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Thursday, November 21, 2024
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PROTESTA: Damnificados de La Carlota viven en carpas sin agua ni electricidad

Un total de 80 familias que perdieron sus casas por los derrumbes causados por las lluvias salieron a protestar enardecidas a la autopista Francisco Fajardo y causaron una tranca descomunal en toda la ciudad

“Nos sirvieron cereal con gusanos”

 

■ Refugiados tomaron la autopista Fajardo para denunciar goteras, inseguridad y maltratos.

■ Varios damnificados cubrieron sus caras durante la manifestación por temor a represalias.

■ Después de la manifestación, el Minci se comprometió a trasladar a los afectados a otro tipo de vivienda.

En la Base Aérea La Carlota, los damnificados del grupo Alas Solidarias viven como en un campamento de guerra. Provenientes de Altavista, Catia, El Valle y El Junquito, las familias que allí residen comparten no sólo la tragedia de haber perdido sus casas a causa de las lluvias de noviembre de 2010, sino que tienen en común el drama de haber sido asignados a un refugio que ha puesto a prueba su resistencia durante seis meses de incomodidades e incertidumbre.

En el interior de las carpas las familias soportan sed y calor.

En Alas Solidarias viven en un patio de carpas donadas por Defensa Civil de Brasil, en las que no cuentan con agua ni electricidad.

En cada una, las mismas que en enero volaron por los aires por un ventarrón, habita una familia que según su número de miembros puede dormir en catres o separar ambientes con parales y tener pequeñas salas amobladas con sillas de playa o plásticas.

De acuerdo con cifras de la comunidad, son 80 familias asignadas a este lugar. En las tiendas es imposible la presencia de un baño, porque la estructura de aluminio y lona no lo permite. Para asearse, para distraerse y para que la ausencia del sol no los condene a dormir desde las 7:00 pm, se les asignó una sala comunitaria donde cuentan con televisión, luz y baños, pero que está alejada de algunas carpas.

Como es natural, la lona reproduce y almacena el calor del mediodía y obliga a los habitantes a abandonar los techos de lona ante el vapor que pueden acumular en las tiendas, situadas a la intemperie.

En las noches, el frío se cuela fácilmente por las rendijas que el clima ha comenzado a abrir en el material. Ahora, las lluvias empeoran su situación: sin excepción, cada familia tiene haraganes y tobos para recoger el agua que gotea e inunda las carpas. “No podemos cerrar la ventilación porque el calor nos asfixia, pero entonces se mete la lluvia y nos moja las cosas. Además, la humedad atrae zancudos y moscas”, aseguró una damnificada que prefirió no identificarse.

Así ha sido durante seis meses, hasta que ayer los damnificados, enardecidos, salieron a protestar en plena autopista Francisco Fajardo contra lo que consideran una injusticia.

“No entendemos cómo no somos prioridad para el Estado en la asignación de viviendas.

En otros refugios se vive más dignamente, ¿Por qué a ellos les han dado vivienda y a nosotros nos tienen olvidados?”, expresó una vocera. Y tienen referencias cercanas: los grupos de Comandancia y Sata, dos comunidades de damnificados asignadas a dormitorios oficiales de la base aérea, no padecen de estos problemas. De hecho, no participaron ayer de la protesta.

Hay más:

A la precaria situación de las carpas, los damnificados sumaron otras denuncias que plantearon ante Lídice Altuve, viceministra de Gestión Comunicacional, que calmó ayer la protesta sosteniendo una reunión con los afectados, pues el Minci es el despacho que apadrina el desarrollo del albergue.

Una de las quejas fue la calidad de la alimentación y los malos tratos que aseguran recibir: “La semana pasada nos sirvieron cereal con gusanos; nos lanzan la comida como animales y no tienen consideración con personas enfermas y discapacitadas. Tampoco hay transporte público. Nos dijeron que si nos vamos, nos sacan. Ya nos da miedo dejar la carpa sola”, asegura Zulmira Blanco, habitante del refugio.

También denuncian que el comedor sólo presta servicio en el horario establecido y que quienes trabajan y llegan tarde se exponen a no ser atendidos, así como la inseguridad: “Hace poco robaron una carpa porque no hay vigilancia en la entrada del campamento. Era preferible vivir en nuestro rancho, aunque se estuviera cayendo”, afirma Blanco.

En el campamento también tienen prohibido declarar a los medios de comunicación, mientras que el acceso está restringido para la prensa. “Como hoy venían periodistas, nos dijeron que nos quitáramos los carnets que nos identifican”, aseguró una damnificada. Ante las cámaras, los manifestantes se cubrían las caras para no ser reconocidos por las autoridades del refugio, por temor de ser víctimas de represalias.

La viceministra Altuve se negó a declarar para El Nacional sobre los acuerdos de la reunión, aunque por medio de voceros de la comunidad fue posible saber que el Minci se comprometió a reubicar a los damnificados y entregar ayudas económicas a quienes las requieran.

Caos en Caracas:

El tránsito en la capital resintió los efectos de la protesta que bloqueó el paso en la autopista Francisco Fajardo, sentido oeste, a la altura del CCCT. La presencia de los manifestantes desde las 7:00 am, aunada a la lluvia que cayó en la ciudad desde la madrugada, creó desde temprano un fuerte retraso en la habitual cola de la hora pico. De El Paraíso a Los Cortijos los conductores estuvieron en cola durante 3 horas y media. El Metro también presentó retrasos ayer en la mañana, por fallas en el cierre de puertas ocasionadas por la acción de un usuario.


Por: LILIA MALAVÉ G.
lmalave@el-nacional.com
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