Inversiones chinas se
duplicaron en el 2010
No es ningún secreto que el comercio de China con los países latinoamericanos y Estados Unidos se ha disparado en los últimos años, pero estamos comenzando a ver un nuevo fenómeno que puede ser igualmente importante: una avalancha de inversiones chinas en la región.
Ese fenómeno ya ha empezado a darse en Latinoamérica, donde las inversiones chinas se duplicaron en el 2010. Y está empezando a cobrar fuerza en Estados Unidos, aunque en menor escala, ya que muchos legisladores le han puesto trabas a las inversiones chinas por temores de que representen potenciales amenazas a la seguridad nacional.
Según varios estudios nuevos, las empresas chinas comprarán cada vez más compañías en el continente americano en los próximos años, desde firmas petroleras, mineras y de otros recursos naturales en Latinoamérica hasta plantas manufactureras en Estados Unidos. A medida que crecen las empresas chinas, aumenta su necesidad de expandirse en el exterior.
Un nuevo estudio de la Asia Society y el Woodrow Wilson International Center, titulado “¿Una puerta abierta de Estados Unidos?”, estima que las inversiones extranjeras de China en todo el mundo aumentarán de los $230 mil millones de dólares actuales a entre $1 billón y $2 billones en el 2020. La cifra no incluye las compras chinas de bonos del gobierno o las inversiones pasivas en acciones y valores extranjeros.
Hasta ahora, China era virtualmente inexistente como inversor extranjero global. Aunque China representa el 8 por ciento del comercio global, sólo representa el 1.2 por ciento de las inversiones extranjeras en el mundo. Su actual nivel de inversiones extranjeras empalidece si se lo compara con los $4 billones de las inversiones extranjeras de Estados Unidos. Lo de las inversiones chinas era un cuento chino.
Pero eso está cambiando rápidamente. A diferencia de lo que ocurría seis años atrás, cuando la empresa china Lenovo asombró a muchos al comprar la división de computadoras personales de IBM, esas compras se están volviendo cada vez más comunes. El año pasado, entre otras transacciones de este tipo, la petrolera china Sinopec compró Repsol-YPF de Brasil en $7,100 millones.
Un estudio de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe de las Naciones Unidas (ECLAC) publicado la semana pasada revela que las inversiones directas de China en Latinoamérica alcanzaron los $15 mil millones el año pasado, duplicando así el total de todas las inversiones chinas en la región acumuladas en los últimos 20 años.
Además, China ha anunciado que invertirá $22,700 millones en Latinoamérica y el Caribe a partir de este año.
Las inversiones de China en Estados Unidos han sido menores, de alrededor de $5,000 millones el año pasado, pero también se duplicaron el año pasado, según el estudio de Asia Society.
¿Qué induce a China a invertir en las Américas?, le pregunté a Alicia Barcena, directora de la ECLAC.
En primer lugar, la necesidad de asegurarse el suministro de petróleo, minerales, soja y otras materias primas, me dijo. China quiere protegerse de aumentos de precios o de potenciales interrupciones en el aprovisionamiento de sus productos. Por eso, las empresas chinas quieren pasar de ser importadoras netas a ser propietarias de las firmas latinoamericanas que producen las materias primas que China consume.
En segundo lugar, las empresas chinas que se enfrentan con barreras tarifarias en algunos grandes mercados, como en el caso de Brasil, están comprando empresas locales para poder vender sus productos dentro de esos países.
En tercer lugar, los costos de mano de obra en China están aumentando. Así como las empresas chinas se han expandido a Vietnam y a otros países asiáticos para bajar sus costos de producción, muy pronto podrían hacer lo mismo en Latinoamérica.
“Vamos a ver un continuo crecimiento de las inversiones chinas en America latina”, me dijo Barcena. “Ha habido un cambio en China: la política actual del gobierno es de alentar la inversión extranjera de las empresas chinas”.
Mi opinión: la irrupción de China como gran inversor extranjero en las Américas es algo positivo, pero trae consigo algunos problemas que la región haría bien en prevenir.
China esta comprando empresas latinoamericanas, pero pone muchas trabas para que empresas latinoamericanas puedan comprar empresas chinas, y vender sus productos allí. Eso seria un enorme avance para America Latina.
Además, la concentración casi exclusiva de China en las materias primas latinoamericanas amenaza con convertir a los países de la región en economías de extracción, demorando el desarrollo de industrias de alta tecnología.
Y las empresas chinas no son famosas por cumplir con las reglas ambientales o las leyes contra la corrupción. Su llegada a la región será un fenómeno positivo, pero traerá consigo nuevos desafíos para los que nuestros países deberían prepararse mientras reciben a los inversores chinos con una alfombra roja.
Por: Andrés Oppenheimer
aoppenheimer@MiamiHerald.com
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