Dos químicos, un físico, un biólogo y
una matemática fueron galardonados
■ La Fundación Empresas Polar entregará hoy el Premio Lorenzo Mendoza Fleury a investigadores venezolanos, por sus aportes y dedicación a la ciencia nacional.
Números para el petróleo:
Carenne Ludeña iba caminando por la avenida principal de Macaracuay, en Caracas, cuando recibió la llamada de Leonor Giménez de Mendoza para comunicarle que ella había sido la única mujer galardonada con el Premio Fundación Empresas Lorenzo Mendoza Fleury 2011.
“No le entendí nada”, recuerda divertida. “Tenía poca señal. Me llamó cinco veces antes de que pudiera comprender que me había ganado el premio”.
Ludeña, egresada en Matemáticas de la Universidad Simón Bolívar, ha dedicado su carrera científica al entendimiento de la estadística matemática. “Me dedico a investigar cuáles son los modelos más adecuados para estudiar datos aleatorios, la probabilidad de que generen eventos en el futuro y su relación de dependencia con datos que se hayan registrado en el pasado”.
Sus trabajos han tenido aplicaciones útiles, entre otros, en el campo de la explotación petrolera. “En una oportunidad diseñamos una aplicación estadística para el celular, de modo que la persona encargada de supervisar los puntos de control de los pozos petroleros no tuviera que recorrer durante toda la semana un área de 150 kilómetros cuadrados. Todo estaba en su teléfono, sin moverse de lugar”, explicó.
Desde hace dos meses, la científica se desempeña como investigadora a dedicación exclusiva en la Universidad Central de Venezuela, donde además coordina la maestría en Modelos Aleatorios, un programa que desarrolla junto con el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, organismo en el que Ludeña laboró por 15 años.
“Es un compromiso de por vida”
Joaquín Brito tiene una pasión: trabajar para hacer que los derivados del petróleo sean más amables con el ambiente. “Me dedico a investigar la catálisis heterogénea. Los catalizadores son sustancias químicas que, además de acelerar el procesamiento de crudo, ayudan a purificar los elementos contaminantes que afectan el ambiente”, explicó.
Para ello utiliza una técnica conocida como hidrotratamiento, en la que se somete el petróleo a un tratamiento con hidrógeno, a fin de modificar sus propiedades: “De esta manera podemos eliminar del petróleo elementos como del azufre y el nitrógeno, además de algunos metales, todos perjudiciales para el ambiente en los niveles que tiene el crudo originalmente”.
Brito es egresado en Química de la Universidad Simón Bolívar. Luego de culminar sus estudios de pregrado, obtuvo su maestría y doctorado en Química en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, donde ha trabajado desde 1974 y del que se separó por corto tiempo para realizar su postdoctorado, en la Universidad de Pittsburg, Estados Unidos, entre 1989- 1991: “Soy empleado del IVIC oficialmente desde 1987, pero previo a eso, me formé como estudiante en sus espacios durante 13 años. Le tengo mucho cariño a mi institución”.
Trabajar hasta el final. Brito confesó que aunque está relativamente cerca de la jubilación, su pasión por la labor científica que realiza lo impulsa a dedicarse a ella, con esmero, hasta el final de sus días. “De mi puesto como investigador solo me voy si me obligan. Siento mi trabajo como un compromiso de por vida”, comenta entusiasmado.
Confesó sentirse “sumamente honrado” de haber recibido el galardón de la Fundación Empresas Polar: “Considero que es uno de los premios más importantes que puede tener obtener un científico en este país, para no decir el más relevante. Pero quiero decir que este no es un galardón a mi esfuerzo individual. Lo que soy se lo debo en gran medida a todos esos estudiantes y colegas que han pasado por mi laboratorio durante todos estos años y de los que me he nutrido y aprendido tantas cosas. Me han dado la oportunidad de pulirme y crecer. Este premio también es de ellos”.
El químico hizo un llamado a la juventud a creer en Venezuela y a quedarse a trabajar. “A la nueva generación de científicos le digo que este es un país con muchas cosas por lograr. Todas las crisis que vivimos son en realidad fuentes inagotables de oportunidades, pero solo podrán verlo así quienes estén verdaderamente preparados. Si se les da la oportunidad de trabajar aquí, deben intentar dar lo mejor de ustedes a un país que tanto los necesita”, invitó.
