Chávez: “No me den las gracias”
■ “¡Olvídese Nicaragua de los problemas de generación eléctrica! ¡De los apagones! Y de todo esto; y olvídese Nicaragua de los problemas de gasolina”, dijo Chávez al establecer la alianza.
Uno de los países que más se ha beneficiado de la ayuda financiera venezolana ha sido Nicaragua. El Banco Central de Nicaragua ha estimado esa solidaridad en 1.559,9 millones de dólares. Otras fuentes privadas del país centroamericano la calculan de 500 a 800 millones de dólares al año desde 2007, y el Centro de Investigaciones Económicas da cuenta que en anuncios hechos por el Gobierno venezolano la cifra se remonta a 7.920 millones de dólares hasta 2010.
El destino del dinero venezolano ha sido muy variado, desde la mejora de la generación eléctrica para Nicaragua, abastecimiento de gasolina y derivados del petróleo, donaciones y condonación de deuda, becas para estudiantes, viviendas, hasta el subsidio directo del salario de los trabajadores, como es el bono salarial de 34 dólares que se le entrega mensualmente a 155.000 empleados públicos con fondos que se reciben de Venezuela, igualmente los recientes recursos aprobados por 107,2 millones de dólares, provenientes del fondo de cooperación venezolana, para el subsidio de la tarifa eléctrica.
Pero uno de los aspectos que resalta de esa alianza ideológica ha sido la falta de transparencia, dado que esos recursos son administrados por organismos privados al margen del presupuesto de Nicaragua y sin regulaciones. Tan particular es ese acuerdo que el Parlamento de Nicaragua aprobó en noviembre de 2009 una resolución en la que se desconoce cualquier deuda pública con Venezuela, en el marco de la cooperación bilateral que sostienen los presidentes Daniel Ortega y Hugo Chávez.
Desde el propio Gobierno de Nicaragua eso se ha establecido con claridad. Un asesor económico del Gobierno, Bayardo Arce, poco después de la firma de 15 convenios en abril de 2010, uno de los de mayor alcance entre los dos países, señaló que “eso no generará deudas al Estado” aclarando que “ambos gobiernos han dejado claro que la cooperación bilateral no generará deudas a Nicaragua”.
Desde el lado venezolano los mecanismos de financiamiento son aprobados directamente desde Miraflores y se ejecutan a través del FONDEN y PDVSA sin que ello sea reflejado en el presupuesto de la Nación. En ellos se incluyen condonaciones a deudas anteriores, préstamos con fondos de la propia factura petrolera o asignaciones que se hacen a través de lo que Venezuela coloca en el FONDO ALBA cuyo mecanismo contempla 2% de interés, dos años de gracia y 25 años para cancelar. El destino de ese dinero es la empresa ALBANISA y el fondo CARUNA, ambas manejadas por Daniel Ortega y de lo cual sólo se reintegra a Venezuela 50% de la deuda a largo plazo mientras que el resto se coloca en CARUNA (Caja Rural Nacional) o en el FONDO ALBA destinado al apoyo a los programas sociales del Gobierno de Nicaragua.
La cooperación venezolana a Nicaragua se mantuvo en muy bajos niveles hasta 2006, apenas en el marco de los convenios petroleros. Pero en 2006 se produce un salto con el triunfo de Daniel Ortega.
Yo desvié los barcos:
Poco después que Daniel Ortega asumiera la Presidencia en Nicaragua, se produjo la primera visita del Presidente venezolano a ese país. En un acto público en el que participaron ambos mandatarios Chávez explicó el alcance de la alianza ideológica que reafirmaba el ingreso de Nicaragua como miembro del ALBA.
Al emular el ascenso de Ortega como el regreso de Sandino a Nicaragua, Chávez anunció las primeras donaciones que hiciera Venezuela a Nicaragua comenzando por la condonación de la deuda externa con Venezuela por 38,8 millones de dólares.
Al tiempo de agradecer al pueblo nicaragüense por haber llevado de nuevo a Ortega a la Presidencia, Chávez destaca como una prioridad lo que sería la ayuda venezolana en la generación eléctrica en el país centroamericano.
Sin sospechar que en poco tiempo su propio país sería azotado por una crisis de eléctrica de grandes proporciones, el Presidente venezolano expresó que allí mismo en el puerto tenía 32 plantas para la generación eléctricas: “Esas plantas iban para Venezuela como parte del plan Fidel-Chávez, pero las desviamos para acá (… ) cuando nos dijeron ganó Daniel ¡ruuuuuuu! se desvió el barco, se desvió el barco y se vino para acá ¡claro! Ahora tenemos el triángulo Cuba-Venezuela-Nicaragua para la revolución energética. ¡Olvídese Nicaragua de los problemas de generación eléctrica! De los apagones y de todo esto; y ¡olvídese el pueblo de Nicaragua! De problemas de combustible, de gasolina, de diesel y derivados del petróleo”. Según lo anunciado, la primera fase constaría de la instalación de esas plantas con capacidad de 60 megavatios. Para el año 2010 el programa se extendió a todo el país. Según la memoria y cuenta de PDVSA se alcanzó una inversión de 262 millones de dólares para una generación eléctrica de 207 Mw.
