Makled nunca pagó Aeropostal
■ “Los cheques rebotaron”, cuentan ahora los testigos del caso.
■ Dicen que allí está la clave para resolver otro asesinato varado en alguna gaveta del Ministerio Público.
■ Nelson Ramiz, antiguo propietario de Aeropostal, habla de una estafa. Entregó las llaves de las oficinas pero no le pagaron.
En el Registro Mercantil V de Caracas no hay forma de ver el expediente de Aeropostal. “Está en resguardo”. Algo así como que esa carpeta no se toca. Cuando mucho, un funcionario manda a hablar con otro para pedir el permiso de un tercero, que finalmente decide quién puede ver el estatus de la aerolínea.
Como otras empresas del tantas veces mencionado Walid Makled, Aeropostal pasó a manos del Estado a finales del año 2008. El Gobierno confiscó ese y otros bienes poco después de encontrar casi 4 toneladas de cocaína en una finca que la familia Makled había alquilado en Tocuyito, estado Carabobo. A partir de allí, de las propiedades de Walid y otros de sus hermanos sólo se sabe que pasaron a manos del Gobierno nacional.
Aun en los archivos públicos de los registros nacionales, todo lo que tenga el apellido Makled está “en resguardo”. No hay interés en que se ventilen los detalles de cada una de sus empresas. Tal vez porque algunas ni siquiera terminaron a su nombre. Eso advirtió el empresario Nelson Ramiz en un recurso de amparo que introdujo el 16 de mayo de 2008 en el Circuito judicial del área metropolitana.
Dejó constancia de esa situación unos meses antes de que a Makled se le persiguiera por los delitos de sicariato, tráfico de drogas y lavado de dinero. Y lo reitera ahora desde Miami, al otro lado del teléfono: “Los cheques rebotaron, la venta de Aeropostal fue una estafa”.
Mucho gusto, me llamo Walid:
La primera vez que hablaron fue una conversa cordial de empresario a empresario. Makled llamó por teléfono para manifestar su interés en la aerolínea y Ramiz atendió su llamado.
La huelga de trabajadores, que paralizó actividades en diciembre de 2007, había hecho más evidentes los problemas de Aeropostal. Fue cuestión de horas, pero ese incidente desencadenó otra paralización más larga, organizada ya no por la nómina sino desde el Instituto Nacional de Aviación Civil, cuya directiva paró la venta de los boletos durante la temporada navideña, hasta que la empresa formalizara su situación.
Eso es lo que Ramiz llama “la estocada del torero”. El acto final. Está convencido de que le tenían el ojo puesto y antes de gastar las reservas de la empresa, en 2008 apareció un comprador que prometía quitarle dolores de cabeza. Era Walid Makled.
Se presentaba como concesionario del aeropuerto de Valencia y varias almacenadoras del muelle de Puerto Cabello. Todo aparentemente bien pero antes de que cualquiera protestara la venta de la aerolínea, Ramiz advirtió que hacían falta dos cosas sobre la mesa: “Dinero y contactos políticos”. ¡Bingo! El comprador dio luz verde, parece que tenía las dos barajitas.
Semanas después, Ramiz se vio en Nueva York firmando un contrato de venta condicionada por cuotas con Basel Makled, hoy también procesado en algunas de las causas que le imputan a su hermano. Sin embargo, los 3 millones de dólares que garantizaron la llave de las oficinas de Aeropostal rebotaron en Estados Unidos; los cheques -previamente firmados en Venezuela por Walid- no tenían fondos.
“Entonces empezaron a decirme que tenían un problema de flujo de caja”, recuerda Ramiz. “Viajé a Venezuela, fui a las oficinas que Aeropostal tiene en la Torre Polar pero unos escoltas de la Policía de Carabobo no me dejaron entrar para hablar con Makled”.
El problema llegó así a tribunales: Ramiz metió una denuncia por estafa en el Ministerio Público y posteriormente un recurso de amparo contra el Registro Mercantil V de Caracas. “Ellos registraron la venta con unos documentos adulterados, yo fui personalmente al Registro pero no me permitieron hacer nada”, denuncia.
