Hasta 40% ha aumentado la venta
de piezas de segunda mano
■ La caída del poder adquisitivo ha llevado a ejecutivos a adquirir en este mercado en expansión.
Mercedes Hernández trabaja como organizadora de eventos. Cuenta que con frecuencia necesita trajes formales para cumplir con sus compromisos laborales, pero su ingreso mensual no alcanza para cubrir los precios de las prendas de vestir nuevas. Ante la merma de su poder adquisitivo, decidió convertirse en cliente fija de una tienda de ropa usada. “Si buscas con calma puedes encontrarla como nueva y muy barata”.
Comprar piezas de segunda mano se ha convertido en una opción para los consumidores. Vestidos, faldas, chaquetas y camisas largas son algunas de las prendas más buscadas en estas tiendas que comienzan a surgir como una opción ante la inflación.
Los comerciantes coinciden en que las ventas han subido entre 20% y 40% desde diciembre de 2010.
“Se quejan por los precios de la ropa nueva, dicen que tienen otros gastos y que les sale mejor comprarla de segunda”, expresa María Rojas, encargada de Su Confidente Boutique, en Chacaíto. Afirma que al local van personas de diferentes estratos económicos.
“Compran más mujeres que hombres y prefieren pantalones, camisas y monos”.
El Banco Central de Venezuela informó en mayo que el precio del rubro vestido y calzado repuntó 19,4% en los últimos 12 meses. Calzado tuvo un aumento promedio de 21,4% entre mayo de 2010 e igual mes de 2011; mientras que vestido subió 13,08% en ese período.
El director de Datanálisis, Luis Vicente León, señala que este tipo de opciones surge cuando las personas están limitadas con el dinero que ganan mensualmente. Las cifras de los estudios de la firma muestran una caída del salario real de 17% en el último año.
“Se comienzan a buscar todas las alternativas posibles para controlar el presupuesto porque se sabe que hay gastos inflexibles como el alimentario y el de cuidado personal.
Cuando esto sucede lo único que queda es ser creativo”.
Otros compradores:
Víctor Boutique, situada en Chacaíto, sólo recibe prendas a partir de 15 piezas, modernas y en perfecto estado. Luego hacen una evaluación para determinar el costo total.
María Eugenia Martínez, encargada del local, refiere que el mercado ha variado en comparación con años anteriores.
“Antes, el perfil de los consumidores era gente de pocos recursos, venían obreros y domésticas, ahora nos compran personas de clases más altas, sobre todo ejecutivos que necesitan ropa para trabajar”.
Los consumidores le confiesan a Martínez que para cubrir el gasto en ropa nueva necesitan dos salarios. “Trabajamos con una gran cantidad de clientes fijos que vienen cuando tienen una fiesta o evento especial, y dicen que prefieren ahorrar antes que pagar los precios de centros comerciales”.
Agrega que la calidad de las prendas también ha cambiado debido a que antes tenían diversos proveedores que traían ropa de segunda mano importada. “Las personas ya no viajan con tanta frecuencia ni los vendedores particulares traen tanta ropa de afuera como lo hacían anteriormente”.
Luis Vicente León señala que la opción de adquirir vestuario de segunda mano no se ve en los estratos A y B los de mayor poder adquisitivo, que representan 3% de la población-, ni en el E 44,1%- que es el de menos recursos, porque hereda ropa o la recibe de regalo.
Al estrato C 17% de la población-, corresponde la llamada clase media alta muy identificada con marcas y firmas de alta costura que no puede adquirir prendas muy costosas de la temporada de Gucci, Prada o Louis Vuitton, pero sí otras que estuvieron de moda en años pasados y que cuestan menos.
También está lo vintage (pieza antigua, de diseño artístico y de calidad) que gusta mucho a este grupo.
El segmento D, al que pertenece 36% de los venezolanos, busca mantener sus hábitos de consumo. Por eso, según León, están interesados en demostrar que aún pueden tener acceso a ciertos beneficios como ropa de vestir de marca, y la usada surge como alternativa. “Para este estrato las tiendas de segunda mano resultan una excelente opción y no es de extrañar que ante los altos precios del rubro vestido, esté comenzando a tener adeptos y la oferta comience a crecer”, afirma.
En los comercios de ropa usada ofrecen prendas a un precio fijo. En Su Confidente Boutique las camisas cuestan 30 bolívares, los pantalones para dama 40 bolívares y los de hombres 50 bolívares, los monos 35 bolívares, y los zapatos entre 35 y 50 bolívares.
Los de los vestidos de gala varían de acuerdo con su estado y tamaño, y oscilan entre 40 y 200 bolívares.
Doris Rodríguez, cliente del local, dice: “La ropa formal y de gala que necesito para trabajar está muy cara en los centros comerciales, prefiero comprar aquí porque si revisas bien consigues prendas importadas como nueva”.
Por: BLANCA VERA AZAF
LUZ ANGELLY MEDINA
bvera@el-nacional.com
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Saludos Cordiales
para obtener información a que numero podría llamar a parte de este correo.
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