“La guerra de Libia se eterniza…”
■ EE.UU. enviará aviones no tripulados a Libia.
■ Sarkozy recibe en el Elíseo al líder de los rebeldes libios.
■ El senador John McCain visita Bengasi, feudo de la rebelión libia.
■ La ONU denuncia crímenes de guerra por las bombas de racimo en Libia.
■ Los rebeldes resisten, pero no logran victorias para cambiar el curso bélico.
■ Occidente descarta el desplome inmediato del régimen criminal de Muamar el Gadafi.
■ Defensa dice que los «Predator» están especialmente armados para realizar ataques precisos y no causar daños colaterales.
Los días en que la euforia en Bengasi cedía paso a la depresión en cuestión de horas, al compás de los avatares en el campo de batalla, son el pasado. La realidad se impone testaruda en Libia y los ciudadanos son conscientes ahora de que, salvo un colapso precipitado e inesperado del régimen de Muamar el Gadafi, derrocar al dictador llevará tiempo.
Todo apunta a que el punto muerto en que ha entrado la guerra tiene visos de prolongarse. Los aliados erraron el tiro al fiarlo todo a la zona de exclusión aérea, los frentes bélicos se han estancado, y el envío de consejeros militares de Reino Unido, Francia e Italia para asesorar al Ejército de los sublevados es otro indicio de que las potencias occidentales no contemplan un desplome del Ejército libio, mucho más resistente y capaz de adaptarse a la volátil situación bélica de lo calculado. “Si no se levanta Trípoli, esto va para largo”, asegura el ingeniero Hasan Mohamed.
En la plaza de Mahkama de Bengasi, los oradores suben a arengar y la música alienta a la población a resistir. Hay que mantener alta la moral. Los insurgentes han aprendido la lección y ya no se lanzan a pecho descubierto. Solo los exsoldados más experimentados tienen permiso para pelear en primera línea; los insurrectos cuentan ya con algunos equipos de comunicación y teléfonos por satélite; Catar ha proporcionado uniformes, y se han organizado brigadas que siguen las órdenes de oficiales.
Pero todo ello es insuficiente sin disponer de un armamento similar al que almacena el Ejército de Gadafi, que tampoco avanza a las puertas de Cirenaica porque los cazabombarderos de la OTAN ya han destrozado varias columnas de blindados cuando se aproximaban a Bengasi.
En el oriente del país se lucha entre Brega y Ajdabiya sin cambios sustanciales sobre el terreno; la ciudad de Misrata, 200 kilómetros al este de Trípoli, sigue sometida al diario bombardeo de las tropas del tirano, y en las montañas de Occidente, cerca de la frontera tunecina, los combates arrecian desde hace 10 días.
La agencia oficial de Túnez informó el jueves de que 13 soldados libios, entre ellos un general y algunos oficiales, se habían entregado a las autoridades del país vecino, y testigos aseguraban que los rebeldes controlaban un puesto fronterizo cerca de la ciudad tunecina de Dehiba, hacia donde escapan miles de civiles.
Pronosticar acontecimientos en Oriente Próximo y en el Magreb es una aventura arriesgada. Pero sabe el Consejo Nacional que sin una intervención más mortífera de los aviones de la OTAN no se conseguirá desalojar del poder a Gadafi. Tal vez por ello, se amoldan los dirigentes a la nueva tesitura y se muestran dispuestos a concesiones difíciles de digerir. Ya justificaron la intervención aérea de la coalición internacional. Y ahora se muestran dispuestos a aceptar la presencia de soldados foráneos en suelo libio, poco menos que herejía hasta hace unos días.
“Proteger a los civiles exige corredores de seguridad para suministrar ayuda humanitaria. Si esa protección solo puede lograrse con el despliegue de fuerzas terrestres extranjeras, no se hará ningún daño. El Consejo Nacional no observa esa posibilidad como una intervención militar extranjera”, declaró la noche del miércoles Abdelhafiz Ghoga, vicepresidente del Gobierno de los rebeldes. La Unión Europea, de hecho, ya ha elaborado un plan para desembarcar en Misrata si es imprescindible para repartir ayuda humanitaria.
Todo se cocina a fuego lento. Reclama el Consejo Nacional que los “países amigos” -Francia, Italia y Catar- les proporcionen helicópteros de ataque y artillería pesada, pero esta eventualidad, que no puede descartarse, no está contemplada en la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Un cambio de calado en la operación militar de la OTAN exige una nueva resolución que Rusia, opuesta al envío de los asesores occidentales a Bengasi, rechaza. Incluso Londres y París han anunciado su negativa a despachar fuerzas terrestres a Libia.
La presencia de los consejeros británicos y franceses, no obstante, suscita interrogantes. ¿Se envían asesores para ayudar a milicianos desarmados a los que, se dice, no se entrenará para luchar? ¿Es un primer paso para alimentar su arsenal? Y ahora que el objetivo declarado de los países occidentales es destronar a Gadafi y que las sanciones pueden surtir efecto solo a largo plazo, ¿es posible derrotar al régimen sin una embestida terrestre en toda regla? ¿Pueden Francia, Reino Unido e Italia y demás contribuyentes permitirse sufragar un esfuerzo militar durante meses? La apuesta solitaria por la zona de exclusión aérea para los aviones de Gadafi se ha revelado insuficiente. Impera la confusión y, como afirmaba el ingeniero Mohamed, largo se fía el desenlace.
