Hugo Chávez es el único gran
responsable de esta masacre
Esta es una verdad como un templo. No se puede dudar de ella, por más que la propaganda oficial busque, por todos los medios, desviar la atención hacia otros factores para impedir que los venezolanos, principalmente los más humildes, perciban la incapacidad que ha tenido la “revolución bolivariana” en resolver los ingentes problemas que enfrenta Venezuela. No solo es responsable por ser jefe del Estado, sino por haber establecido un régimen que ha violentado todos los principios de una sana administración y que, además, ha despilfarrado los inmensos recursos fiscales recibidos en fortalecer su liderazgo en la América Latina en lugar de solucionar los grandes problemas nacionales.
Es difícil conocer con exactitud lo que ha ocurrido en la toma de dicha cárcel. La arbitrariedad del régimen al no permitir a los medios de comunicación independientes acceder a dichas instalaciones para poder entrevistar a la población penal que logró salir de ese infierno, ha limitado totalmente las informaciones. El Canal 8, lo único que ha hecho es hacer propaganda a favor del Gobierno. De todas maneras, la valiente actitud de los medios de comunicación independientes, en particular Globovisión, y la prensa escrita ha permitido presentar el desespero de los familiares ante tantos abusos. No soy ni mucho menos especialista en el tema carcelario, pero he escuchado con detenimientos los muy acertados razonamientos de distintos expertos en esa área.
Lo primero a resaltar es el absurdo hacinamiento que existe en todos los penales venezolanos. Las cifras son tan sorprendentes que al escucharlas parece una exageración. En penales construidos para albergar 800 detenidos pueden encontrarse más de 4.000 presos. El desorden es tal que se encuentran mezclados detenidos que todavía no han sido presentados a los jueces con sentenciados por delitos realmente graves. En ese ambiente tienen que imperar las mafias y el delito. Además, cualquier observador medianamente acucioso percibe que la administración de los penales no está suficientemente tecnificada. Allí no hay funcionarios expertos en el campo, ni siquiera han recibido el menor entrenamiento. La única verdad, es que son fichas del partido.
En medio de la angustia que los venezolanos han vivido en estos días, me impactó profundamente el clamor de una madre que acusaba con razón de ineficiente al sistema judicial al afirmar que allí podían haber detenidos acusados por haber tenido una pequeña riña con un vecino y que solo eran conducidos a la audiencia preliminar varios años después de haber sido detenidos. Eso es lógico que ocurra. No hay relación entre los delitos que se cometen y el número de fiscales y jueces que existen. La proporción, sostenida por los expertos, es tan impresionante que uno tiene que rogar a Dios de no verse envuelto en un problema de orden penal. Además, del insuficiente número está la notoria politización del sistema judicial. No se reconocen los méritos profesionales.
Es casi imposible describir la situación de un detenido en nuestras cárceles. No es solo su problema personal, sino la tragedia que tiene que vivir su familia. Los vejámenes sobrepasan todos los límites. Las requisas son realmente inaceptables. Nadie se preocupa por adquirir equipos modernos para evitar ese tipo de problema. El colmo es cuando usted empieza a escuchar los negociados que allí existen. Todo tiene precio. Una pobre madre, para poder lograr que su hijo reciba la comida tiene que pagar a los funcionarios de esos penales. Es verdad, que dentro de la cárcel hay mafias que controlan el penal, pero entre los funcionarios existe tal nivel de corrupción, que exige plantearse una real e inmediata reorganización de todo el sistema carcelario venezolano.
El problema de la Guardia Nacional es muy complejo. Sin duda tienen grandes responsabilidades en lo que ocurre en las cárceles venezolanas. No es posible el ingreso de ese armamento sin su complicidad. La solución exige plantearse una reorganización de sus funciones. No es posible que la Guardia Nacional pueda cumplir tan variadas tareas como las que tiene que realizar con tan pocos efectivos. No me atrevo a opinar sobre la operación realizada en la cárcel de El Rodeo. No tengo suficiente información para hacerlo. De todas maneras, debo decir responsablemente que el número de muertos exige una detallada investigación de las propias Fuerzas Armadas, del Poder Judicial y de la Asamblea Nacional. Sería conveniente nombrar una “Comisión de la Verdad”.
Por: FERNANDO OCHOA ANTICH
CÁRCELES | EL UNIVERSAL
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domingo 26 de junio de 2011