La escogencia de Cuba para la
convalecencia no fue al azar
■ Analistas sostienen que sólo en dictadura se oculta la condición de salud del jefe del Estado.
Parece una paradoja, pero no lo es: mientras critican y desmienten los rumores que han surgido en la opinión pública sobre qué le provocó un absceso pélvico al Presidente, los voceros del Ejecutivo se limitan a decir que el primer mandatario se recupera y no dan más detalles.
¿De qué se recupera? ¿Por qué le salió un absceso? ¿Cuándo regresará a Venezuela? ¿Por qué le hicieron una biopsia? ¿Por qué el médico que operó al Presidente no ha ofrecido un informe de lo que encontró? ¿Qué medicamentos está tomando? ¿Podrá volver a su ritmo habitual de trabajo cuando supere este problema? Las preguntas podrían seguir hasta llenar la página, pero el Gobierno no ofrece ninguna respuesta clara, pese a que el Presidente lleva 22 días fuera del país y han transcurrido 17 días después de la cirugía.
El analista de opinión pública Luis Vicente León, el profesor investigador de la UCAB Andrés Cañizález y el politólogo Alfredo Ramos Jiménez coinciden en considerar la información oficial de insuficiente, parca, ambigua, contradictoria, no especializada y misteriosa.
León afirmó que la escogencia de Cuba como país para el tratamiento médico del Presidente no fue al azar: “El secretismo con que se ha manejado el caso es típico de las naciones comunistas de la guerra fría, y ningún país más apropiado para esa estrategia que Cuba, porque nadie va a poder ir allá a buscar información; nadie desde allá filtrará datos e incluso mantienen al propio Chávez fuera de la palestra mediática y lo proteges de él mismo, que todo lo dice”.
Ramos Jiménez señaló que se trata de una estrategia en desuso, característica de los regímenes no democráticos: “Los dictadores creen que mostrarse débiles, enfermos o susceptibles disminuye su autoridad, por eso evitan que los ciudadanos los vean así”.
El estudioso del modelo chavista subrayó que el país está frente a una política de Estado que tiene como finalidad relanzar la figura del Presidente; sin embargo, aclaró que una recuperación demasiado lenta o parcial, que le impida retomar su ritmo habitual de trabajo, podría dar al traste con ese plan: “La imagen de hombre fuerte es esencial para la conexión de Chávez con sus seguidores. La centralización de todo el mensaje y obra de Gobierno a su alrededor impide el surgimiento de una figura de reemplazo. Si la población percibe que el Presidente se ve débil, podría afectarlo negativamente”.
Mágico retorno:
León coincide en el planteamiento y sugiere que el Ejecutivo estaría manejando varios escenarios: “El primero de ellos sería que el Presidente tiene una enfermedad grave. Aunque eso no lo inhabilita para las presidenciales de 2012, justificaría el silencio. Para la imagen de invencible que proyecta Chávez sería inconveniente que la gente lo vea con lástima”.
Otra opción, agregó, es que la gravedad sea tal que no pueda ir a la campaña: “En este caso también se justifica el secretismo porque el Gobierno no tiene ningún plan B. El Presidente ha destruido a todos los líderes alternativos. En ese escenario, Chávez necesitaría tiempo para definir cómo manejar el proceso y resultar victorioso”.
Un tercer escenario, que a juicio de León es el más probable, es que se trate de un padecimiento del que Chávez se va a restablecer total o parcialmente. En este caso, lo primero era no hacerlo público porque la imagen del ser invencible, que supera las adversidades, que destruye y arropa al adversario forma parte esencial de su conexión con la gente, por tanto no sería bueno mostrarlo postrado en una cama.
Consideró que en los tres escenarios el retorno del jefe del Estado será utilizado para fortalecer su figura: “Manejan el tema con secreto y antes del regreso aplican un black out total de información y fomentan los rumores. Mientras más mal se vea el Presidente en esos rumores, más mágico es su regreso. Es una estrategia que ha usado Fidel Castro en Cuba ene cantidad de veces. El resurgimiento lo haría ver como un ser mágico que supera adversidades. Las posibilidades que ofrece, entonces, el relanzamiento son inmensas”.
Andrés Cañizález concordó con la tesis del reposicionamiento: “Sabemos que se trata de un Presidente que constantemente se victimiza. Una reaparición triunfante después de tantos rumores y desinformación tendría un potencial muy grande en ese sentido.
Sin duda, el regreso de Chávez va a ser una operación mediática que marcará el inicio de su campaña electoral”.
Ofrece, sin embargo, una lectura distinta sobre el manejo global de la crisis. Cree que las vagas y contradictorias declaraciones oficiales evidencian un desorden comunicacional producto de verse ante una situación inesperada: “Todo esto ha sido un imprevisto y por eso no hay respuestas claras.
La situación evidencia, además, que la gran fortaleza comunicacional de este Gobierno es el propio Chávez y no el aparato mediático que han montado. El Gobierno no tiene más voceros naturales: Izarra, Maduro, Adán Chávez, ninguno logra monopolizar el flujo informativo y lo que se impone es el desorden”.
Por: MARU MORALES
mmoralesp@el-nacional.com
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