En un punto de máxima exaltación de la alianza el presidente Chávez anunció una donación de 10 millones de dólares y un aporte de 20 millones de dólares más para el recién creado BANDES de Nicaragua para préstamos con dos años de gracia y 2% de interés y 25 años para pagar, destinado a programas sociales y pequeños productores. Así expresa: “Y por favor no nos den las gracias porque ese banco (Bandes) no es para volver rico a nadie, es para ayudar a los pobres y a la clase media. Dice que de todas maneras allí hay ganancias y con ellas se ha creado un fondo y de allí tenemos unos recursos que queremos donar al Gobierno de Nicaragua ¿a cuánto llegan esos recursos Isea Ah? No pero lo que dijimos que íbamos a donar son 10 millones de dólares que ya los tenemos a mano para los proyectos sociales”.
2009 el mejor año:
El mayor volumen de recursos se registra el año 2009. El propio embajador en Managua, Miguel Gómez destacaba que “es muy probable que Venezuela pase a ser el país que lidere la asistencia extranjera en Nicaragua”.
A pesar de que ya se cuestionaban las improvisadas políticas de vivienda que adelantaba el Gobierno en Venezuela y la baja productividad en la construcción de soluciones habitacionales para los sectores populares, se anunciaba por todo lo alto la construcción de 200 mil viviendas para Nicaragua: “Es posible hacerlo, los recursos están, todo dependerá de la forma en que nicaragüenses y venezolanos logremos organizarnos en temas como la mano de obra”, decía el embajador venezolano.
A mediados de ese año también destacó la donación venezolana de 50 millones de dólares para el ordenamiento territorial de ese país.
Mientras en Venezuela el tema de la infraestructura vial generaba todo tipo de cuestionamientos, gran parte de ese dinero iría para construir y reparar carreteras. La donación fue anunciada por el Presidente Daniel Ortega.
Los convenios de 2010:
Otro momento estelar se alcanza en 2010. En abril de ese año Chávez fue recibido en Managua por Daniel Ortega para firmar otra tanda de convenios en el marco de los cuales se anunciaba la construcción de la refinería “El Supremo Sueño de Simón Bolívar” que significaría la erogación de 4 mil millones de dólares para Venezuela. “Hay un conjunto de proyectos que es tan largo, que la lista abarca como cinco páginas”, dijo Chávez mientras recorría con su colega una barriada de Managua.
Ese mismo mes el Presidente firmaba en Miraflores una partida de 185 millones de dólares para el financiamiento de proyectos sociales en Nicaragua. Entre ellas se destaca la partida de 7 millones, 428 mil 444 bolívares para la generación eléctrica a la población rural, 36 millones para el área de educación, 37 millones para el programa “Calles para el Pueblo”, 4 millones 475 mil bolívares para la mejora de barrios o 10 millones de dólares para el plan “Hambre Cero”. Este último programa que ha sido considerado como un plan emblemático del Gobierno, ha sido muy cuestionado por la prensa opositora dada la escasa efectividad que consideran ha tenido ese plan.
Cabe resaltar que el mecanismo mediante el cual esos dineros llegan a Nicaragua no pasan por los controles institucionales de Nicaragua sino que van a las dos empresas creadas en 2007 para esos efectos: ALBA CARUNA y ALBANISA. Parlamentarios opositores como Freddy Torres del Partido Liberal, señalan que ni siquiera el Parlamento puede hacer mucho para vigilar esos recursos ya que “es un convenio que involucra a al sector privado”. Asimismo reiteró que “no se han cumplido los procedimientos para que esos flujos correspondan a una deuda ya que según las leyes de Nicaragua, el país no tiene compromiso de reembolso cuando se trata de convenios no aprobados por la Asamblea Nacional de Nicaragua.”
ALBA CARUNA (Caja Rural nacional) es una cooperativa creada hace años atrás que funciona como un fondo o caja de ahorro bajo el control del Frente Sandinista. Mientras que ALBANISA (ALBA Nicaragua) es una empresa integrada por Petróleos de Nicaragua (Petrónic) con 49% de las acciones y Petróleos de Venezuela con 51%. Esta empresa fue creada en 2007 luego del ingreso de Nicaragua al ALBA.
El propósito de esta última era la comercialización y distribución del petróleo proveniente de Venezuela aunque con la amplitud de los convenios entre los dos países se ha expandido hacia otras actividades como generación eléctrica, exportación de productos agropecuarios, construcción, turismo e incluso que desde allí se manejó la compra de un canal televisivo (Telenica) que maneja familiares de Ortega.
Uno de los cuestionamientos que se le hacen a ambos entes empresariales es la falta de transparencia en el destino de los recursos o los negocios derivados de los recursos aportados por Venezuela.
No todo es color de rosa:
Un informe de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico, difundido por “El Diario La Prensa” sostiene que “la dependencia excesiva de una fuente de apoyo externo como es el caso de la cooperación venezolana, hace a Nicaragua más vulnerable para cubrir su déficit presupuestario ante cambios en el contexto externo”. Ese subsidio, dice el informe “puede tornarse no sostenible en el mediano y largo plazo”. Para los nicaragüenses no es desconocida la crisis económica que padece Venezuela que a pesar de los altos precios del petróleo, obligó al Parlamento a aprobar un nuevo endeudamiento por 45 mil millones de bolívares y que también se refleja en el colapso del servicio eléctrico, en la infraestructura, los problemas de vivienda y exigencias salariales. Justamente los rubros emblemáticos que forman parte de los convenios con los países miembros del ALBA.
Por: Francisco Olivares
@folivares10
Internacional | Política
domingo 26 de junio de 2011
EL UNIVERSAL