Luis Rincón, experto en química computacional
Luis Rincón vive de resolver acertijos a través de simulaciones en computadora. Todas las respuestas a sus investigaciones están allí, detrás de la pantalla, y él las encuentra a través del cruce de modelos matemáticos y el análisis de “nano-materiales”.
“Cuando me preguntan qué es lo que hacemos con los nano-materiales, les digo ‘imagínate que tienes un metro y lo picas en mil millones de partículas’. Ésas son las que estudiamos, por ejemplo con fines médicos”, dice.
Rincón creció en el estado Zulia, pero sus investigaciones lo llevaron a ocupar un cargo de profesor titular en la Universidad de Los Andes. En esa casa de estudios es actualmente miembro permanente del consejo de la Facultad de Ciencia. Es científico a tiempo completo y este año su carrera fue reconocida con el premio Fundación Empresas Polar Lorenzo Mendoza Fleury, por sus teorías computacionales. “En mi familia todos son ingenieros. Yo soy un científico teórico, los experimentos sólo en la cocina”, bromea.
Desde el año 2006, Rincón es investigador visitante del Center for Theoretical and Computational Nanosciences, en Marytland, Estados Unidos, y del Departamento de Física de la Uned, en Madrid. “Si no fuese por las colaboraciones internacionales, no habría mantenido mi producción actual. Cada vez es más reducido el presupuesto, y los científicos necesitamos defender las pocas asignaciones para lo que deben ser: viajar, tener tiempo de cálculo y acceso a revistas. En estos dos centros internacionales tenemos amigos, y aprovechamos todas las ocasiones posibles para investigar desde allá”.
Rincón es cofundador de la Red Venezolana de Nanotecnología, que fue creada hace aproximadamente tres años y reúne a unos 300 científicos, y promueve el primer posgrado de Nanoteclogía en el país, que espera sea dictado en alianza con varios centros de investigación.
“Esta óptica se está utilizando en áreas biomédicas, nosotros hemos estudiado qué medicamentos pueden relacionarse con las enfermedades tropicales, como Chagas y Malaria”. También ha abordado el uso de nano-tubos de carbono para convertir energía solar en energía eléctrica.
Escuela de investigadores:
La primera etapa en la carrera de Rincón estuvo dedicada al estudio de los catalizadores empleados en la industria petrolera. Recibió tres premios del Conicit que fueron un estímulo a su trabajo, que luego migró a la simulación y análisis de las moléculas. “Por ese entonces, mi labor consistía en evaluar la reacción de los hidrocarburos, que era muy demandado por la industria. Los sistemas que investigo ahora son distintos, pero los cómputos son los mismos”, recuerda.
Ahora, el premio de Fundación Empresas Polar reconoce más de 15 años de investigaciones. “El premio nos envía una señal para trabajar más duro. Es un estímulo para mí y para mis compañeros, porque nos recuerda que el trabajo no ha sido en vano. Mis primeros mentores fueron Fernanda Ruette y Roberto Sánchez Delgado, también premiados por Polar, es una forma de seguir la cadena de formación. Es hora de formar a otros estudiantes”.
César Lodeiros, biólogo y experto en cultivo de moluscos
Para César Lodeiros, nacido en Cumaná, la vida tenía que ser en el mar. Su padre fue investigador del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria, y él supo siempre que, como una herencia de familia, se ganaría la vida con la biología. Su carrera fue reconocida por la creación de paquetes tecnológicos para el cultivo de las especies de moluscos presentes en la península de Paria.
Su trabajo lo avalan más de 150 publicaciones, pero su deseo es acercar la ciencia a la gente. “Hemos tratado de llevar los laboratorios hasta las comunidades. Que, en primer término, las familias entiendan el cultivo de otra manera, que es posible incluir el método científico dentro de sus vidas”, explica.
