La Fed no contempla, por el momento,
medidas para apuntalar a la abatida moneda
El dólar alcanzó el jueves su nivel más bajo desde agosto de 2008, pero las autoridades de Estados Unidos aún no intervienen para detener la caída.
En los últimos días, el presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, han expresado públicamente su deseo de contar con un dólar fuerte. Sin embargo, casi no hay indicios de un cambio en la política de la Fed o del Tesoro, o en las condiciones económicas subyacentes, que pudieran alterar la trayectoria descendente del dólar.
La moneda ha retrocedido casi 9% en lo que va del año ante una canasta de las monedas de los principales socios comerciales de EE.UU. Si bien Bernanke reiteró en su primera conferencia de prensa el miércoles que quería un dólar fuerte, la Fed ha dejado en claro que mantendrá las tasas de interés en un nivel muy bajo por ahora. La decisión del banco central de no alterar las tasas, anunciada en los precisos momentos en que otros bancos centrales comienzan un ciclo de ajuste, llevó a muchos inversionistas a vender activos denominados en dólares.
Las autoridades estadounidenses podrían estar más preocupadas si el declive del dólar mostrara señales de perturbar a otros mercados financieros, como una caída de las bolsas, o un alza en los precios de los bonos del Tesoro que haría subir las tasas. Aunque hay un riesgo de que esto ocurra, hasta ahora no se ha materializado.
“No veo una gran razón para estar preocupado en este momento desde el punto de vista de Estados Unidos”, dijo Edwin Truman, investigador del Instituto Peterson de Economía Internacional. Refiriéndose a los temores de algunos operadores que temen un desplome del dólar manifestó que “el mercado puede haber comenzado a creer en algo que no tiene mucho sentido”.
De todos modos, algunos analistas se están preparando para una caída más precipitada. “La política monetaria laxa en Estados Unidos ha sido positiva para la recuperación post crisis y nos ha comprado mucho tiempo”, opinó Kit Juckes, estratega principal para el mercado de divisas de Société Générale en Londres. “Pero si esto se sale de control, entonces es muy peligroso, y estamos muy cerca de ese punto”, señaló.
El dólar prolongó su descenso el jueves luego de que el Departamento de Comercio informara que el crecimiento económico alcanzó apenas 1,8% en el primer trimestre y que las nuevas solicitudes de beneficios de desempleo se incrementaran la semana pasada. El euro se mantuvo en US$1,48, una leve alza respecto a la jornada anterior, en tanto que el dólar cayó a 81,57 yenes. La demanda por la deuda del gobierno estadounidense aumentó, lo que hizo caer el rendimiento del bono a diez años a 3,316%. Las bolsas pasaron por alto los débiles datos económicos y el Promedio Industrial Dow Jones subió 72 puntos, o 0,6%, para llegar a los 12.763,31 puntos.
Varios factores conspiran contra un buen desempeño de la moneda estadounidense.
Uno es que EE.UU. está creciendo mucho más lentamente que otras economías y el capital tiende a ir a donde los retornos son más altos.
Desde que comenzó la recuperación, a mediados de 2009, EE.UU.
ha crecido a una tasa anual promedio de 2,8%, muy por debajo de las economías en desarrollo y un ritmo cansino incluso con respecto a anteriores recuperaciones estadounidenses.
La política de crédito fácil de la Fed, mediante la cual el banco central ha estado inyectando dólares al sistema financiero para mantener las tasas de interés bajas, ha causado que muchos inversionistas trasladen su dinero a economías que ofrecen mayores retornos.
Los inversionistas, asimismo, están preocupados por el alto déficit fiscal estadounidense. Aunque los demócratas y republicanos concuerdan en la necesidad de abordar el problema, las soluciones que proponen son muy distintas.
Incluso si las autoridades estadounidenses quisieran apuntalar al dólar, disponen de herramientas limitadas y sus posibilidades de éxito en estos momentos son escasas. Una forma de hacer subir la moneda es elevar las tasas de interés para captar mayores flujos de inversión. Sin embargo, un alza de tasas podría desacelerar la economía y Bernanke dejó en claro que no quiere seguir ese camino.
Una intervención directa en los mercados cambiarios complacería a muchos países, como los europeos y los latinoamericanos, preocupados por el alza de sus monedas. Sin embargo, las condiciones que ameritan una intervención, como una caída libre del dólar y oscilaciones drásticas en otros mercados, aún no se presentan, dijo Truman.
Por: SUDEEP REDDY/JON HILSENRATH
Wall Street | Economia
EL NACIONAL