Aviones no tripulados:
El presidente de EE.UU., Barack Obama ha autorizado el envío de aviones no tripulados a Libia, según ha anunciado el secretario de Defensa, Robert Gates, que ha subrayado que Estados Unidos no participará con militares en el terreno.
La primera misión estaba prevista para este jueves pero se ha retrasado debido a las malas condiciones meteorológicas, ha dicho Gates en una rueda de prensa junto con el subjefe del Estado Mayor Conjunto, el general James Cartwright.
Cartwright ha indicado que los aviones no tripulados “Predator” están especialmente armados para realizar ataques con mayor precisión contra tropas del dictador libio Muamar el Gadafi y permite reducir “al mínimo” los daños colaterales en zonas urbanas.
Gates ha enfatizado que el presidente Obama “no ha cambiado de posición” y mantiene su postura inicial de no enviar tropas a Libia.
El secretario de Defensa ha subrayado que de todos los aliados EE.UU. es el país con más tropas en Afganistán, Irak y recientemente en Japón, para ayudar tras el terremoto y posterior tsunami que asoló el país, y desde el principio ha mantenido claro los límites de su papel en la misión libia.
Gates ha señalado que el cambio de régimen “fue siempre un objetivo político complicado” y ha apelado al papel de los libios en el proceso para tener éxito.
“Podemos ofrecer alguna cobertura desde el aire pero el trabajo real tendrá que venir de los propios libios”. El cambio “funciona mejor cuando se hace desde el interior”, aunque “eso toma tiempo”.
Sarkozy recibe en el Elíseo al líder rebelde libio:
El presidente francés Nicolas Sarkozy se ha reunido este miércoles en el Elíseo con Mustafa Abdel Jalil, líder del Consejo Nacional Libio, formado por los rebeldes que pretenden derrocar al régimen de Muamar Gadafi.
En el encuentro han hablado de la situación en Libia y de su proceso de transición a la democracia. Jalil se reunió este martes con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi; con el presidente, Giorgio Napolitano; y con el ministro de Asuntos Exteriores, Franco Frattini.
En la rueda de prensa ofrecida después de la reunión con Frattini, el líder de los sublevados aseguró que el gobierno que formen los rebeldes favorecerá las relaciones con Italia, Francia y Qatar, los únicos países que han reconocido al Consejo Nacional Libio hasta el momento.
El primero que lo hizo fue Francia. “Habrá una sólida relación de cooperación y amistad con Italia, Qatar y Francia en primer lugar”, señaló. “Después, estarán todos nuestros demás amigos, Estados Unidos, Reino Unido, que nos han apoyado, pero cada uno en función de cuánto nos haya apoyado”, añadió.
“Los acuerdos económicos futuros se dirigirán especialmente hacia quienes nos han respaldado y han estado a nuestro lado en esta difícil fase”, destacó Jalil, que agregó que su gobierno respetará todos los acuerdos comerciales vigentes alcanzados con socios extranjeros.
Antes del encuentro, el ministro italiano anunció que Roma acogerá el próximo 2 de mayo una conferencia internacional del Grupo de Contacto sobre Libia para debatir sobre la situación de este país y proponer posibles soluciones. La solución que se está planteando la comunidad internacional prevé que Gadafi “se marche”, precisó.
Bombas de racimo:
El uso de bombas de racimo y armamento pesado en Libia es constitutivo de «crimen de guerra» y la ONU someterá los ataques a un «escrutinio intenso» para que sean «investigados por el Tribunal Penal Internacional».
Mientras las fuerzas de Muamar Gadafi siguen imponiéndose sobre el terreno a sangre y fuego, Naciones Unidas trató ayer de poner freno a la barbarie amenazando al dictador con todo el peso de la ley internacional. El régimen disparó entre el jueves y el viernes pasado un número indeterminado de bombas de racimo de fabricación española sobre Misrata. Uno de esos proyectiles estallaba «a pocos metros del hospital» de la ciudad, según constataba un comunicado de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, en el que también se certifica que los morteros y francotiradores del coronel hicieron blanco en dos clínicas.
Las bajas civiles han sido plenamente confirmadas. Aunque, como reconoce Naciones Unidas, el cerco a ese enclave impide llevar una cuenta más o menos exacta de los mismos. Pero la advertencia era clara: «En la legislación internacional, el ataque indiscriminado contra personal médico es un crimen de guerra y contra ciudadanos. Está considerado como una seria violación de los Derechos Humanos».
Por: JUAN MIGUEL MUÑOZ | Bengasi
(ENVIADO ESPECIAL) 22/04/2011
MIKEL AYESTARÁN / BAYDA (LIBIA)