La actual escasez de sardinas es una prueba, en opinión de Lodeiros, de que es necesario entender las fecundaciones y las extracciones que se hacen en el mar. Su mayor aporte en el Instituto Oceanográfico de Venezuela, perteneciente a la Universidad de Oriente, es la posibilidad de aumentar la producción de moluscos con fines alimenticios. “En el caso de la sardina es por sobreexplotación, pero en la mayoría de los casos se puede hacer la recuperación de los bancos. Los moluscos forman parte de la cadena alimentaria, y pueden ser aprovechados: eso es lo que queremos lograr con el consumo y cultivo correcto de la ostra perla, por ejemplo”.
El premio que Fundación Empresas Polar le otorgará hoy es un oxígeno a sus investigaciones. “Empresas Polar está dignificando este tipo de trabajo. Los científicos vemos la vida de otra manera, porque estamos comprobando una perspectiva más humana que materialista”.
Acuicultura contra la pobreza:
Lodeiros advierte que una especie tan común en las playas venezolanas como el mejillón podría desaparecer si no se extrae de la manera correcta. En sus publicaciones, divulgadas en países como Colombia, Brasil y Estados Unidos, el investigador propone aprovechar la acuicultura para enfrentar la pobreza. “Un mejillón, por ejemplo, puede generar 10 millones de gamelotes, es decir, 10 millones de oportunidades de generar otro mejillón si se cultiva correctamente. Son organismos muy prolíferos pero debemos saber cómo mantener la reproducción de sus huevos, para que sean cosechados con fines alimenticios”.
Otra estrategia que se ha empleado es producir las larvas en laboratorios y luego llevarlas al mar. “Llevar la ciencia a las comunidades es una estrategia que apenas está empezando pero en ese sentido queremos trabajar. El premio de Fundación Empresas Polar es un empuje y un gran apoyo a nuestra divulgación”.
César Briceño, físico experto en astronomía:
Los sistemas planetarios que no llegaron a ser estrellas ni tampoco se convirtieron en planetas son una suerte de eslabón perdido. Se les conoce como “enanas marrones” y han sido el foco de admiración e investigación de César Briceño, físico y vicepresidente del Centro de Investigaciones de Astronomía de la ciudad de Mérida.
“Las enanas marrones son como una especie de transición, más masivas que planetas como Júpiter pero menos que las estrellas más pequeñas. Es decir, se trata de un objeto que no tuvo la masa suficiente para ser estrella (no mantiene la temperatura para llegar a reacciones nucleares)”.
El investigador, uno de los cinco laureados con el premio Fundación Empresas Polar Lorenzo Mendoza Fleury, sostiene que a través de las enanas marrones se desmontan nuevas diferencias entre los planetas y las estrellas. “Ya se ha dicho bastante que en los discos de gas y polvo que se forman alrededor de las estrellas, surgen los planetas. Pero en esa diferencia con las estrellas hay mucho por descifrar”.
Desde el año 2000, Briceño es investigador asociado de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, y del Centro de Astrofísica de la Universidad de Harvard lo que ha permitido que, desde Mérida, se den aportes globales al estudio de la vía láctea. “Tuvimos un detector digital de imágenes de 74 megapixeles, que fue uno de los más modernos del mundo; y ahora tenemos varios telescopios para el uso espacial. Hay mucho trabajo por delante y este premio es un espaldarazo”.
Briceño recuerda que Venezuela ha contribuido a aclarar dudas, como el hecho de que los sistemas planetarios se crearon en pocos millones de años y no fueron de formación tan lenta como anteriormente se pensaba.
El mantenimiento de los telescopios del Observatorio Nacional de Llano del Hato, el primer y único centro de este tipo en el país, ha sido una de sus banderas. “La ciencia es un esfuerzo colectivo. Las investigaciones de mi equipo están cruzadas con las de investigadores de Chile, Estados Unidos, Argentina y Alemania. Este premio es una forma de decirle a los estudiantes que es posible hacer ciencia y vivir de ella”.
El investigador aspira a que esta idea sea replicada por otras empresas privadas. “El honor más grande de este premio es que la selección es hecha por científicos. Que venga de la empresa privada también es muy importante, porque la ciencia básica es el pilar de cualquier sociedad. Con este mensaje le estamos diciendo a nuestros estudiantes que sí es posible forjarse un futuro haciendo carrera científica”.
Por: ANDREA SMALL CARMONA
LEIDYS ASUAJE
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