Venezuela tiene 3 semanas santas:
la religiosa, la turística y la chavista
La Semana Santa religiosa recuerda la pasión, la muerte y la resurrección de Jesucristo, en el Triduo Pascual. Y se viste de luto. Comenzó en Israel en los tiempos apostólicos, se instituyó como precepto del mundo cristiano en el Concilio de Arlés, en el año 314; y se ratificó como Pascua de Resurrección en el Concilio de Nicea I, en el año 325. Constituye la Semana Mayor, la más importante del mundo cristiano, y la ocasión más propicia para reafirmar el compromiso y la fe en Jesucristo. Muchos venezolanos cumplen con este precepto al acudir a los actos religiosos que se realizan en los múltiples templos distribuidos por el país. Pero, otros no. Prefieren la semana santa turística.
La semana santa turística de los venezolanos es otra cosa. No es precisamente una semana santa que se utiliza para cumplir con el precepto religioso sino para bajar el estrés, haciendo turismo. Muchos, al contrario, aumentan su estrés al encontrar dificultades por todas partes. Verbigracia: carreteras atiborradas de viajantes, llenas de huecos y de reductores de velocidad, sin avisos de peligro o con alguna señalización improvisada con cauchos viejos o troncos de árbol y bolsas de supermercado. O servicios públicos viales tan asquerosos que obligan a cerrar los ojos, a usar el pañuelo en el momento de la urgencia fisiológica, o a correr a campo abierto, con riesgo del emponzoñamiento ofídico. Y, al llegar, por fin, al destino, encontrar aquella muchedumbre de personas tiradas en la playa, defendiendo a muerte el minúsculo territorio que utilizan para abrasarse al sol como churrasco Santa Bárbara; o en la montaña con el frío y la lluvia que limitan a comer, a beber y a dormir. Después, el estrés del retorno es peor que el viaje de ida. Se sufre con la extensa cola de carros, la piel quemada por el sol, las picaduras de mosquitos y el cansancio físico, psicológico y social. Y, al final, la semana no resulta ser tan santa por la lista roja de accidentes viales y la nota anexa de siempre: este año hubo tantos muertos, menos o más que el año pasado. Y es que las semanas santas en Venezuela se miden por el número de muertos, a pesar del ejército de vigilantes de los temporadistas, estimado en 180 mil personas para el 2011. Parece una guerra.
Por su parte, la semana santa chavista también es rojo-rojita. Comenzó hace 12 años con este gobierno tan perverso. No es una semana para acudir al templo ni para hacer turismo. Son días marcados en rojo para planificar estrategias políticas, generalmente económicas, que aplicará el régimen en ese pueblo que regresa anestesiado, supuestamente, por el estrés viajero, y tolerantes. En el 2010, por ejemplo, decretó como feriados todos los días de la Semana Santa. Hubo importante desabastecimiento del país por impacto negativo en la productividad. Este año utilizará la semana para planificar la estrategia de ratificación como candidato presidencial, el 1 de mayo, y el inicio no oficial de su campaña electoral. Es decir, mientras la gente descansa, el gobierno conjura. Similar a la canción Silencio, de Carlos Gardel, que dice: Silencio en la noche/ ya todo está en calma. / El músculo duerme/ la ambición trabaja.
O sea, oremos juntos: que en esta Semana Santa Dios nos proteja de todo mal, particularmente de las estrategias perversas de este patético gobierno. Amén.
FRANCISCO RIVERO VALERA | EL UNIVERSAL
riverovfrancisco@hotmail.com
viernes 22 de abril de 2011
