El ex ministro de Sanidad alerta sobre la grave
situación de la red pública hospitalaria
■ Advierte del efecto que tendrá en el futuro la descapitalización en cuanto a especialistas médicos se refiere.
■ Como investigador, subraya la gran dificultad en el acceso a la información oficial y cuestiona su confiabilidad.
A ño tras año se ha de-dicado a escarbar la Memoria y Cuenta del Ministerio de Salud y su sorpresa va en aumento, más cuando quien sostiene la lupa, él, tuvo siempre muy claro desde sus tiempos de ministro durante el gobierno de Rafael Caldera que ésa es la carta de presentación de una gestión.
Para describir lo hallado, Carlos Walter se ve en la necesidad de recurrir más de una vez a la palabra “exabrupto”. “Hubo un proyecto de capacitación de comités de salud que tenía metas y un monto asignado.
Resulta que utilizaron esos recursos así aparece escrito en una Memoria para editar el folleto del programa del PSUV, ¡imagínate tú!, y para la campaña en contra de Radio Caracas. El contralor ha debido hacer una investigación porque eso es malversación”.
Más allá de su labor de investigador al frente del Cendes, ha sumado su voz de alerta a la de otros ex ministros de Sanidad como Blas Bruni Celli, José Félix Oletta, Ángel Rafael Orihuela y Pablo Pulido, quienes, por ejemplo, enviaron una carta pública a Hugo Chávez con ocasión de un informe que presentó sobre la Misión Niño Jesús. “Como estaba muy cerca su mensaje anual, pensamos, no vaya a repetir errores. Pero lo volvió a hacer. Hay un problema grave que es el de la mortalidad infantil, una de las cifras en las que más se ha equivocado el Presidente; a lo mejor no es el término equivocarse, sino manipular información para acomodar las cosas”.
Sobre la inconsistencia de las cifras oficiales anunciadas, añade: “La propia ministra en oportunidades dice una cosa y después otra. En la Memoria y Cuenta de 2010, a propósito del virus AH1N1, dio cifras de vacunados y después la viceministra aportó otras”. Por todo ello, asegura: “Una de las grandes dificultades que tenemos los investigadores en salud es el acceso a la información y su confiabilidad”.
Asimismo, alude a la poca información relativa a la intervención a la que ha sido sometido el Presidente de Venezuela en Cuba. “Si los signos y síntomas se presentaron de manera imprevista, tenía que ser atendido en Cuba o en cualquier otro país. No sabemos cómo ocurrió. Algo causó ese absceso pélvico, lo que no está claro es qué es ese algo”.
Walter considera de extrema gravedad la situación de la red pública hospitalaria y cataloga de billetes de monopolio los billones de bolívares destinados a su interminable remodelación. “Se iniciaron obras para ampliar, remodelar o reparar hospitales y no se terminaron, y eso se viene arrastrando desde hace cinco años. Si comparas qué es lo asignado y cuánto fue ejecutado, te das cuenta de que el problema no es la falta de recursos”.
–¿Por qué, tras largo tiempo olvidado, el Gobierno ha retomado el tema sanitario con el reciente anuncio de una nueva inversión en materia hospitalaria?
– Si estoy inmerso en una campaña electoral, necesito mostrar obras. Por supuesto, la campaña publicitaria tendrá un efecto mayor que la propia realidad. Es posible que no terminen en los lapsos previstos, porque el Presidente necesita que estén listas antes de 2012, pero bastará que inauguren una, dos o tres en una cadena nacional para dar la sensación de cumplimiento. Si la meta se logra, el escenario puede ser que sean elefantes blancos.
¿Qué personal va a operarlos? Los médicos integrales comunitarios que se graduarán este año no están formados para esos niveles de atención.
— ¿Cuál es el motivo por el que más de 5.800 profesionales, según la Federación Médica Venezolana, han emigrado en los últimos 12 años?
-La globalización ha desdibujado las fronteras y el personal busca mejores condiciones de vida. Médicos ingleses emigran a otras partes y los formados en África van a Inglaterra.
En nuestro caso hay una situación adicional y es que la política del Gobierno ha sido la de descalificar y etiquetar al médico de mercantilista. Ese elemento pega, así como también las remuneraciones. No hay ningún incentivo y además está la inseguridad. El problema más grave del presente y cuyo efecto será mayor en el futuro es la migración de profesionales al exterior. Tenemos una descapitalización en materia de especialistas y no sólo en el sector público. Hay posgrados que se han cerrado porque no hay demanda.
