE y el examen rectal, y en la actualidad el diagnóstico en estado muy avanzado se ve muy poco.

Su manejo debe ser tallado individualmente según la expectativa y calidad de vida del paciente, para que, airoso, prosiga con su vida regular y viva los años que Dios le dé.

*Director del Programa de Próstata Jefe de Cirugía Robótica, Columbia University Division of Urology Hospital Mt Sinai, Miami, Florida preguntas@drbianco.org


Por: MARLENE RIZK
Salud | Política
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