Una lavadora, y no de ropa:
“Para poder expandir su negocio y poder legitimar los recursos obtenidos ‘en sus operaciones’ en Carabobo, salen en busca de un vehículo que les dé presencia a nivel Nacional e Internacional y que les permita movilizar libremente sus ‘cargamentos'”. Eso señaló el diario Reporte en su edición del 27 de mayo. Toda una página a color dedicada a enfilar baterías contra Makled y lo que titularon como “Aeropostal… y otro capítulo de los Sopranos-sirios”.
Por más de una semana, Reporte dedicó buena parte de su tinta y papel para llevar una campaña contra Makled. Había intenciones de echar para atrás la negociación de Aeropostal; reconocen que guardaban intereses sobre el tema.
El presidente de Reporte, Tannous Fouad Gerges, ofreció a Ramiz -antiguo dueño de Aeropostal- pagar la suma que Makled nunca canceló por la aerolínea. Pero ante la negativa de los Makled para entregar el testigo, Reporte funcionó como una trinchera para ventilar los ilícitos cometidos en la negociación.
“Han convertido a Aeropostal en una lavadora y no es de ropa”, remató el periódico el 27 de mayo en una nota firmada por “Luis López/CJ”. “Jocosamente el chiste en Maiquetía es que a los aviones de Aeropostal le removieron las turbinas Pratt&Whitney y les instalaron unas “Westinghouse” de línea blanca iguales de donde salen unas que regala un conocido candidato de nombre árabe para la alcaldía de Valencia”.
Fue una maniobra del diario Reporte que -entrelíneas- insinuaba vínculos del narcotráfico con los hermanos Makled y en especial con Abdala, aspirante a alcalde de Valencia. Cuando el apellido Makled apenas sonaba dentro en Carabobo, ese medio dio cuenta hasta de las deudas de lo que empezaron a llamar el clan de los “Sopranos-sirios”.
Tres años después y a la distancia de la disputa por Aeropostal, la consultora jurídica del diario Reporte, Yisel Soares, cree que en los archivos de ese periódico está el camino para resolver el crimen que acabó con su jefe, Pierre Fouad Gerges.
Como en el primer día, Soares asegura que los asesinos confundieron al presidente del diario, Tannous, con su hermano y vicepresidente, Pierre. Dice que esa es la clave para ir al fondo de un caso en el que aún no comprende por qué lleva tres años varado en la Fiscalía 59 con competencia nacional. Debe estar guardado en una tercera o cuarta gaveta, lamenta.
Esa no fue la primera vez que Reporte enfiló su artillería contra banqueros, jueces y funcionarios. Más de uno habrá guardado algo contra el periódico y sus editores. Un año antes incluso habían recibido amenazas anónimas, que iban y venían en correos y llamadas telefónicas.
Soares señala, de cualquier modo, que los hilos del caso Makled conducen al asesinato de Pierre. “Con sus publicaciones, (Tannous Fouad) Gerges causó mucho odio y afectó muchos intereses económicos”, reconoce. Algo le dice, sin embargo, que este caso es totalmente diferente. “Está clarito el móvil de Aeropostal”, asegura.
17 tiros:
Pierre salió el 2 de junio de 2008 a las 5:30 de la tarde de las oficinas que el diario tiene en Las Mercedes. Agarró el Honda Accord gris de su hermano y cuando paró a eso de las 6:00 en la estación Texaco de Chuao, un sicario descargó su pistola contra él. Una moto había estacionado en la misma bomba de gasolina, el parrillero se bajó, le disparó 17 veces entre el cuello y el tórax y acto seguido se dio a la fuga.
Siete meses después mataron en Valencia al periodista Orel Sambrano en lo que Soares vincula a un mismo modus operandi: dos sicarios en moto, que disparan y salen corriendo. Se trata, además, de un periodista que también acusaba a Makled cuando se movía como pez en el agua por el estado Carabobo.
Makled denunció a Sambrano ante la Justicia por difamación e injuria, y el periodista respondió el 9 de abril de 2008 con un editorial que sugería su participación en otro homicidio que ha pasado debajo de la mesa: el del fiscal antidrogas Gamal Richani en el centro comercial Sambil de Valencia. “Es preferible verse con usted en un tribunal que en un centro comercial”, le dijo a través del periódico ABC de la Semana.
A pesar de los señalamientos, Makled ha advertido que no mató a Orel Sambrano ni a nadie. En las entrevistas que dio en Colombia -cuando le permitían declarar a la prensa- nunca aceptó su participación en el crimen.
