“Sanciónes el primer paso…”
■ La empresa petrolera que una vez fue para Venezuela la “joya de de la corona” hoy dista mucho de su pasado de esplendor.
La petrolera estatal venezolana PDVSA, que pudo llegar a ser una taza de oro para Venezuela y ha sido hasta ahora el principal sustento económico del presidente Hugo Chávez, está endeudada hasta el cuello y los resultados de su gestión distan mucho de lo que fueron hace apenas una década.
Este jueves, la Gaceta Oficial dio a conocer que el presidente Hugo Chávez reforzó aún más su control directo sobre la empresa con el nombramiento en su junta directiva de los ministros de Relaciones Exteriores, Nicolàs Maduro, y de Finanzas, Jorge Giordani.
La participación en la junta directiva de PDVSA de miembros del gabinete estaba prohibida según una cláusula de los estatutos de la empresa, pero ésta fue derogada por decreto presidencial.
La reestructuración tiene efecto después de que el Departamento de Estado de EE.UU. anunció el martes sanciones contra varias firmas internacionales, entre ellas PDVSA, por hacer negocios con Irán.
Horacio Medina, ex gerente de PDVSA, dijo a la Voz de América que la situación de la empresa es “muy complicada en este momento y de cara al futuro lo es más”.
Medina apuntó que en el año 2000 la empresa producía 3.250.000 barriles diarios de crudo en tanto que hoy “puede estar produciendo 2.300.000 barriles al día, y de esos, entre 800 mil y 850 mil provienen de terceros”.
Venezuela asegura que produce unos 3.000.000 de barriles de petróleo al día, pero lo cierto es que desde 2008 la producción se ha desplomado como resultado de los recortes de cuotas de la OPEP y por múltiples problemas en las instalaciones de crudo.
Medina enumeró entre los retrocesos experimentados por PDVSA, la pérdida de profesionales y la falta de inversiones y reparaciones, que se han traducido en una merma importante de la capacidad efectiva de refinación, sin contar las pérdidas humanas por accidentes y los daños de infraestructura.
También destacó que en términos comerciales, Venezuela perdió un importante mercado para crudos pesados en la costa estadounidense del Golfo de México, y por falta de calidad la gasolina venezolana ya no entra a EE.UU.
Si a eso se suman los compromisos de venta de crudo a China, los desventajosos suministros a los países que conforman Petrocaribe, los envíos de petróleo que se hacen a Cuba, y la deuda que tiene PDVSA se puede concluir que la empresa “no tiene ni el 40 por ciento de la fortaleza que tenía en el año 2000 y de cara al futuro se ve bastante debilitada”, dijo Medina.
Según el experto, el endeudamiento de PDVSA supera los $30.000 millones de dólares, “indudablemente una cifra preocupante desde el punto de vista de lo que significa la salud económica y la viabilidad de la empresa”, resaltó.
La preocupación para los analistas es mucho mayor debido a que el país mantiene una fuerte dependencia del petróleo ya que de cada $100 dólares que ingresa por sus exportaciones $95 dólares provienen del combustible.
Por eso, a pesar de que las sanciones han levantado en Venezuela una gran ruido político contra Washington, Max Alvarez, distribuidor de CITGO—subsidiaria de PDVSA– y también de Shell, BP y Chevron-Texaco en EE.UU., cree que el asunto no va a pasar de amenazas y mucha retórica.
“No creo que a Venezuela le convenga salir de la operación de CITGO que le es muy lucrativa, aunque cuando se escuche al presidente Hugo Chávez su discurso no suene de esa manera”, dijo Alvarez.
Lo cierto es que Chávez ha hecho de PDVSA una chequera en blanco para financiar su “revolución bolivariana”, y para eso convirtió a la petrolera en constructora de viviendas, importadora de artículos del hogar y de casas chinas, y también de alimentos.
Los venezolanos aún recuerdan el escándalo el año pasado, cuando 110.000 toneladas de comida comprada por la empresa estatal de distribución de alimentos PDVAL, entonces una filial de Petróleos de Venezuela, fueron dejadas pudrir sin llegar a distribuirse.
“En general de lo que estamos hablando es de corrupción”, dijo Medina sobre PDVSA, cuyo más reciente escándalo salió a la luz en marzo pasado cuando Francisco Illaramendi, un operador de fondos de pensiones de los trabajadores de la empresa, se declaró culpable de fraude ante una corte en EE.UU.
Por las manos del banquero Illaramendi, quien según la página especializada Petroleum World estuvo vinculado con tres ministros del gobierno de Chávez, llegaron a pasar más de $500 millones de dólares de los fondos de retiro de PDVSA.