En la actualidad hay un déficit de 2.500
estaciones de servicio en todo el país
■ Las fallas eléctricas tambien perjudican el negocio de gasolineras.
■ En promedio se cierran 20 comercios por año y desaparecen 18 puestos de trabajo por establecimiento.
A dos años de la aprobación de la Ley de Reordenamiento del Mercado Interno de Combustibles, los planes de expandir el número de estaciones de servicio en el país no se han cumplido. Por el contrario, el cierre ha sido continuó debido a que el negocio no es rentable en 40% de los establecimientos, ni siquiera con las tiendas de conveniencia, y la situación ha empeorado en varias regiones del país por la suspensión del servicio eléctrico.
Cifras del sector muestran una caída de la participación privada: en 2009 cerraron 20 establecimientos que eran propiedad de particulares, en 2010 hubo un número similar y las perspectivas indican que la tendencia seguirá en caída, salvo que se tomen medidas que restablezcan la rentabilidad y el suministro permanente de combustible. En la región capital, que abarca Caracas y los estados Miranda y Vargas, se registra una disminución de 9% en el número de comercios, al pasar de 246 a 223 estaciones de servicio en los últimos 5 años.
La situación trae mas desempleo en vista de que una estación de servicio, en promedio, genera 18 puestos de trabajo: 8 como operadores de las unidades de expendio y 10 para la atención de la tienda de conveniencia y labores de mantenimiento. No menciona si se añade el servicio de lavado y engrase.
Las empresas del sector están agrupadas en la Federación Nacional de Asociaciones de Empresas de Hidrocarburos, conocida como Fenegas; pero actualmente el gremio se mantiene hermético para cualquier declaración. Sigue pendiente que el Gobierno le reconozca un margen de comercialización en el expendio de combustible que les permita cubrir los costos por la elevación del salario mínimo y del bono de alimentación, autorizado hace poco por el Ejecutivo.
“Los aumentos salariales, muy justo para los trabajadores, tienen un efecto directo en el incremento de nuestra estructura de costos”, señaló Fenegas en una carta que envió al Ministerio de Energía y Petróleo en 2010. Este año ha tenido que repetir un argumento similar.
Las quejas de los empresarios también se han expuesto ante Consecomercio, Consejo Nacional del Comercio y los Servicios, que lo señala como uno de los sectores más perjudicados por una política pública que se considera desacertada, no solamente porque existe un rezago en el reconocimiento de los costos, sino porque también se toman medidas que alejan la presencia del sector privado.
Una actividad que languidece:
“Hay estaciones de servicio que afrontan una situación crítica porque hay retrasos en el surtido de gasolina, se vacían los tanques y la gente no se detiene aun cuando permanezca abierta la tienda de conveniencia”, advierte Carlos Fernández, presidente de Consecomercio.
Añade que las estaciones también se ven obligadas a cerrar cada vez que hay una suspensión del servicio eléctrico y, además, tienen que cargar con pérdidas adicionales debido a que esas fallas pueden dañar los equipos. “En definitiva, prácticamente se está matando la actividad comercial de vender gasolina”.
A mediados de los años noventa, en el segundo gobierno de Rafael Caldera, se aprobó una reforma legal dirigida a permitir el ingreso de compañías privadas y extranjeras en el negocio de las gasolineras, y reducir el carencia que había en el país, pero la modificación no cumplió las expectativas que se hicieron, sobre todo, las empresas foráneas, que esperaban una liberalización en el precio de la gasolina o un régimen de tarifas menos discrecional.
“En 1998 se calculaba un déficit de 1.000 estaciones, tomando en cuenta que el parque automotor del país para ese momento estaba en 2,8 millones de vehículos, ahora hacen falta cerca de 2.500 gasolineras porque el número de automóviles creció a 5 millones”, señala Ramón Castro Pimental, ex vicepresidente de Deltaven. “La cantidad de estaciones es menor porque se detuvo la construcción, se han desmantelado varias de las que existían y la falta de rentabilidad no hace viable el negocio”, apunta.
Los cálculos señalan que si se logra cubrir la falta de estaciones se podrían generar 45.000 nuevas fuentes de empleo.
Subsidio en crecimiento:
Las cifras del Ministerio de Energía y Petróleo indican que a partir de 2004 la brecha entre el precio de exportación y el precio de venta de la gasolina comenzó a ampliarse debido al repunte en los precios del crudo, al congelamiento de la tarifas del combustible y a la devaluación del bolívar.
Petróleos de Venezuela en 2010 dejó de percibir 60 dólares por cada barril de gasolina que se queda en el país, y las pérdidas están entre 10 y 12 dólares por barril, aunque analistas aseguran que el saldo rojo podría aproximarse a los 20 dólares por barril cuando se compara el costo de producción y a cuánto se está vendiendo: 3,5 dólares por barril.
Las números preliminares muestran que el año pasado la compra de gasolina en promedio estuvo en 287.000 barriles por día, volumen que se ha triplicado si se compara con el consumo de hace 12 años.
Por: ANDRÉS ROJAS JIMÉNEZ
arojas@el-nacional.com
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