Voces a favor y en contra del
cigarrillo se enfrentan en la calle
■ Mientras unos la asumen como una medida saludable y recomendable, otros la consideran un atropello a la libertad.
Comienzan a proliferar, como parte del paisaje de entretenimiento caraqueño, los afiches requeridos por el Ministerio de Salud que advierten a los clientes que el local al que están ingresando es un ambiente libre de humo.
La adaptación a la providencia publicada el 2 de marzo en la Gaceta Oficial número 39627 ha sido paulatina. En algunos negocios, desde el primer día se implementó la medida. Sin embargo, hay otros que esperarán hasta el 31 de mayo fecha límite para adecuarse a la norma para poner en práctica todas las especificaciones que forman parte de esta nueva legislación.
En el restaurante Come a Casa de Los Palos Grandes no sólo se ha colocado el afiche visible, sino que, además, eliminaron el área de fumadores que antes ocupaba la mitad del establecimiento. De acuerdo con el encargado, Diderot Buendía, los clientes lo han tomado de manera natural. Aseguró que la tendencia es que los fumadores apaguen el cigarrillo y sigan disfrutando de la gastronomía: “Este es un lugar donde la gente viene a comer, quizás por eso sean más conscientes”.
Su vecino, Amapola, es un restaurante blanco, salpicado con flores rojas y vinotinto. En el local se percibe preocupación por el diseño. Su dueña, Irina Pedroza, había mandado a hacer unos carteles especiales, más discretos, pero le explicaron que debían ajustarse a las dimensiones especificadas en la Gaceta. No le quedó más remedio que colgar el oficial.
“De todas maneras, en nuestro restaurante está prohibido fumar; pero tanto que uno invierte en la estética y tiene que poner ese cartel que parece de arepera. Es lo único con lo que no estoy de acuerdo”.
La antítesis es la pollera de los hermanos Riviera en la avenida Andrés Bello. Allí hay dos carteles, desplegados, en lo alto del negocio. Desde los primeros días advirtieron a los clientes que es un ambiente libre de humo. Hasta el momento, no han tenido ningún incidente que lamentar. “Si alguien quiere fumar, que se vaya para afuera”, indicó el encargado, Antonio de Farías.
Con pataleo:
Esta es la misma posición de la tasca Costa del Sol. “Si la ley dice que no, es no. Se sacan los ceniceros y que la gente salga”, señaló el encargado, Antonio Pérez. Está de acuerdo con la medida y, aunque sospecha que pueda tener alguna incidencia sobre el consumo, cree que no será importante.
En el centro de apuestas Moskada, en Los Palos Grandes, no son tan optimistas. De hecho, esperan hasta el último día para trazar una estrategia.
“Aquí la gente, quizás por el estrés que siente, tiende a fumar y a tomar licor. Me temo que al comienzo será superduro. Sólo hace falta imaginar a una persona que esté perdiendo dinero, preocupada, y que, de repente, uno le pida que apague el cigarrillo. Sin embargo, lo acataremos como es debido”, aseveró el encargado, Francisco Jiménez.
En El Sabrosón, en Chacao, son más reticentes. Cerca de 90% de los clientes que los visitan fuman. “En una mesa de doce personas hay nueve que prenden un cigarrillo. Tendré que ver a quién boto”, indicó el dueño, Efraín Marquina. “Tienes que respetar la norma”, le dijo su cliente, Víctor Bejarano, que además es encargado del Café Coma. “Eso son ganas de molestar a los comerciantes. Si quieres cubrir el área de salud atiende los hospitales. Vas a uno por una gripe y sales con sida. Lo mejor que puede hacer el Gobierno es dedicarse a gobernar o acabar con la delincuencia”, expresó Marquina.
“No te extrañe que aumenten los homicidios por peleas entre clientes y encargados de locales. Sin embargo, no me queda otra que apegarme a la norma; con pataleo, pero apegarme a ella”, concluyó Bejarano.
Por: LAURA WEFFER CIFUENTES
lweffer@el-nacional.com
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