El Ministerio Público tiene otra visión: no lo ha relacionado con los asesinatos del fiscal antidrogas, Gamal Richani, ni del vicepresidente del diario Reporte, Pierre Gerges, pero ahora lo llama a responder por otros dos homicidios. Se trata del caso periodista Orel Sambrano y el veterinario Francisco Larrazabal, vecino de la ya famosa finca que pasó a manos del Instituto Nacional de Tierras luego de que encontraran droga dentro de sus linderos.
Como Aeropostal, la finca El Rosario está confiscada. A través de la Oficina Nacional Antidrogas, el Gobierno tomó la propiedad luego de encontrar casi 400 panelas de cocaína en ella. Se trata de otro bien “en resguardo”, a pesar de que nunca estuvo a nombre de Makled ni ninguno de sus socios.
Los propios abogados de la familia Makled han advertido que nunca terminaron de pagar el inmueble. Entre las violaciones que denunciaron ante el tribunal, indican que “ninguno de los hermanos, hoy detenidos por el hallazgo de esa droga en dicha finca, son o fueron jamas propietarios (…) solo se les vinculó con la misma, por el solo hecho de ser hermanos de Walid, quien estaba en negociación (…) y quien al parecer tendría casi dos años en posesión de ella”.
Parece que más de una de las empresas “en resguardo” nunca fueron de Makled. Es el mismo patrón de Transgar, una de las concesionarias del puerto de Puerto Cabello. Makled se presentó ante sus dueños cuando soplaban vientos de expropiación; se comprometió a pagar 60 millones de dólares a cambio de la llave de la empresa y al final, nunca canceló la suma.
Es un caso que llegó hasta la propia presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, Luisa Estela Morales. La misma magistrada que decidió mantener la empresa en manos del Estado, el viernes dijo que el juicio a Makled no tiene relevancia jurídica. ¿Por qué?
245 bienes confiscados:
El balance oficial da cuenta de 245 bienes que el Estado confiscó a Walid Makled y sus socios. Desde que pasó a ser prófugo de la justicia, las autoridades han decomisado dos fincas ubicadas en la población de Tocuyito, estado Carabobo; dos almacenadoras que aún funcionan en la aduana de Puerto Cabello y más de 195 vehículos encontrados en todas las empresas del grupo.
La lista añade 26 apartamentos, dos yates, dos lotes de terrenos, un par de tiendas de línea blanca, tres centros comerciales de Valencia; 10 aviones y Aeropostal, que continúa operando pero ahora en manos del Estado.
Aunque se intentó precisar el estatus legal de la línea aérea, en sus oficinas quedaron en llamar después. La empresa, de cualquier forma, funciona sin contratiempos en siete rutas nacionales y otra que conecta a Caracas con Puerto España.
De acuerdo con el balance que dio la semana pasada el viceministro de Seguridad Ciudadana, Néstor Reverol, la Oficina Nacional Antidrogas ha venido asegurando todos los bienes desde diciembre de 2008, con el objetivo de evitar que se destruyan, desaparezcan o deterioren.
Justo el día en que Makled aterrizaba de nuevo en Venezuela, Reverol leyó el pasado 11 de este mes la lista de las propiedades y vehículos que pasaron a manos de oficinas y organismos públicos.
El año pasado ya había anunciado total transparencia con respecto al proceso de confiscación. Dijo que las viviendas fueron asignadas a fundaciones para niños con discapacidad, unas camionetas Hummers pasaron a la policía científica, otros vehículos son ahora parte de la flota del Ministerio de Relaciones Exteriores, mientras que la finca El Rosario -donde encontraron la droga que ahora le imputan a Makled- está en poder del Instituto Nacional de Tierras.
En entrevista concedida al periodista Casto Ocando, Makled criticó en octubre del año pasado la manera como decomisaron sus bienes. “¿Cómo es posible que un general viva en una casa de 3, 4 millones de dólares, como vive el general Néstor Reverol?”, preguntó.
“¿Cómo es posible que su familia en Cabimas viva en una casa de 2 millones de dólares? Claro, con la plata de los Makled”, dijo, a lo que el director de la ONA restó importancia. “Quien conoce Cabimas sabe que hay que verle la cara a tener una casa de ese precio”, respondió.
Por: Joseph Poliszuk
jpoliszuk@eluniversal.com
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