— En una entrevista afirmó que Barrio Adentro es un proyecto hegemónico regional, ¿por qué?
– Barrio Adentro surge como una propuesta para el país; lo que es de ámbito mundial es la presencia cubana en materia de atención de salud, que ha llevado a autores como Julie Fiensilver a hablar de diplomacia médica cubana. Hay que recordar que la presencia militar de Cuba en África estuvo acompañada de misiones médicas. Barrio Adentro lo dirige la Misión Médica Cubana. Ese proyecto hegemónico tiene mucho más que ver con cómo hacer uso del recurso humano que se forma en salud, corriendo por la misma ruta de Cuba, para que acompañe la política de presencia regional del proyecto político que está en desarrollo en el país. No es casual la decisión de formar 100.000 médicos integrales comunitarios, adoptada por Fidel Castro y Hugo Chávez, porque el mismo Presidente ha dicho que no son médicos sólo para Venezuela, sino para cualquier país que tenga necesidad.
–¿Cuál es el alcance efectivo de la injerencia del Gobierno cubano en la política sanitaria nacional?
– Tenemos un nuevo actor que tiene mucho peso y que no estaba en el pasado: un gobierno extranjero que toma decisiones en materia de salud en Venezuela. Cuando el Presidente decretó en 2009 la emergencia sanitaria y los 2.000 consultorios populares abandonados, lo hizo por televisión en una reunión del Gabinete en la que estaba presente el embajador de Cuba y el jefe de la misión médica de ese país, y fue a él a quien preguntó sobre la situación, no al ministro de Salud. El Presidente cuestionó que ocurriera esto, pero fue él quien tomó la decisión con Fidel Castro de enviar a médicos que estaban aquí a Bolivia porque se acercaba una campaña electoral. La responsabilidad fundamental era de él.
Por otra parte, el representante de la Organización Panamericana de la Salud en Venezuela, Renato Gusmão, nos dijo que habían propuesto una evaluación sobre Barrio Adentro y que el ministro Francisco Armada estaba de acuerdo, pero que no se pudo hacer porque la Misión Médica Cubana no la aceptaba. Ésta tiene un rol decisivo. Yo dirijo una investigación sobre Barrio Adentro III en el Cendes que incluye entrevistas con informantes clave y un viceministro me dijo que el Presidente había llamado al ministro Armada para informarle que se suspendía la licitación internacional y que era el Gobierno cubano el que compraba los equipos médicos. Es evidente su injerencia.
Está, por ejemplo, la famosa carta de Fidel sobre lo que llamó “la traición de la Philips” en la que mencionó la cantidad de equipos que compró para Venezuela y Cuba, pero dónde está la separación porque el que lo compra es Cuba con dinero venezolano.
–Usted firmó un manifiesto de bienvenida a Fidel Castro en 1989, junto con un millar de personalidades, en el cual se leía: “Sólo la ceguera ideológica puede negar el lugar que ocupa el proceso que usted representa en la historia de la liberación de nuestros pueblos”. ¿Qué ha cambiado en estas últimas dos décadas para que buena parte de quienes lo rubricaron se ubiquen hoy en la acera de enfrente?
-No recuerdo ese manifiesto. ¿Cuándo fue? Independientemente, a mí me pasó una historia personal por la cual incluso fui apresado. Era dirigente estudiantil de la Facultad de Medicina en los años sesenta y se dijo que había firmado una solicitud al Gobierno cubano de armas para Venezuela. Por supuesto, yo no tenía nada que ver. Fue una falsificación y no era sólo el caso mío, sino que era un grupo al que se quería enjuiciar por traición a la patria. En todo caso, lo ocurrido en Cuba fue visto con admiración por esa generación de la que formé parte. Fui militante de la Juventud Comunista, que era solidaria con la Revolución Cubana. Nuestra fuente de información era la difusión que se hacía de eso. Ese velo estaba escondiendo una realidad que en aquel momento no la veía, pero la vida misma ha venido poniéndola de manifiesto. Hoy estoy convencido de que algunos de los logros que Cuba dice tener en salud no son verdaderos. La característica que tiene el autoritarismo es enmascarar, deformar, la información.
Te digo con sinceridad que hoy yo no creo en las estadísticas cubanas en salud; creo que incluso las que se producían antes eran manipuladas.
Por: TAL LEVY
LEVYTAL@YAHOO.COM
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